Fiesta, sexo y coches son todo un tópico en el Hard Rock, especialmente en sus vídeos. Coches lujosos e incluso más grandes que la delantera, o el pelo cardado, de las despampanantes rubias que suelen aparecer en sus vídeos. Todo un tópico que también se traslada a sus canciones.

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Los motores del Hard Rock

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Fiesta, sexo y coches son todo un tópico en el Hard Rock, especialmente en sus vídeos. Coches lujosos e incluso más grandes que la delantera, o el pelo cardado, de las despampanantes rubias que suelen aparecer en sus vídeos. Todo un tópico que también se traslada a sus canciones.

Fiesta, sexo y coches son todo un tópico en el Hard Rock, especialmente en sus vídeos. Coches lujosos e incluso más grandes que la delantera, o el pelo cardado, de las despampanantes rubias que suelen aparecer en sus vídeos. Todo un tópico que también se traslada a sus canciones.

Tal vez uno de los temas más significativos sobre automóviles sea la declaración de amor de Queen hacia su coche con «I’m in Love with my Car». Un tema tan absurdo como querido. Una canción de mención obligatoria aunque la raíz de mezclar motor y Rock venga con el Rock ‘N’ Roll de los 50, de la mano del mismísimo Elvis y del Rockabilly y, como es lógico, de su evolución, el Psychobilly. Un recurso que ya ha utilizado gente como Brian Setzer, de los Stray Cats y un género en el que se le da especial importancia, por supuesto, al coche más cincuentero, el Cadillac.

Muchos son los grupos de Psychobilly que han dedicado, en alguna ocasión, palabras a los Cadillac sobretodo pero, los barceloneses Loquillo y los Trogloditas, nos demostraron que esas odas al motor no es cosa sólo de extrangeros. Nos demostraron que una banda española podía hacerlo igual de bien. Y lo hicieron en los 80 en su nostálgico «Cadillac Solitario» aparcado en la ladera del Tibidabo un poco más vacío que de costumbre.

Aunque hoy hablamos de Hard Rock y, evidentemente, ni el Rockabilly ni Queen, por mucho que algunos se empeñen, entran en esta categoría. Y, lo siento, tampoco hay sitio para el megahit de David Hasselhoff, «Jump in my Car».

Uno de los ejemplos más claros de rubias y coches es el del grupo de AOR Autograph, quiénes repetían que las mujeres rubias tenían que ir en coches negros con «Blondes in Black Cars» y también lo demostraban en su vídeo. Rubias con mucha laca y maquillaje a toda velocidad por una carretera desierta (según ellos, «boulevard») en descapotables de color negro.

En el tema «coches» van incluídos los míticos asientos traseros que, seguramente, si hablaran sólo sabrían emitir gemidos. Cómo no podía ser menos, también les han dedicado más de un título, como lo hizo el grupo con cantante femenina Romeo’s Daughter en su álbum debut con el tema «Heaven in the Backseat». Con semejante título, ¿creéis que es necesario añadir algo más?

Pero esta no es la única canción de este tipo, Jetboy nos hablaron del sexo en coches con un título que no podía ser más claro, «Car Sex». Circus of Power hicieron lo suyo pidiendo, en 1988, que su chica les hiciera de todo en el coche bajo el nombre de «Backseat Mama». A esto de mezclar motor y sexo también se apuntaron los macarras de Zodiac Mindwarp con «Backseat Education», dónde metaforizaban y comparaban partes del coche con su cuerpo para, en definitiva, decirle a una chica que se la querían «llevar al huerto», éso sí, quizás de una forma un tanto sutil, con la generosidad de querer compartir su experiencia con una joven alumna. Algo así como unas clases privadas de «mecánica».

Los asientos traseros siempre han servido para lo que han servido, y así lo acabaron también demostrando Krokus en «Backseat Rock ‘N’ Roll». En este tema nos cuentan cómo le dan «Rock ‘N’ Roll» a su chica en un Cadillac y también nos descubren… ¿un posible exhibicionismo? En un trozo en el que explican que hay gente mirando a través de la ventana pero no les importa. Visto lo visto, será cierto que a la mayoría de gente le da morbo montárselo en sitios públicos.

A pesar de todos estos títulos, seguramente los más claros de todos y que mejor resumen el tema sean «Cars and Vaginas», del siempre polémico y desvergonzado Ginger, o «Fast Cars and Porno Stars», de los jóvenes The Erotics, y lo cierto es que tampoco se me ocurre ninguno mejor para terminar esta mezcla de coches y sexo.

Pero, aunque estemos hablando de Hard Rock, no todo se resume en sexo, y así nos lo demostraton City Boy con la surreal historia del solitario Dan que se comió su coche. El tema en cuestión no podía tener un nombre más claro, «The Man who Ate his Car».

Por supuesto, el gran Alice Cooper no se quedó atrás y confesó su «adicción» por los coches, no importa si Chevy o Ford y, en ese tema en concreto, también nos confesaba que iba a robar ese coche. Él mismo lo repetía a lo largo de todo el corte, «I’m Gonna Steal that Car», y así lo recogió también en su recopilatorio «Dirty Diamonds».

Otros que han recurrido diversas veces a este tópico han sido los fineses de Michael Monroe, Hanoi Rocks. Una vez con uno de los títulos más usados dentro del tema que hoy abarco por los músicos de Hard Rock, «Fast Car» y, también, con su mítico «Taxi Driver», con el que le dicen a la chica en cuestión que la llevarán dónde ella quiera.

Hardline no podían ser menos y en su «Double Eclipse» se propusieron seducir a una mujer con «Rythmn of a Red Car», comparando sus curvas con la carretera y su ritmo con el de un coche rojo.

Miles son los temas con la palabra «car» en su título. Miles las canciones de velocidad, seducción… y es que, cómo bien dijeron Blue Tears, todo lo que buen hard rockero que se precie quiere, se puede resumir en «Loud Guitars, Fast Cars & Wild Wild Women».

 

Tania G.

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