La cantante canadiense Lee Aaron (pseudónimo de Karen Lynn Greening) se hizo conocida en la década de los 80’, a raíz del éxito cosechado por la canción Metal Queen, del álbum homónimo. Su figura ha sido clave para entender el empoderamiento femenino dentro de las artes musicales, revelándose siempre ante las controvertidas decisiones que, algunos managers y discográficas, le sugirieron para triunfar. Su mejor arma siempre ha sido su polifacética voz, hecho que ha demostrado en distintos géneros musicales a lo largo de su exitosa carrera, sin necesidad de caer en estereotipos machistas ni de valerse de su imagen para destacar.

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Por todo esto ha sido un enorme placer para nosotros entrevistarla, ya que en Queens of Steel creemos que es necesario remarcar el papel de las protagonistas femeninas dentro de un panorama musical que, tristemente, hoy en día todavía está plagado de comportamientos y actitudes que deberían cambiar. Un artista solo debe ser juzgado exclusivamente por su talento.

Lee Aaron, en la icónica portada de su Metal Queen.

Quisiera aprovechar para agradecerle a mi gran amigo Marc Paradell, por haberme enseñado la música de esta infravalorada artista, así como para ayudarme a conocer algo más acerca de su historia. ¡Sin más dilación, os dejo a continuación con la amistosa charla que tuvimos!

-¡Para empezar me gustaría agradecerte el otorgarnos esta entrevista, Karen! ¿Cómo estás viviendo la situación actual en la que nos encontramos con la pandemia del coronavirus?

Bueno, ya sabéis, teníamos muchos conciertos cerrados para este verano y nos acabamos de enterar de que un concierto que se había pospuesto para septiembre de 2021 ahora se va a posponer hasta septiembre del 2022. Tristemente la pandemia, aunque tenemos las vacunas, parece ir a peor y no a mejor. En Canadá estamos en la tercera ola. Así que ha sido duro no poder tocar en directo, no poder abrazar a gente… No puedo volar para ver a mi familia, y mi padre se está haciendo mayor; el mes que viene cumple 85 años y quiero verlo antes de que muera. Ha sido duro. La única cosa buena creo que es que todos los artistas del mundo están comprando su equipo para tener en casa y se está haciendo mucha música (risas). Así que eso es algo positivo, ¿no?

(risas) Sí, mira el lado positivo.

Mi marido y yo vivimos en una casa bonita aquí, en el sur de la Columbia Británica. Tenemos muchos parques naturales bonitos y las montañas y el sol y mucho verde, así que podemos salir a hacer un sendero cada día. Eso, hacer senderos y la música, es lo que me ha mantenido cuerda durante toda la pandemia; porque puedo hacer ejercicio y crear. Sino creo que me habría vuelto loca (risas).

(risas) Bueno, espero que tu padre mejore. Yendo a la siguiente pregunta; ¿por qué decidiste usar el seudónimo Lee Aaron? ¿Tiene algún significado especial para ti?

Es divertido que lo preguntes. Como sabéis muchos, muchos artistas… Alice Cooper, Tina Turner, David Bowie, Elton John… Todos ellos tenían un seudónimo. Cuando estaba en un grupo cuando era adolescente, con 15 o 16 años, queríamos un nombre y queríamos uno que sonara a nombre propio, como Jethro Tull.

La verdad es que es una historia bastante estúpida (risas). Cogimos un montón de referencias de nuestra cultura de ese momento, que eran Lee Jeans, Aaron Spelling, queera un gran productor de televisión en América, así como muchas otras cosas más. Lanzamos todas las ideas y elegimos un par de nombre que teníamos; Aaron, Lee, entonces empezamos “Lee… ¡Lee Aaron! Es un buen nombre”. Así que llamamos Lee Aaron a nuestra banda. Pero a medida que fueron pasando los años, mi primer manager… Yo tocaba el teclado y el saxofón y solo cantaba el 50% de las canciones, y dijo “no, no no; tienes la pinta, la voz… Te tenemos que llevar al frente, hacerte la persona principal del grupo”. Así que acabé escalando hasta ser la vocalista, la persona principal de la banda, por que la gente pensaba “’¡Esa es Lee Aaron!” La gente seguía llamándome Lee Aaron, entonces al final adopté el nombre –más o menos como Alice Cooper- como propio. Porque es mucho más fácil tener un nombre distinto del que sale en la guía telefónica, ¿sabes?

