CRÍTICA: HANDS OF ORLAC – Hebetudo Mentis
Las bandas italianas siempre han tenido una relación estrecha con el ocultismo y el terror: desde la psicodelia de Jacula, pasando por el heavy de Death SS, el black/thrash de Bulldozer, el doom de Black Hole y Paul Chain o el black de Mortuary Drape. Al fin y al cabo, se trata del país donde se originó el giallo, subgénero de la literatura y cine de terror que influenció al slasher americano, con directores totémicos como Mario Bava, Dario Argento o Lucio Fulci. Los transalpinos Hands of Orlac (llamados así en honor a la película muda de terror de 1924 de Robert Weine) fueron fundados en 2009 en Roma, con la idea de practicar un doom de claros elementos lisérgicos, si bien desde hace años se trasladaron a Suecia. Aunque varios miembros han pasado por sus filas, actualmente la formación se encuentra integrada por los fundadores Ginevra “The Sorceress” como vocalista y flautista, así como Filippo “The Templar” en el bajo y teclados, a los que desde 2018 se les unió Emil Jansson en la guitarra.
Debutaron en 2011 con su elepé homónimo, al cual le siguió tres años más tarde su Figli del Crepuscolo. Casi diez años más tarde, de la mano de Terror from Hell Records, nos ofrecen este interesante Hebetudo Mentis, del cual os hablaré gustosamente a continuación.
De manera fantasmagórica inicia To the Night a Bride, cuya velocidad aumenta hacia un siniestro cabalgar antes de que entre la cautivadora voz de Ginevra. Después del solo de guitarra, la canción adquiere una tonalidad más propia del doom. Three Eyes empieza con la percusión marcando el camino a seguir por el riff principal. Termina con una apocalíptica exhibición a las seis cuerdas. Il Velo Ensanguinato es introducida de manera hipnótica por la flauta de “The Sorceress”, como si nos quisiera sumir en un trance. El hecho de cantarla en su italiano natal contribuye a la tenebrosa atmosfera. Tenéis que visualizar cómo interpretan este tema en directo, donde su vocalista apenas pestañea, como si su mirada pretendiera llevarnos en un viaje por las historias de terror añejo de las productoras Hammer y Universal.
La breve instrumental homónima se caracteriza por una guitarra distorsionada, a la que se le une más tarde un misterioso teclado. Sirve como antesala para Malenka, donde es interesante disfrutar del contraste vocal de Ginevra, quien es capaz de sonar aquí tanto hechizante como malévola. Se aprecian las influencias del rock progresivo italiano, en particular con ese cambio de ritmo después del solo guitarrero, donde bajan las revoluciones hasta terminar en un fade out. Muy psicodélica se presenta Frosbite, cuyo gélido sonido recuerda al de una implacable ventisca en el K2 del Himalaya. Hacia el ecuador de la canción, la voz queda solo acompañada brevemente por la percusión y el bajo, para dejar paso de nuevo a la flauta.
Como una especie de marcha fúnebre inicia la batería y la guitarra de la última composición de este discazo: la extensa Ex Officio Domini (The Executioner of Rome). El teclado de Filippo, omnipresente durante toda la grabación, dispone de mucho espacio para lucirse también en esta epopeya sombría (hacia la mitad del tema paran momentáneamente el resto de instrumentos), junto a la guitarra de Emil y la flauta de Ginevra. Tras un enorme solo de guitarra, deciden poner el cierre de manera acústica.
Esta grabación hará las delicias de los seguidores acérrimos del doom con tintes psicodélicos. Mención especial a la herética portada. Mi valoración sería mayor si hubieran pulido la duración de sus composiciones. Soy el primero que disfruta de clásicos como Nine Feet Underground de Caravan o Song of Scheherazade de Renaissance, para citar un par de ejemplos del progresivo, pero es necesaria una mayor variedad, si se pretende mantener enganchado al oyente.
Por otra parte, si os apetece un doom italiano más al estilo de Pentagram, os recomiendo encarecidamente que leáis la magnífica reseña que hizo mi compañera Jacqueline, acerca del segundo disco de Bottomless.
Terror from Hell Records (2023)
Puntuación: 8/10