Un telón con dos ojos maquillados y pupilas rojas se posaba frente las miradas de un público expectante. Bullicio cuando empezó a sonar «Nightmare Castle» y, de repente, el telón cayó con las primeras notas de «Feed my Frankenstein». Así fue cómo Alice Cooper (el hombre que le copió el maquillaje a Arthur Brown) nos dio la bienvenida a su pesadilla en Barcelona, ataviado en cuero, camisa blanca, su habitual chistera y su bastón. Porque en Alice Cooper todo es la misma canción: los mismos gestos, la misma ropa, el mismo espectáculo. Pero todo ello son sus hits, y son los hits que a todos nos gustan y por los que vamos a verle.
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