-Sí, sí, lo sé. ¿Qué edad tenías cuando empezaste a cantar? ¿Qué artistas o bandas consideras que han sido una importante influencia en tu estilo?

Empecé a cantar con 5 años. Hice muchas producciones de teatro musical, así que la idea de que la estética sea parte de lo que haces siempre ha sido algo importante para mí, porque eso viene de mi pasado en el teatro. Así que cuando tenía 15 años entré en una banda. Una banda de Rock. Y empecé a indagar en el Rock ‘n’ Roll.

Pero también está esta historia de un par de años antes… Cuando tenía 13 o 14 años mi padre trabajaba en una universidad en Toronto y la radio de la universidad decidió que iba a deshacerse de todos sus vinilos y que iba a deshacerse de su cartucho de ocho pistas. Ése fue un formato que tuvo una corta existencia (risas). Tenían en la entrada todos esos discos de vinilo que iban a tirar, así que mi padre los trajo a casa. En esa pila de discos encontré a Bowie, Zeppelin, The Who, Heart, The Runaways, Steely Dan, Pink Floyd… Todos esos artistas increíbles… Fleetwood Mac… Diría que, posiblemente, en ese momento de mi vida, mis mayores influencias eran los Fleetwood Mac de Stevie Nicks, las chicas de Heart; Ann y Nancy Wilson. Estaba obsesionada con el disco “Little Queen”. No habría “Metal Queen” si no hubiera escuchado la canción “Barracuda”. Fue el prototipo para esa producción, sin duda. Y las Runaways. Joan Jett y Lita Ford eran influencias cuando tenía esa edad. Más tarde descubrí a Suzi Quatro y fue como “oh, tío, ¡esta tía mola!” (risas).

-(risas) Bueno, tras debutar en 1982 con The Lee Aaron Project conseguiste éxito con el lengedario “Metal Queen”, un álbum con un sonido duro y pesado. ¿Creíste en ese momento que la gente malinterpretó le significado del tema? ¿Fue fácil deshacerte del sello “Metal Queen” para que la gente tuviera en cuenta el resto de tus grabaciones?

Esa es una gran pregunta, por cierto. Gran pregunta.

-Gracias.

¿Podrías volver a repetir la primera parte de la pregunta?

-Sí, es un poco larga.

Sí, esa pregunta tiene dos partes.

-Sí. ¿Crees que la gente malinterpretó en su momento el significado de “Metal Queen”?

Sí. Ya sabéis, los mediados de los 80 eran una época en la que seguía siendo aceptable culturamente objetificar por completo a la mujer. La mayoría de bandas de Rock de hombres en esos tiempos, como Mötley Crüe o Poison, eran tipos que iban por ahí con pelo largo, laca y maquillaje… Muy femenino. Pero luego siempre tenían novias trofeo guapas colgando de sus brazos o limpiando el coche, o lo que sea, en sus vídeos, haciéndolos parecer más masculinos, si es que eso tiene algún sentido. Así que gran parte del programa de los sellos de entonces, si eras una mujer y eras atractiva, como yo y como tantísimas otras mujeres, consistía en venderte como una chica de póster. Pero, desafortunadamente, creo que ese tipo de marketing diluía el significado de la música y diluía el respeto por tu arte. Porque yo siempre he sido compositora. En mi sexto disco, “Some Girls do”, a principios de los 90, la gente seguía llamando a mi manager preguntando “¿quién le compuso el hit a Lee?”, “¡¡lo compuso ella!!” Y para mí fue muy, muy frustrante.

