ETERNAL TEARS OF SORROW – Children of the Dark Waters

Parece que, en comparación del ritmo habitual que llevaba la banda, les ha costado sacar este último trabajo, y es que han pasado desde su anterior disco 3 años, algo que quizá haya provocado los últimos cambios en la formación de los fineses. Pero, sin duda, aunque o hayan pasado 5 años como la vez anterior, la espera ha merecido la pena.

Eternal Tears of  Sorrow son otro grupo con una carrera difícil de catalogar, pasando por etapas más Thrash, más góticas… hasta convertirse en un grupo de Death melódico sinfónico, por decirlo de alguna forma. Nunca han estado, en cuanto a fama, a la altura de archiconocidas bandas compatriotas como Nightwish o Children of Bodom, tampoco en lo musical (creo que no es necesario repetir lo difícil que se hace resumir su estilo con una sola palabra) pero con una carrera musical que nada tiene que envidiarles, un estilo único y ni un disco malo.

Este sexto “Children of the Dark Waters” es, simplemente, un discazo. Un discazo del que sentó las bases su anterior “Befote the Bleeding Sun”. Por ejemplo, han incluído en el grupo de forma permanentemente las voces limpias. Un plástico, en líneas generales, similar a su predecesor pero que consigue lo que ese no consiguió; captar atención y, aunque no se tratara en absoluto de un mal trabajo, pero que dejó en el mismo lugar a la banda, pasando bastante desapercibido, con “Children of the Dark Waters” nos encontramos con uno de los mejores discos del grupo en muchísimos años.

Como siempre, la orquestación es uno de los factores más importantes del grupo la cual se le da incluso más importancia en este CD, sin olvidar su habitual complejidad pero que no quita que haya temas pegadizos y, en esta ocasión, especialmente fáciles de escuchar y diversos. Tampoco puedo dejar de mencionar los solos de guitarra tan característicos y bastante técnicos en ocasiones, más acorde con los teclados que sobrecargan su música; las atmósferas más crudas que nunca. No digo lo de sobrecargar como algo despectivo ya que eso es, precisamente, una de las cosas que hacen al grupo ser ellos mismos, y es que tienen unos teclados demasiado ricos como para no experimentar con ellos, creando atmósferas según el concepto de los temas y su habitual sonido tan sinfónico que hace a su música sonar tan poderosa, imperiosa… tan especialmente majestuosa en esta ocasión.

Uno de los últimos miembros, Jarmo Kylmänen ya colaboró con ellos en 2005 pero ahora está de forma permanente en el grupo y se encarga, acompañando a Altti, de las voces limpias. Si el hecho de haber dos componentes encargados de lo vocal ya da suficiente variedad, Jarmo además tiene un registro muy variado. En “Diary of Demonio Dreams” podría perfectamente encajar su voz en una banda de Power Metal y en la balada “Sea of Whispers” realmente muestra una voz muy grave. En este aspecto también ha colaborado Miriam Renvang (Ram-Zet, que también apareció en su previo CD) y Heidi Parviainen a los coros. Si toda su música está especialmente cuidada en todos los aspectos, estos coros la hacen sonar todavía mejor. Nada que encaje más con su gran sinfonía y sus características teclas.

Si hablamos de lo bien qué cuidan su sonido, no podemos pasar inadvertida la producción, ya que siempre es y ha sido uno de los puntos más fuertes del grupo. Una producción muy clara y trabajada, en esta ocasión se nota que extremadamente, también, mimada, como todo en este disco.

Pocas veces he encontrado un trabajo que encaje todo tan bien, incluso con la portada, ni que todos los instrumentos y voces tengan tanto protagonismo. Y pocas veces había visto a unos ETOS tan increíbles.

Uno de los pocos que podrías escuchar 10 veces seguidas sin ir seleccionando canciones. Estoy segura de que “Children of the Dark Water” se trata de su mejor disco. El álbum que ellos siempre han querido hacer y que sus fans siempre han querido escuchar.

Si su próximo disco va a ser la mitad de bueno que éste, espero no tener que esperar otros 3 años.

Massacre Records (2009)

Puntuación: 9,5/10

Tania Giménez