Caulture Shock Tour – Sala Rocksound (11/03/2014)

0

Si VOLTURE y CAULDRON, cada uno por su lado, ya te destrozan, juntos pueden resultar un cóctel explosivo. VOLTURE vienen de Estados Unidos, con un álbum de larga duración en su haber y comandados por el conocido bajista Ryan Waste. CAULDRON tienen más rodaje, el trío canadiense (país que últimamente tan buenos grupos del género ha dado, por no mencionar la enorme cantidad de clásicos) maldito con los baterías ya han lanzado tres compactos bajo su actual nombre (antes GOAT HORN). Ambas bandas tienen algo en común, y no es solo su estilo, ese Heavy Metal que te lleva de vuelta a los 80, sino su energía, esa pasión electrizante. Pues bien, esta combinación de alto voltaje pasaba el pasado 11 por la Ciudad Condal como parte de su «Caulture Shock Tour». Terapia de shock en pleno martes.

Las puertas abrieron más tarde de lo previsto, por lo que los yanquis también subieron al escenario más tarde de lo previsto. En la sala se congregaba buena cantidad de respetable, no solo esperando ver a los canadienses, sino a unos teloneros tan potentes y con tan buen material como el que descargaron hace algunos meses con su primer largo, «On the Edge», y anteriormente con su EP, «Rulebreaker».

Alguna prueba de sonido y con firmeza VOLTURE pisaron al escenario sin palabras, solo con caña, para empezar bajo el título de «Rulebreaker», del mencionado EP. En esta ocasión contaban a las seis cuerdas con Ian Chains (guitarrista de CAULDRON), que hacía doblete. Este no fue el único cambio en la formación, también nos visitaron con otro batería, Carlos, sustituyendo a Barry. Pero esto no afectó en absoluto, siguieron repartiendo cera ya metiéndose en su primer largo, con «On the Edge», que dio paso a la homónima «Volture». El habitual buen sonido de Rocksound volvió a hacer gala de presencia, aunque VOLTURE tuvieron que lidiar con algunos acoples que en todo momento Ian intentó solventar sin demasiado éxito. Pero ni nada de esto les paró, y Jack nos presentó el siguiente tema como uno de motoristas. Así que no podía ser otra: «Ride the Nite». Jack se dejó la garganta mostrando una gran capacidad y potencia vocal, con facilidad para cambiar en cuestión de segundos de registro, y también se dejó las cervicales, sin dejar de haber headbanging, moverse por el escenario e intentar animar a un público que, a pesar de la buena actuación y la tralla que los estadounidenses estaban repartiendo, aún parecía estar algo dormido. Una de las siguientes pistas la presentaron como una dedicada a todas las chicas que había en el concierto, y no fue otra que «Heat Seeker». Ian acompañó perfectamente a un Nick prácticamente sin levantar la vista de su guitarra y oculto por un pelo que nos evocaba el recuerdo de un joven Trey Azagthoth, de riffs atronadores y solos exquisitos, mientras la base rítmica formada por Ryan y Carlos fue muy potente, con un Carlos sin dejar de aporrear los bombos destrozando las baquetas, sin dejar de moverse y sonreír, terminando el concierto completamente empapado. De hecho la intensidad no bajó en ningún instante, ni por parte de los viscerales componentes de la banda ni en cuanto a setlist, dejando caer también cortes como la gran «Heavy Metal Machine». Esta dio paso a la que para mí fue una de las grandes sorpresas de la noche, la versión «Set the Stage Alight», de esa joyaza olvidada de la NWOBHM llamada WEAPON. Un tema que es un auténtico himno, que hace partícipe al público, una lástima que poca gente de la sala pareciera conocer el tema y no causó el efecto que debía o podía causar. Aún así, para mí fue una grata sorpresa escuchar en directo un temazo como ese, y tan bien defendido, y por parte de un grupo tan joven. Por aquel entonces el público ya era algo más abundante y, aunque creo no respondió al combo como debía (fueron enormes), sí se veía más motivado cuando cerraron con la épica «Brethren of the Coast».

 

VOLTURE fueron grandes, repartieron muchísima caña a diestro y siniestro, se comportaron como una banda muy compacta y muy dinámica. No dejaron indiferente y encantaron, pero para el público que no los conociera siempre es algo complicado conocer en directo a un grupo que tiene tanta letra. Sin duda, esa es una de sus peculiaridades.

 

Tras este conciertazo parecía que iba a ser imposible que CAULDRON dieran más caña, pero subieron al escenario (por primera vez en nuestro país desde 2012) con «End of Time» arrasando con todo. Arrasando con todo como pocas bandas lo hacen. Desde el primer instante llenaron el escenario y mostraron todo un despliegue de energía, moviéndose por las tablas con la naturalidad de unos veteranos, así se ganaron al público desde el primer instante, que dese que arrancaran su concierto se agolpaba entre las primeras filas sin dejar de hacer headbanging y de entonar el estribillo pegadizo de ese primer tema. Desde el primer riff sonaron atronadores, y más atronador todavía si cabe sonó «Midnite Hour», con ese potentísimo inicio de ritmo galopante donde el bajo no deja de resonar. Resonó más en vivo si cabe. El público seguía entregado a ese derroche de pasión que desprendía el trío canadiense. En esta ocasión, por fortuna, nada de acoples, sonido perfecto y ni un solo problema técnico, reluciendo así aún más la actuación de los jóvenes. Siguieron con «Restless», otro estribillo pegadizo para terminar de enamorar al respetable, si es que no lo tenía ganado ya.