Así que “Metal Queen”… Con el anterior disco había pasado por un marketing muy sexualizado. Me presionó mucho el equipo de mi primer manager con cosas como que me pusiera precinto para juntarme los pechos y que así parecieran más grandes en las fotos. Cosas así de locas. Yo entonces era una adolescente y realmente no entendía el poder de la sexualidad, de mi propia sexualidad, o que eso no estaba realmente bien. Así que “Metal Queen” era una especie de respuesta. Era un “no” y era recuperar mi poder. Soy la persona al cargo. Soy una fuerza digna de respeto, como una “Queen of Steel”, ¿no? Perdón por el juego de palabras. Como todo eso estaba en el paquete, la gente era en plan “ahí está Lee Aaron correteando con un bikini de pieles”. Luego está esa parte del vídeo en la que estoy sentada, que es una alegoría sobre una fuerte heroína que triunfa sobre el mal. Y hay una escena en el vídeo en la que se me prende fuego y la gente, todos los chicos de la censura, algo que estaba sucediendo mucho en América en ese momento… Todos los chicos de la censura se pusieron en plan “¡oh! ¡Eso es violencia contra la mujer! ¡Hay que prohibir ese vídeo!” y yo como “¡No! ¡No hagáis eso!” (risas). Al final el vídeo realmente se prohibió en Australia y en Reino Unido.

Lo bonito es que ahora, en 2021, la gente comenta “guau, es una canción poderosa”. Era un mensaje fuerte de empoderamiento para la mujer, y para la gente en general. Pero han tenido que pasar 30 años para que la gente por fin lo pille. 37 años más tarde.

-A la otra parte de la pregunta me parece que ya has respondido. ¿Crees que te resultó difícil librarte de la etiqueta “Metal Queen” y que así la gente pudiera tener en cuenta el resto de tus grabaciones?

De nuevo, luché mucho e incansablemente. La gente me sigue llamando “la metal queen”. Realmente creo que otras artistas femeninas son más merecedoras de ese título. Posiblemente Doro Pesch. Puede que Lzzy Hale (es genial). Se han mantenido de manera consistente fieles a un sonido puramente Metal. Mi música ha evolucionado mucho con los años, y la verdad es que “Metal Queen” quizás sea la canción más pesada del álbum “Metal Queen”. Mi tipo de música siempre ha sido potente con las guitarras, pero también ha sido siempre tremendamente melódica y muy coral. Ese es mi pasado en el teatro y en coros. Siempre he tenido grandes armonías en todos mis discos también así que, bueno, está bien si la gente me quiere llamar así, sin duda. Para mí es un término de respeto llegados a este punto de mi carrera. De mi vida. Creo que mis verdaderos fans saben que mi sonido ha evolucionado mucho con los años, igual que los Rolling Stones o David Bowie cambiaron un poco su sonido pero cada disco que sacaban seguía sonando a ellos.

-Estoy de acuerdo. Tu disco con más éxito comercial, “Bodyrock”, tiene un claro sonido AOR que ha influenciado a estrellas emergentes como Chez Kane. ¿Cómo recuerdas esa época? ¿Hay alguna banda nueva de este subgénero musical que te guste especialmente?

¿Estás hablando de mi nuevo disco, “Radio On!”? Lo siento, mi perro está ladrando de fondo (risas). ¡¡Cállate!! (se gira hacia él). No te escucho, mi perro está ladrando (risas).

(risas) No pasa nada. Estaba diciendo que tu disco más exitoso a nivel comercial fue “Bodyrock”, que tiene un claro sonido AOR (Adult Oriented Rock) que ha influenciado a estrellas emergentes como Chez Kane. ¿Cómo recuerdas esa época? ¿Hay algún grupo nuevo de este subgénero musical que te guste especialmente?

Bueno, creo que Chez Kane es genial. Me parece un soplo d aire fresco que alguien… Creo que es realmente genial que una nueva generación de artistas abrace ese sonido ochentero. Hay otra artista de Canadá llamada JJ Wilde, no sé si te suena, que es realmente muy buena. Su sonido es como Hard Rock pero también con alma… La verdad es que no sé qué decir sobre “Bodyrock” aparte de que fue un disco muy importante para mí, y especialmente en Canadá. Aquí fue casi triple platino. También gané un premio por la composición y fue como “’¡Sí! ¡Por fin!” Fue genial. Muchas artistas femeninas han dicho que éste y “Metal Queen” influyeron muchísimo en su sonido, y eso es un gran honor para mí.

