WATAIN + IN SOLITUDE + DEGIAL – Svandammshallarna (Uppsala, Suecia) 24/08/2013

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Pocos seguidores, no importa su nacionalidad, no sabían de lo especial e irrepetible que iba a ser el lanzamiento del nuevo álbum de WATAIN, «The Wild Hunt», en su ciudad natal, Uppsala, ceremonia que abriría el «The Wild Hunt World Tour», que el próximo mes de octubre les llevará a Estados Unidos. Aquella iba a ser una noche memorable y es que, tal y cómo comentaba su frontman, Erik Danielsson, iba a ser un espectáculo grandioso, ya que de gira no pueden llevar toda la «maquinaria» que pueden usar en su ciudad natal, y en una sala como Svandammshallarna, con capacidad para 5000 mil personas. Es más, el equipo de la banda estuvo toda esa semana trabajando en el escenario. Pero, por si todo esto no fuera poco, si le sumamos los alicientes de que en esta ocasión estarían acompañados por otras dos bandas de su ciudad como son IN SOLITUDE y DEGIAL (mostrando la enorme calidad y la fuerza que tiene la escena Metal en una ciudad tan pequeña como Uppsala), aquella cita se hacía imprescindible, no para los amantes del Metal extremo, sino para los amantes de la música emocional (de hecho pocos días antes del concierto ya se anunciaba que las entradas habían quedado agotadas). Así que no lo dudé ni un segundo e hice que mis vacaciones coincidieran con esa cita ineludible que tenía la noche del 24 de agosto en la tranquila y bella localidad de Uppsala y aproveché para hacer una rápida visita al país escandinavo.

 

A primera hora de la mañana me acerqué a la sala y ya había movimiento de gente, pero los «metalheads» ocupaban ya la ciudad después del mediodía, y a primera hora de la tarde los alrededores de Svandammshallarna eran casi un hervidero. Cerca del centro de la ciudad, junto a un apacible paseo al lado del río, se levanta la sala, junto a un tranquilo parque. Un pulmón lleno de vida junto a un edificio en el que aquella noche parecía habitar la muerte. Así, una hora antes de la apertura de puertas la cola ya era considerable pero, afortunadamente, la puntualidad sueca no es como la española, y exactamente a las 20:00 la gente ya iba entrando en la sala. A esa hora ya se alzaba una especie de altar en las gradas (convertidas aquella noche en «zona VIP»), decorado con candelabros y una bandera de la banda, donde un pianista tocaba un sutil piano acompañando sus notas de grabaciones y siniestras narraciones como algunas palabras de J. Robert Oppenheimer, creando un ambiente sombrío y construyendo la atmósfera apropiada para el concierto. El músico estuvo ahí antes de la actuación de DEGIAL y entre las actuaciones de los grupos. Desafortunadamente, apuesto que la mayoría del público ni tan solo se percató de este detalle que, sin duda, hizo la velada aún más especial, creando el ambiente propicio para la ocasión, para este ritual. También entonces el escenario ya se veía coronado por el símbolo de WATAIN, el tridente.

 

De nuevo con suma puntualidad, a las 21:00 salían sobre el escenario, cubiertos de sangre, los jóvenes DEGIAL. Sin mediar palabra pero con una apuesta firme y una actitud segura, empezaron a descargar sin tregua temas de su único álbum de larga duración, el impecable «Death’s Striking Wings». Con una iluminación oscura y un escenario cubierto de humo, en el que los componentes de la banda eran prácticamente siluetas, lograron acompañar a la perfección de forma visual a su música, recrear su Metal que, en lugar de ser Death Metal es, como ellos dicen «Metal de la muerte». Ahí pudimos comprobarlo, tener una descripción gráfica, con una visión mugrienta y oscura, como su música, ese Metal tan inspirado por el DM yanqui. Comenzaron su breve repertorio con el que personalmente creo es el trallazo de su disco, «Swarming», con esos enormes riffs de guitarra iniciales a los que después se le une una base rítmica demoledora. Siguieron con otro temazo como es el que abre su álbum, «Eye of Burial Tempest», también con un comienzo aplastante. Tampoco olvidaron temas como «Serpent’s Tide», «Chaos Chant» o el que da nombre a su compacto, «Death’s Striking Wings». Con una breve actuación y sin necesidad de palabras, DEGIAL transportaron a la perfección al directo la podredumbre que capturan en estudio, llevando también esa velocidad frenética y brutalidad sin dejar el piñón fijo. Por otro lado, el sonido estuvo de su lado en todo momento (y no dejaría de ser impecable en toda la noche). Una formación joven pero con una actitud profesional de veterana y, por fortuna, el público a primera hora del concierto ya era considerable, así que muchos fueron partícipes de lo prometedora que es esta formación sueca.

 

