La crónica que hoy nos trae entre manos es la de un virtuoso de las seis cuerdas, pero no un guitar hero al huso como pueda ser Malmsteen o algún otro personaje que será mejor no mencionar.

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Ritchie Kotzen – Rock Star Live 08/11/2009

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La crónica que hoy nos trae entre manos es la de un virtuoso de las seis cuerdas, pero no un guitar hero al huso como pueda ser Malmsteen o algún otro personaje que será mejor no mencionar.

La crónica que hoy nos trae entre manos es la de un virtuoso de las seis cuerdas, pero no un guitar hero al huso como pueda ser Malmsteen o algún otro personaje que será mejor no mencionar.

En este caso, no es ni más ni menos que Ritchie Kotzen el. Hombre polifacético donde los haya, que tanto puede gustar por sus dotes con el mástil como con las otras cuerdas,  las vocales, tanto como con las composiciones, además de ser un multiinstrumentista.

Kotzen nació el 3 de Febrero de 1970 en Pensylvania (EEUU). Ya a la corta edad de 5 años comenzó a tocar el piano, siendo un par de  años después fue cuando comenzó a tocar la guitarra eléctrica.

Cuando era muy joven entro a formar parte de Poison. A la edad de 21 años ya co-escribía canciones del Native Tongue haya por el lejano año 1993, pero muy pronto también salió del combo.

Durante unos cuantos años continuó con su carrera en solitario sacando discos como: Mother Head’s Family Reunion (1994), The Inner Galactic Fusion Experience (1995), Wave Of Emotion (1996), Something to say  (1997), What is (1998)… hasta que en 1999 Kotzen sustituyo al archiconocido y fastuoso guitarrista Paul Gilbert en Mr.Big.

Con Mr.Big grabó: Get Over It (1999), Deep Cuts (2000),  Actual Size (2002) manteniendo las cotas de popularidad obtenidas con el anterior guitarrista. Con Get Over It llegó a vender 175.000 en los primeros quince días posteriores al lanzamiento del disco en Japón.

Dejó la banda en el 2002 y se zambulló en su carrera personal, editando desde entonces once discos (entre directo y estudio).

En el 2002 fundó su propio estudio de grabación y casa discográfica en Los Ángeles. Más recientemente (en 2006) ha llegado a ser telonero en varios conciertos de los Rolling Stones durante su gira Bigger Band.

El sonido de Kotzen podría definirse a caballo entre el hard rock y el blues más tradicional, dando a veces pinceladas de otros más nuevos como bien podría ser el Funk.

En muchos lances del concierto, me venían a la mente las diferentes veces que he podido degustar en directo a Eric Sardinas, salvando las diferencias entre ambos guitar heroes y destacando claro está la increíble labor vocal de Ritchie.

Así es amigos, Kotzen a parte de ser un inconmensurable guitarrista, es un cantante como la copa de un pino, muy acorde para el estilo que toca.

Adentrémonos entonces en el recital que este mago de las seis cuerdas nos brindó en la Rock Star Live.

A eso de las 20.10 llegábamos al recinto, con el concierto de los teloneros Versus ya empezado. Poco o mucho puedo deciros del combo, salvo que era un cuarteto compuesto por batería (zurdo lo cual me llamo mucho la atención), guitarra, bajo y cantante femenina en este caso.

Hicieron gala de un hard rock a la antigua usanza, e incluso se permitieron el lujo de realizar una versión del mítico tema de los  Buggles, Video Killed the radio Star. En una palabra: entretenido.

Tras ingerir unas fresquitas cervezas (para amenizar la espera del americano) saltaba el guitarrista flanqueado por batería y bajista, típico combo de blues.

Durante toda la velada Kotzen fue intercalando temas antiguos de su vasta y extensa discografía así como cortes más o menos nuevos, algún track de su época de Mr. Big e incluso un par de espectaculares covers.

Pudimos gozar con temazos como Peace Sign, Foolead Again, Faith y Shapes of the Things. Donde se vio muy bien acompañado con dos músicos exquisitos,
a su altura, pero no muy conocidos.

Tanto bajista como batería tomaron mayor protagonismo en posteriores lances del show. Cabe señalar especialmente el trabajo del batería, muy bueno (y muy majo chico).

Después intercaló un cover de Eric Clapton que hizo las delicias del respetable…

Para entonces todo el mundo se había rendido a los pies del guitarrista estadounidense, admirando su maestría al rasgar las cuerdas, y endulzándose con una voz que parece nacida para el blues y hard rock. Unas de las pocas cosas que se le puede achacar es lo frío que estuvo durante casi todo el concierto, parco en palabras y gestos, apenas animaba al público, incluso podría decirse que parecía un funcionario de la música (dado que estaba metido totalmente en su papel y para él).

Pero daba igual, el respetable ya estaba entregado coreando y aplaudiendo por doquier. Así mismo, fue  imposible achacarle nada a la  profesionalidad del cantante, intachable.

En cuanto al sonido de la sala podríamos decir que era bueno sin llegar a ser excesivo, perfecto para escuchar el concierto.

Luego la cosa se relajó un poco con temas más lentos como Everything Good o el conocido Shine de su época en Mr.Big. Pudo ser uno de los momentos álgidos del show,  ya que el público coreaba contento la canción.

Llegado este momento del festejo yo ya había hecho mis elucubraciones, había realizado mil y una comparaciones y había intentando sacar las típicas semejanzas con sonidos de otras bandas. De esa forma repetidas veces llegaba a mi mente la figura de David Coverdale a lomos de Whitesnake, o incluso de su paso por Deep Purple con aquellos inconmensurables Burn y Stormbringer.

Poco después llego el tiempo para los bises, donde Ritchie pareció haber recargado pilas y salio con un aire diferente, menos altivo y mucho más entregado a la masa.
De esa forma desgranó un precioso Remember y Piying Dues. Para firmar el envite nos deleitó con una versión de Dylan llamada All Along The Watchtower dejando a más de uno boquiabierto.

En líneas generales podríamos decir que Kotzen salió a cumplir en todo momento. No intento acercarse al público, al cual tenía totalmente entregado.

En los bises fue cuando se desató y demostró ser una fiera sobre el escenario.
Mientras nos maravilló con sus dotes para las seis cuerdas, con una voz de amplios matices, que borda todos los aspectos del blues y el hard rock.

Todo el mundo quedo satisfecho con el espectáculo que se le brindó, tres músicos enormes sobre el escenario mostrando toda su maestría.

La única pega, que el hombre que daba nombre al recital, no se enterase que hay que mostrar mayor complicidad con aquel que ha pagado su entrada.

 

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