-En relación con lo que hemos hablado antes, en canciones como “Whatcha Do To My Body”, de este mismo disco, o “Some Girls Do”, de tu siguiente grabación en 1991, denuncias abiertamente la objetificación de la mujer dentro de la industria musical. ¿Crees que la situación hoy en día ha mejorado o seguimos necesitando lograr una igualdad de oportunidades real basada únicamente en el talento?

De nuevo, esa es una gran pregunta, y me encanta que me hagas preguntas inteligentes y buenas. Justo ayer hablé sobre esto con alguien. Lo que creo que pasa es que artistas como yo, Heart, Joan Jett… Todas esas mujeres rockeras de los 80 estábamos como respondiendo al marketing tan sexualizado de la época y al final nos abrimos camino. Fuimos pioneras y rompimos esa barrera, y allanamos el camino a artistas como Shirley Manson de Garbage, Alanis Morissete, Courtney Love y Hole… Aunque salieran solo un par de años después de nosotras, vinieron justo después para hacerlo Grunge. Y básicamente allanó el camino para que una chica cogiera una guitarra, gritara y estuviera cabreada y dijera “¡sí! Estoy recuperando mi poder”. Era una verdadera unión de mujeres ganándose respeto en el campo del Rock.

Pero ahora es como si todo se redujera a la pinta… Es como si hubiera involucionado. Hay gente, sin faltar el respeto, como Nicki Minaj, escribiendo sobre su “cosa”, y Miley Cirus corriendo medio desnuda en plan “podemos hacer lo que queramos y no nos puedes juzgar, porque podemos recuperar nuestra sexualidad”. Pero la realidad es, como madre de una chica de 16 años, que esas no son las mujeres que quiero como referentes para ella. Creo que el foco vuelve a no estar en el arte, sino en llamar la atención. Una cultura que no te permite juzgar o posicionarte contra eso de ninguna manera… Es una cultura en la que tu carrera terminaría si lo hicieras, en la era de las redes sociales. Así que quizás ahora mi carrera esté terminada, no sé (risas). Creo que Nicki Minaj es una gran artista. Creo que tiene talento pero… Venga… ¿Cuál es el mensaje? No vayamos por ahí.

-Bueno, tras la publicación de “Emotional Rain” en 1994 decidiste abrirte a nuevas influencias y grabaste el disco de Rock alternativo “2preciious” junto con miembros de Sons of Freedom. ¿Cuál es la historia tras esa grabación?

La historia tras esa grabación es que había trabajado con la sección rítmica, Don Binns y Don Short, en mi disco “Emotional Rain”. Cuando surgió el Grunge y yo estaba empezando a coger velocidad en mi carrera, seguía teniendo solo 29 años, y del Grunge pensaba que “¡guau! ¡Es una música muy guay! Es algo que quiero abrazar y quiero llevarlo a mi tipo de Rock”. Y contraté a Reevs Gabrels de David Bowie’s Tin Machine y Knox Chandler de los Psychedelic Furs para que también tocaran en el álbum. Pero, desafortunadamente, por la forma en que la industria básicamente se evaporó y que era todo cuestión de percepción, la nueva ola del periodismo y los medios estaban en plan “pero esa es Lee Aaron. Es Heavy Metal. Ella está asociada con el pasado. Esto es el futuro. No queremos eso”. Y yo en plan “vale…”

Así que lo pasé mal intentando seguir con la velocidad que había cogido tras “Emotional Rain” en su momento. Ahora mucha gente me dice que ese fue uno de sus discos preferidos. Por lo que estaba muy frustrada con la industria. Vendí todo lo que tenía. Vendí mi casa… Básicamente todo menos la maleta y la guitarra y conduje hasta la costa oeste. Ahí fue cuando me mudé aquí en 1995, porque los componentes de Sons of Freeedom, con dos de los cuales ya había trabajado, me dijeron “si alguna vez quieres hacer un disco completamente diferente ven a la costa oeste y componlo con nosotros”. Así que me dije “este es el momento en el que voy a hacerlo”. Entonces conduje hasta la costa oeste. Me mudé allí. Trabajamos en este disco, que es el “2preciious” y, hasta el día de hoy, estoy muy orgullosa de este álbum. Es un trabajo muy guay y recibió grandes críticas, simplemente no fue un éxito a nivel comercial. Creo que tuvo que ver con el momento en que salió el disco a nivel cultural, más que con el arte en sí. Pero, ya sabéis, le pasa a cualquier artista, y pasan los años y la gente vuelve y dice “¡oh! ¡Ahora es un gran disco! No lo escuché en su momento”.