CAULDRON desprendían buen humor y ganas algo que, sin duda y con total facilidad, se transportó y contagió en la audiencia. Pero si hubo otra cosa que me llamó la atención aparte de lo entregadísimos que se mostraron, en todo momento, conjugados con la enorme intensidad del show (nadie hubiera, a juzgar por su actuación, que Ian ya había dado minutos antes otro señor concierto), fue lo imponente que suena la base rítmica, cómo aporrea Jason su bajo sin dar tregua. CAULDRON son una banda de Heavy Metal de temas largos y con muchos medios tiempo, y una base rítmica tan contundente juega muy en favor de ese elemento característico que tienen. Y en directo se percibió aún más, pero sobretodo ganaron en fuerza. Siguieron destrozándonos sin piedad con «Fight for Day» y «Rapid City», entre bromas y convirtiendo a la Rocksound en una fiesta. Myles fue el único que se atrevió en varios momentos con algún que otro «gracias», mientras también desprendía esas ganas y buen humor, sin dejar de azotar solemnemente su batería. Tampoco faltaron cortes como «Moonlight Desires» o «Burning Fortune» (sí, ese tema de su último disco que parece un guiño al anterior). Y fue este el que dio paso a una de las primeras versiones que se escondían en su set: «Digital Bitch». No la más recurrente del repertorio SABBATH, sin duda, inesperada, pero un buen regalo cargado de ritmo y Rock que todos agradecimos. El público, una vez más, se volcó. Continuaron entre riffs vertiginosos y solos de infarto con «Nitebreaker», se acercaban al final con la potente «All or Nothing». La intensidad, increíblemente, seguía sin bajar, es más: iba en aumento, y el final seguía acercándose cuando dedicaron un tema, también entre más bromas, a todas las chicas: «Miss you to Death», donde incluso Ian se bajó durante un breve momento del escenario para mezclarse con el público.

Se descolgaron entonces sus instrumentos, pero la gente pedía más… Y lo cierto es que, entre aún más bromas, los canadienses se hicieron de rogar. Volvieron a salir, aunque realmente nunca se marcharon del escenario, Jason se sentó tras el kit de batería y Myles se puso al micro para presentar el siguiente tema, una arrolladora versión de «Die Hard», de los británicos VENOM (de hecho en algunas de sus fechas en Reino Unido la interpretaron con el propio Mantas). Jason se volvió a colgar el bajo para descargar con furia esta versión, donde el público en el estribillo alzaba el puño para gritar de forma desmedida «Die Hard!». La gente quería más, y así lo pidió. Dato curioso cuando Jason preguntó: «¿Qué queréis?» y alguien respondió: «Chain up the Nite!» (¿quizá quería escuchar el disco entero?). Fuera como fuere, hicieron caso omiso y con un : «probemos esta», empezaron a sonar las primeras notas de «Take this Torch», de sus compatriotas RAZOR. El público se volvió a volcar, como el grupo y su buena actuación merecía. Y en lo que parecía un eterno éxtasis, llegó el final definitivo con la enormemente pegadiza y casi melosa «Chained up in Chains». Con este temazo y una enorme actuación, CAULDRON se despidieron del público barcelonés dejándolo exhausto pero con la sensación de haber visto un concierto de sobresaliente. Impactante lo atronadores que resultaron, el alto nivel de decibelios. Hay que verlos para saber de qué hablo. Cualquier escenario se les queda pequeño.

 

Si algo me quedó claro tanto con VOLTURE como con CAULDRON es que hay muchos tipos de bandas y de conciertos: están las bandas que tocan por deber o dinero, las bandas que tocan para sí mismas, y las bandas que tocan para el público. Estas dos no son ninguna de ellas, tocan para sí mismas, con pasión y muchas ganas, y de esta forma hacen un concierto para el público. Conciertos para pasarlo bien. Conciertos de alto voltaje, arrolladores, que son un auténtico torbellino de honestidad, de dinámica, de energía… Pero además, en este caso, con temazos, sin encerrarse en un único lanzamiento. y una ejecución que parece ser imposible controlar con tal tralla y dinámica. Si tengo la oportunidad de volver a ver alguno de ellos (merecen dar muchos conciertos, por muchos lugares), no pienso perdérmelo. Destrozan todo a su paso y arrasan por donde quiera que vayan.

 

Tania Giménez

tania@queensofsteel.com


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Highslide for Wordpress Plugin