Mientras iba llegando aún más gente a la sala y el escenario se llenaba de incienso, impregnando de aromas las primeras filas, los heavies IN SOLITUDE iban calentando para salir sobre las tablas. Y lo hicieron cuando el escenario estaba cubierto de humo mientras entonaban las primeras notas de «Demons». Primero aparecieron los músicos y más tarde se unió Pelle, que salió desde el primer momento como en trance, dispuesto a dejarse la piel, la garganta y el alma desde el primer instante. A «Demons» le siguió el que se ha convertido en uno de sus cortes más emblemáticos, «To her Darkness», que el público no pudo dejar de corear. Como de costumbre, la actitud rockera de la banda estuvo ahí en todo momento, mientras una visceral interpretación de Pelle parecía evocar energías desconocidas. Era hipnótico mirarle y escuchar esa particular voz que resuena como un eco dentro de un paisaje sónico lleno de sombras. El público se rindió ante tan impecable actuación, tanto a nivel de sonido como de interpretación, haciendo aún más imponente en directo ese halo tan oscuro que siempre les rodea. También cuidada la iluminación, entre tonos morados y azulados, con pocos cambios,  siempre muy oscura y, cómo no, ingentes dosis de humo que convertía a los hermanos Åhman y compañía en espectros. Dejaron caer cortes como «In the Darkness», la pegadiza «Witche’s Sabbath», con ese estribillo tan coreable, la sólida «The World. The Flesh. The Devil», de la cual los primeros riffs hicieron que nadie dejara de hacer headbanging, o la pasional «We were Never Here». Pocos días antes del concierto habían hecho público el primer single de su nuevo álbum, el propio «Sister», un tema que cosechó críticas muy mezcladas, pero en directo todo el mundo la aceptó realmente bien. Y es que, con bandas tan emocionales, su música se tiene que escuchar en conjunto, como un todo y, sin duda, IN SOLITUDE supieron cómo adentrarnos en su mundo de magia y sombras. Por si todo el conjunto visual y sonoro de su actuación fuera poco, dieron un repaso exquisito a sus dos discos hasta la fecha, sin dejarse ningún himno (aunque quizás alguno esperara escuchar la versión de «Mother of Mercy», de SAMHAIN).

 

DEGIAL dejaron primero el listón muy alto, IN SOLITUDE estuvieron más que a la altura y, sin duda, nos dejaron con ganas de más… Pero el plato fuerte realmente llegaba con WATAIN. El pianista iba cada vez más sumiéndonos en un trance inevitable y del que era difícil escapar. Mientras pudimos ver el escenario de WATAIN, otro tridente coronaba la parte frontal del escenario. Por otro lado, las paredes se veían cubiertas de huesos y calaveras, algunos aún con moho, insectos y telarañas, aportando un ápice de vida a la muerte, quizás simbolizando el lanzamiento de su nuevo disco, «The Wild Hunt», el nacimiento de un nuevo ciclo, la vida que han sido estos 15 años de WATAIN. Al fondo reinaban unas rejas, convirtiendo el escenario en una mazmorra, y los tridentes de fuego coronando el impresionante escenario, donde tampoco faltaba un pequeño altar con velas y cráneos, incluso columnas de rosas secas. En la parte frontal, cruces invertidas con fuego.

Por fin había llegado el momento. Empezaban a sonar los primeros acordes de «Night Vision», la intro de su nuevo trabajo, ya con Pelle, Álvaro, Hakan y Set Teitan sobre el escenario. Al igual que en el disco, «Night Vision» dio paso a «De Profundis», para la cual E. salió al escenario con una entorcha. La iluminación se tiñó de rojo y surgieron cañonazos de fuego. Observar aquello era como estar mirando directamente a las entrañas del infierno. Arrolladora descargaron «De Profundis» sin tregua, seguida de «Storm of the Antichrist» y «Rabid Death’s Curse», con un E. sin dejar de escupir veneno y sangre, literalmente. El público allí congregado se unió a su ritual con total facilidad y es que, de nuevo, y cómo lo consiguen en disco, WATAIN te hacen perder la noción de todo, te sumergen en su mundo, en su magia, te hacen partícipe de su ceremonia. Con las emociones a flor de piel y con un sonido potente, oscuro y perfecto siguieron con «Puzzles ov Flesh» y la imprescindible «Malfeitor». Dejaron caer otro par de cortes nuevos, que la gente ya se sabía de memoria, ya que el público no dejó de cantar ni uno de sus temas en ningún momento. Los lobos no se olvidaron de himnos como «Sworn to the Dark», que hizo volverse loca a la audiencia mientras el fuego no cesaba y los tridentes y cruces seguían ardiendo. Impecables sonaron también cortes tales como «Wolves Curse» o «Stellarvore», mientras que fue un placer escuchar canciones más antiguas como «On Horns Impaled». El final fue apoteósico con «The Serpent’s Chalice», y os aseguro que el público bebió gustoso de su sangriento cáliz. Dos horas de un ritual en el que solo importan las emociones, que te llevan a un mundo paralelo. Dos horas en las que la banda parecía estar en un trance espiritual, en un estado de transformación permanente.

La actuación, puramente musical, fue increíble, pero todo lo que rodea ese aspecto, es sencillamente impresionante. Como las otras dos bandas anteriores, cada detalle está ahí por un motivo, tiene un propósito y un significado, y tened por seguro que cada una de ellas nos absorbió por completo y nos hizo caer hechizados bajo su embrujo, nos transportó a su propio mundo del que fue difícil regresar. Es increíble, Uppsala es una ciudad pequeña, acogedora, tranquila, de pocos habitantes, y guarda auténticas joyas dentro de la música Metal, especialmente en el ámbito extremo, y aquella noche tuvimos a tres de los mejores exponentes. Suena a tópico, pero verdaderamente no hay palabras para describir esta noche. Cuando las emociones guían es difícil encontrar los adjetivos adecuados. De un concierto así solo puedes meterte de lleno y olvidarte del mundo, y ahí es cuando deja de ser un vano concierto y se convierte en una experiencia, un viaje, un ejercicio de introspección.

 

En ocasiones así, como este 24 de agosto de 2013 inolvidable para todos los que estuvimos allí, es cuando realmente ves, no solo por qué una banda tiene la fama que tiene, sino por qué harán historia, y por qué no es absurdo ni demasiado osado decir que WATAIN es una de las mejores bandas de las dos últimas décadas dentro del Black Metal. La caza no ha hecho más que comenzar, y el fuego seguirá propagándose como una plaga.

 

 

 

 

Tania Giménez

tania@queensofsteel.com

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