A toro pasado la gente lo respeta así que… Sí. Hay ciertos fans que quieren que hagas el mismo disco una y otra vez. La única banda del mundo que tiene todo el éxito haciendo eso es AC/DC (risas). Son fantásticos.

(risas) Sí. Bueno, seguiste con la experimentación en el año 2000 cuando sorprendiste a todo el mundo con el lanzamiento de “Slick Chick”, tu primer disco de Jazz. ¿Fue algo que tenías en mente, ampliar tus horizontes en este género? ¿O más bien te viste empujada debido a tu decepción con la industria musical?

Diría que ambas. Ya sabéis, “2preciious”, de  nuevo, no tuvo mucho éxito a nivel comercial. Las críticas fueron geniales, pero no un éxito comercial… Quiero decir, en 1997 caí en bancarrota porque mi manager y abogado de Toronto decidieron saltar del barco. Mi manager cogió un trabajo como representante de licencias extranjeras para Coach America y un día se presentaron en mi casa y había como, no sé, unos 20 archivadores en mi puerta. Había casi medio millón dólares en material. Mi manager y mi abogado habían conseguido facilitármelo. Ahí tenía dos opciones: podía pasar los siguientes 10 discos de mi vida intentando pagar esa deuda o podía arruinarme y empezar de cero. Así que decidí arruinarme.

Cuando me arruiné estaba fatal, con depresión diagnosticada, pero cuando salí de eso, cuando estaba en esa etapa, estaba volviendo a escuchar Jazz. Escuchaba discos de Nina Simone y Billie Holiday, y mis amigos me decían “deberías cantar eso. Te encanta y lo haces genial”. Y vengo del teatro, donde estaba muy familiarizada con el material y compositores contemporáneos, y con canciones de Blues y Jazz. Empecé a cantar Jazz por salas de la ciudad en 1997, cuando las salas en las que tocaba seguían llenándose y llenándose, y creció y creció. Y entonces empecé a recibir ofertas para festivales de Jazz, y eso culminó en mí haciendo un disco en el 2000. Solo fue un divertimento musical. Lo necesitaba. Mi cabeza en ese momento lo necesitaba.

Entonces hice otro disco con cosas de Jazz en 2004 y giré mucho por Europa y Canadá haciendo festivales de Jazz y similares durante aquella época. Y, básicamente, conseguí un público nuevo. Y, ¿sabéis qué? De alguna extraña manera, eso me hizo ganar mucho respeto por parte de los críticos, especialmente en Canadá, porque la gente estaba como “¡oh, joder! No solo es una “metal queen”, puede cantar cualquier estilo. Y la verdad es que es buena y auténtica”. Y en ese momento también empecé a producir mis propios discos. Produje “Slick Chick”. He producido mis últimos 6 discos. Fue muy bien. Tengo una personalidad en la que siempre estoy intentando evolucionar como artista; en términos de composición, de interpretación, mi manera de cantar… Y también últimamente me he convertido un poco en una fan de la producción. Ahora tengo todo un estudio en casa desde el cual trabajo. Tengo un buen preamp y acabo de comprar un micro nuevo hace un par de semanas, ¡así que yuju! (risas).

(risas). ¿Crees que volverás a grabar algo de Jazz en el futuro?

Nunca digas nunca. Quizás. Ahora mismo estoy componiendo material para otro disco original.  Por el covid, claro. El que grabaré para 2022. Y vuelve a ser un disco de Rock, pero si, ya sabéis… Es interesante, porque tengo una muy buena amiga aquí, donde vivo, que es pianista de Jazz y justo hace un par de días me decía que quería hacer algo. Así que estuvimos hablando sobre la idea de hacer como un pequeño proyecto paralelo de Jazz. Se cuecen muchas cosas. Y creo que toda esa creatividad me hace mejor cantante y mejor intérprete. Y me hace mejor compositora. Creo que poner todo eso sobre la mesa cuando estoy haciendo un disco de Rock me hace una artista más interesante.

