CRÓNICA: Alice Cooper en el Alma Festival de Barcelona

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Es siempre un absoluto placer presenciar en directo a la leyenda del shock rock: Alice Cooper. Por increíble que parezca, ya que siempre asegura una dedicada entrega en su espectáculo, nuestro protagonista ya ha cumplido setenta y seis primaveras y tiene cuerda para rato. Su actuación el pasado 28 de junio fue el plato principal del Alma Festival, que se está celebrando en el Poble Espanyol de Barcelona.

Baja el telón, y Vicent Damon y lxs suyxs salen al escenario con Lock Me Up de su para mí infravalorado Raise Your Fist and Yell, de nuevo otra vez con Nita Strauss entre sus filas, ya que hace unos años esta abandonaría la banda y volvería Kane Roberts, el cual he de decir que hubiera sido un puntazo verlo en Europa, no obstante, siempre es un placer tener a esta guitarrista sobre el escenario. Después de Welcome to the Show, darían un repaso a su trayectoria de los 70 con No More Mr. Nice Guy, I’m Eighteen y Under My Wheels, todos los temas interpretados de forma impecable.



El show continuó con un puntazo de los 80 como Bed of Nails de su mítico Trash, sin desmerecer otro gran título de aquella época como He’s Back (The Man Behind the Mask), entre los cuales caerían Billion Dollar Babies o Be My Lover del Killers, hasta llegar a Hey Stoopid, con solo de batería de Glen Sobel incluido, necesario para un hombre de avanzada edad como Alice Cooper que precisaría hacer un merecido descanso. Cabe recalcar, que no va nada descalzo con lxs músicos que lleva en su banda. También es importante añadir que el sonido del concierto no empezó muy bien pero poco a poco fue mejorando.

Tras el solo en la percusión, Alice aparecía subido en la escalinata de la derecha, para entonar de manera sugerente su ya clásico Welcome to my Nightmare, perteneciente a su homónimo primer elepé en solitario de 1975. Del mismo disco es la más fiestera Cold Ethyl. Después de enviarnos al infierno en Go to Hell, el público entonó encantado todo una power ballad del nivel de Poison. Como es habitual, en la hard rockera Feed my Frankenstein saltó sobre el escenario la criatura imaginada en su día por Mary Shelley.

Empezaban los bises con una jam de The Black Widow, que daba paso a una obra maestra infravalorada del calibre de Ballad of Dwight Fry, de su Love It to Death (1971). Encadenado en el manicomio, Alice terminaba como es habitual guillotinado con fragmentos de su icónica I Love the Dead. Culminaba de manera magistral su actuación con dos canciones muy reinvindicativas: Elected, donde nuestro genio se presentaba como única alternativa política viable, dentro de la confusión mundial actual, además de un himno como School’s Out, donde le gusta intercalar el chorus del clásico de Pink Floyd, Another Brick in the Wall, Part 2.

En definitiva, un show que roza el sobresaliente si no fuera por dos simples motivos: la corta duración de hora y veinte de show y que lxs que ya lo hemos visto anteriormente notamos que suele ser casi siempre un show similar. A pesar de estos pequeños apuntes, hay que tener en cuenta que a sus 76 años está muy muy bien, tampoco tiene nada más que demostrar y es un lujo tenerle todavía en activo en este envidiable estado de forma, así que su continuidad en la música para mi es mucho más digna que otrxs compañerxs de su generación. Y como ocurre con estas bandas y artistas, no sabemos si esta va a ser su última vez, o igual en dos años más de edad volverá porque querrá seguir… Solo sé que el destino es desconocido y hay que aprovechar estas oportunidades mientras se pueda, y más si no se ha podido verlas años atrás.

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