-Sí, estoy de acuerdo. Volviste a la escena Rock con “Fire and Gasoline”. ¿Decidiste tomarte un descanso después de la salida de “Beautiful Things” en 2004?

(risas) No, tuve dos niños, así que fue como una interrupción de la vida (risas). Es divertido porque mi marido y yo… Conocí a mi marido en el 2000 y estábamos intentando tener hijos. Lo pasamos mal. Empezamos un poco tarde porque me centré muchísimo en mi carrera. Estábamos pasando un mal momento y finalmente me quedé embarazada en 2004. Y también estaba de gira. Giré para el disco “Beautiful Things” hasta el séptimo mes de embarazo.

Tenía esa idea loca de que tendría ese bebé y entonces me lo llevaría de gira. Seguiría haciendo lo que hacía y el bebé encajaría en mi vida. Que lo llevaría en el bus de la gira, que lo montaría en aviones. Los bebés son adaptables, ¿no? Bueno, pues resulta que los bebés mandan tu vida (risas). Tuvimos un bebé. Mi hija mayor. ¡Y no paraba de gritar! ¡Odiaba la sillita del coche! ¡Cuando la sentaba para ir al súper gritaba! Así que cuando mi hija tenía unos 4 o 5 meses tuve un ataque de nervios. Empecé “¡¡¡aaaaah!!!” (grita). Así que pensé “vale, mi vida está cambiando y en esto no tengo elección”.

Así que tuve que dar un paso atrás de la industria musical. Mi marido y yo nos dijimos “ok, así es cómo va a ser. Tengamos otro bebé ya mismo”. Entonces nació mi hijo, como un año y medio más tarde. Tuvimos dos bebés muy seguidos. Y estuve casi una década sin componer, sin hacer discos, y giré poquísimo. Hice el concierto del Art Festival. Solo porque era mucho dinero. Como le dije a mi agente, “si no es tanto dinero ni me llames” (risas). Porque eso supone tener que buscar una canguro, etc. Así que sí, di un gran paso atrás y he estado muy tranquila.

Ahora me alegro mucho de haberlo hecho, porque me di cuenta de que, al final, ser madre es el trabajo más importante de mi vida. Creo que mis niños son equilibrados y son unos chicos preciosos. Los quiero muchísimo. Y, ya sabéis, cuando son pequeños te chupan toda la energía creativa. Creedme. Cuando fueron lo suficiente mayores dije “¡vale! Así que ya tenéis 8 y 10 años. ¡Pues ahora voy a componer otro disco!” (risas).

-¿Y por qué decidiste volver a la escena Rock después de hacer Jazz?

No había terminado de hacer Rock. Siempre lo tuve claro. Cuando empezamos a escribir para “Fire and Gasoline” en 2015 solo le dije a los chicos de mi banda y a mi propia psique: “no voy a fijar ningún patrón para las ideas, solo voy a escribir lo que me apetezca. Salga Jazz, salga Blues, salga Rock o salga Pop… Solo voy a dejarlo fluir”. Y “Fire and Gasoline” fue el resultado. Es un disco de Rock pero con muchos colores. Sí… Ese fue el resultado. Quiero decir, al final creo que se convirtió en un trabajo de Rock pero tiene muchos toques, te llevan a diferentes lugares pero sigue sonando a Lee Aaron.

-Estoy de acuerdo, sí.

Cuando empezamos a componer un disco después de tener a mis hijos sentí la idea intencionada de componer un disco de Rock con aroma Blues porque siempre he querido versionar dos canciones. Siempre he querido versionar “I’m a Woman”, de Koko Taylor, original de BB King, y siempre he querido versionar “You’re no Good”, de Linda Ronstadt. No es la original, pero de pequeña me encantaba esa versión. Y, definitivamente, tienen un rollo Blues Rock. Eso se convirtió en la plantilla del disco.

-¿Con qué artistas has disfrutado más compartiendo escenario y por qué? Me gustaría que nos contaras alguna anécdota que te haya pasado estando de gira.

¿Una historia divertida estando de gira?

-Sí.

OK… He girado con tanta gente… He compartido escenario con tanta gente… Un par de cosas que me vienen a la mente es cuando en 2006 conseguí por fin dar un concierto con mis ídolos: Heart. Nunca había tocado antes con ellas y pude pasar el rato en el camerino con Ann y Nancy Wilson. Y fue muy bonito, porque creo que hablamos más de maternidad que de otra cosa. Sobre cómo compaginar ser una estrella del rock con tu vida personal. Cuáles son los trucos para hacerlo. Y una de ellas me dijo “¿sabes qué es lo que tienes que hacer? Convertirte en una guerrera de fin de semana”. ¡¡Guerrera de fin de semana!! “Haces las comidas, llevas a tus hijos al fútbol, haces las cenas, los llevas al colegio… Y el fin de semana sales y das uno o dos conciertos, y entonces vuelves a casa y lo haces todo de nuevo”. Dijo que así era cómo lo conciliaba ella. Se convertía en una rockstar los fines de semana. Y quizás dos fines de semana al mes. En realidad eso te da muchos findes al año en los que poder trabajar. Unos 26 fines de semana al año. La verdad es que empecé a hacer eso. A mediados de los 2000 empecé a hacer eso cuando mis hijos eran pequeños. Porque era algo viable.

Otro gran recuerdo para mí… Amo a los chicos de Iron Maiden. En el pasado dimos algún concierto con ellos mientras grababan el “Powerslave” en Nueva York en, no sé, 1984 o 1983. ¿1984? Escucharon que íbamos a dar un gran concierto en L’Amour, en Brooklyn, e insistieron en venir a las sesiones de grabación para vernos tocar, y empezaron en plan “¿por qué no subimos al escenario y tocamos con vosotros?”. Así que sí, Steve Harris y Bruce Dickinson subieron y tocaron con nosotros en el escenario. Y luego estuvimos con ellos un montón de horas. Todo lo que puedo decir es que creo que son de los chicos más majos que he conocido en mi vida en el Hard Rock.

Y otra vez con Mötley Crüe… Te voy a contar tres anécdotas. Tocamos con Mötley Crüe en Québec. Los teloneamos. Estábamos empezando nuestra carrera y ellos ya eran muy famosos. No teníamos dinero. Literalmente no teníamos ni un duro. Así que se presenta mi batería, ¿vale? Mi batería en aquel momento era un chico llamado Randy Infuso, y su kit estaba hecho una mierda; se caía a pedazos, todos los parches… Y Tommy Lee le dijo algo como “macho, tío, necesitas ayuda”. Así que Tommy abrió su funda y dijo “tengo un sponsor de…” ahora no recuerdo el nombre de la marca, pero le dio a mi batería todos los parches nuevos para su kit, le ayudó a afinarlo y a hacer que sonara bien. Así que esa noche acabamos con un muy buen sonido de batería gracias a Tommy Lee. Fue un gesto muy amable y generoso por su parte.

-La verdad es que sí. Bueno, después de haber tenido el placer de escuchar tu próximo disco, “Radio on!”, puedo decir que parece un regreso a tus años dorados. ¿Qué nos puedes contar acerca de sus canciones?

Vaya, ¡gracias! ¿Qué puedo decir acerca de estas canciones? Me gusta pensar que el material, aunque es Rock ‘n’ Roll… Intentamos tocar algunos temas más maduros. Una de las cosas que odio, y de verdad lo siento así, es cuando un artista que ya es más maduro sigue escribiendo sobre intentar ligar con chicas y fiesta (risas). Para mí, como mujer, ya ni me parece apropiado, si es que tiene sentido (risas).

-Tiene sentido, sí (risas).

Me sentiría muy estúpida cantando sobre esas cosas (risas). Así que el contenido es más maduro. Hay una canción muy Zeppelin llamada “Wasted” que empieza… ¿Sabes lo que solían hace Zeppelin…? La inspiración tras la canción fue que les dije a los chicos: “estaría muy bien componer un corte como “Over the Hills and Far away”, que empieza con una bonita acústica y luego se vuelve muy, muy pesado”. Y esa es la canción “Wasted”. Esa fue la idea tras ella. Posiblemente estábamos intentando conseguir se sonido bluesero del Rock ‘n’ Roll de los 70 que no suena como si estuvieras tocando con metrómono, sino que suena a banda real. Viviendo. Respirando. Mirándose los unos a los otros. Así que esa fue una de las ideas tras ella.

El tema “Wasted” va de adicciones en tu familia y de cómo afecta eso a la gente. Musicalmente, en mi banda todo el mundo aporta algo verdaderamente único cuando nos juntamos para componer juntos. Y sucede algo mágico cuando nos juntamos todos y sacamos nuestras mejores ideas. Todos los de mi banda son grandes compositores y arreglistas, así que les dije… Bueno, mi guitarrista es de Toronto y el resto son de la costa oeste y no vivimos en la misma ciudad, en el mismo lugar. Así que conseguir meternos en un local es un reto. Pero volé hasta Toronto para poder rockear en el local de ensayo durante un fin de semana y sacar nuestras mejores ideas de canciones, y así podríamos componer y ver qué pasaba. Durante el fin de semana fuimos como una banda de adolescentes (risas). Fue muy divertido. Estuvimos lanzando ideas…

Pero todo lo que puedo decir es que sucede algo mágico cuando nos metemos juntos en un local. Y así fue cómo sucedió “Radio on!”. No esperábamos componer un disco entero, ¡pero lo hicimos!

-Es como una mezcla de energías.

¡Totalmente, totalmente! Lo has clavado. Básicamente, todo el disco se formó tras ese fin de semana. Casi todas las ideas que puse sobre la mesa, o que pusieron los chicos sobre la mesa… Tenía una idea para una letra, porque estoy siempre apuntando ideas. Tengo un montón de títulos, de estrofas… Son cosas estilo poesía. Sí, básicamente todo, a mi parecer, tenía una idea que le encajaba, así que todas las ideas y todos los estribillos se hicieron ese fin de semana prácticamente, y entonces completé el resto de las letras después de eso. Y… sí, ¡sucedió!

-Creo que es un gran disco.

¡Gracias! Estábamos muy emocionados con él. Súper entusiasmados.

-Bueno, la última pregunta es que el mismo mes en el que va a salir el disco, la vocalista de Crystal Viper, Marta Gabriel, sacará un disco de versiones de cantantes de Metal femeninas. Se titulará “Metal Queens” en honor a tu mítica canción, que también versionará. Me gustaría que recomendaras artistas femeninas actuales que creas merecen más cobertura en los medios.

Oh, chico, aquí me pones en un aprieto. Diría que JJ Wilde. Deberíais buscarla. Es canadiense y creo que es realmente genial. Buah, es la única en la que caigo que no tiene suficiente visibilidad. Como sabéis, una de las cosas que tengo es un gusto musical muy variado, así que no escucho Metal femenino cada día de mi vida, por lo que a veces descubro artistas nuevos. De hecho la artista de la que hablas, que hace las versiones de cantantes de Metal mujeres… Nunca antes había oído hablar de ella (risas). Es una locura, alguien me lo mandó ayer. Me pasó un enlace y dijo que también versionaba “Metal Queen”, y me quedé como “¿¡qué?!”, y luego fue como “’¡guau! ¡Buena versión! ¡Es fantástica!”  Espero que también tenga más exposición.

-Y aparte de la comunidad metalera, ¿puedes recomendar cualquier otra artista femenina?

Bueno, hay una artista con la que estoy obsesionada pero no es nada Metal. Courtney Barnett, ¿te suena?

-No, la verdad.

Es como… Folk? Punk? Es muy inquieta y sus letras son increíbles y ella es realmente genial. Así que sí, diría Courtney Barnett. La amo.

-Vale. Bueno, gracias por tu tiempo. Ha sido un placer poder conocerte mejor y gracias por tus respuestas

Ei, ¡ha estado muy bien hablar contigo! Gracias por contar conmigo.

Pere Guiteras

pere@queensofsteel.com

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