CRÍTICA: PRIMAL FEAR – Code Red
“Code Red” es el decimocuarto álbum de los alemanes Primal Fear. A estas alturas, tras 26 años de carrera, podría suponerse que ya no tienen nada que demostrar; sin embargo, la banda comandada por Mat Sinner y Ralf Scheepers se ha empecinado en sostener la vara alta, logrando un disco con momentos de elevado vuelo y poder, emulando al águila que ilustra sus portadas.
Una placa que, a juzgar por los charts europeos, viene resultando un éxito en sus primeros días a la venta: ingresó en el puesto N°6 en Alemania (la mejor ubicación que ha alcanzado un disco de Primal Fear en su propio país), mientras que alcanzó la misma posición en Suiza, décima posición en la categoría “álbumes físicos” en Finlandia y undécima en Suecia; en tanto, en el Reino Unido trepó al puesto N°29. Del otro lado del océano no le ha ido tan mal, alcanzando el puesto N°63 en los Estados Unidos en la categoría “álbumes actuales”. Digan lo que digan, los números hablan por sí solos: el heavy metal sigue vendiendo bien y hay mucha gente demandando y dispuesta a pagar por esta música, más si se trata de un producto de calidad.
Ahora bien, dicho todo esto, ¿vamos a escuchar de qué va “Code Red”? Síganme… y suban el volumen!
Another Hero abre el fuego con un riff tradicional, que contagia y da paso a un alarido de Ralf Scheepers. Ya lograron ponernos en clima. Podemos percibir algo de Judas Priest combinado con elementos característicos del power metal alemán (Gamma Ray, Helloween, Rage, etc.); o sea, el sonido que hizo propio Primal Fear desde hace años. Los solos de guitarra son correctos y bien ejecutados, desplegados por los tres violeros a bordo: Tom Naumann, Magnus Karlsson y Alex Beyrodt.
En segundo orden, Bring That Noise se expande a puro riff, generando una atmósfera dinámica. Los coros en el estribillo aportan lo que pide la canción, que posee gancho, melodías asimilables y unos solos de guitarra que logran dejar al oyente con ganas de más.
Por su parte, Deep in the Night inicia con una base contundente y machacantes riffs, mostrando aquí la agrupación una mayor dureza, con la impronta de Accept en sus venas. Un medio tiempo en el que Scheepers empieza a cantar casi susurrando, narrándonos una historia, para luego desplegar todo su caudal vocal; un recurso muy utilizado por Bruce Dickinson en Iron Maiden.
Cancel Culture es, junto a los tracks 1 y 3, uno de los cortes de difusión, para el cual se ha realizado un videoclip. Tras una grandilocuente introducción, lo que sigue es speed/power de gran envergadura, con un estribillo cargado de épica. Lo que habitualmente se menciona como la “cultura de la cancelación”, cuestión muy recurrente en el mundo actual, no ha sido abordada por muchos artistas de manera decidida y directa; Primal Fear se aproxima al fenómeno con lucidez, madurez y un espíritu crítico que es bienvenido en tiempos donde los absolutismos y la experiencia del vaciamiento intelectual parecen estar en alza.
Un soplo de frescura resulta Play a Song, una pieza de heavy metal con un toque de hard rock que destila energía y calidez. Se trata de un tema optimista, cuya letra habla de la experiencia de estar en una banda, de tocar música y del poder que la misma tiene para mejorar los estados de ánimo de quien la escucha. La canción posee breves solos de guitarra, dotados de brillo y buen gusto, al igual que los melódicos arreglos.
A mitad del viaje nos topamos con The World Is on Fire; tras una introducción poderosa, con carga épica y dramática, tiene lugar un enérgico riff que, junto a una sólida base y melodiosas guitarras, permiten el lucimiento de Scheepers cuando éste enfrenta el micrófono. Un estribillo dotado de potentes coros hace pensar este tema como un punto alto en los conciertos. Con solos de guitarra de buen nivel, esta es otra composición que se balancea entre el power metal clásico y el Judas Priest de la etapa “Painkiller”.
Their Gods Have Failed comienza con una intro sinfónico/acústica de tintes épicos, a la que luego se acopla toda la banda. Al momento en que empieza a cantar Ralf Scheepers, vuelven los aires de balada, para luego ir creciendo en poder, hasta llegar a un estribillo con grandes coros. Tal vez la influencia de grupos como Therion o Avantasia tenga lugar aquí -de hecho, Scheepers es uno de los vocalistas en vivo del proyecto de Tobias Sammet-, aunque procesada por el estilo de Primal Fear. Los solos de guitarra acompañan la grandeza de la canción con sabiduría y sin excesos. Uno de los momentos más pomposos del álbum, pero también uno de los pasajes más disfrutables.
Entrando en la recta final del disco, Steelmelter se presenta como un corte heavy/power riffero y cargado de adrenalina, en la línea que Primal Fear ya supo entregarnos a principios de la década de 2.000; me refiero a himnos como “Nuclear Fire” y “Armageddon”, que representaban una nueva esperanza para el heavy metal en tiempos aciagos. Efectividad y metalicidad en el lugar correcto del álbum. Otro tema que puede funcionar muy bien en directo.
Raged by Pain es otro cañonazo, directo y con guitarras a puro riff, con un Scheepers desatado. Una vez más, el fantasma de Judas Priest sobrevuela la canción, y nuevamente Primal Fear lo abraza y lo hace propio. Los solos de guitarra son más vertiginosos, pero jamás pierden la melodía.
La balada de rigor es Forever, una pieza emotiva dotada de teclados y arreglos orquestales. La aparente calma del principio desemboca en un estribillo con coros llenos de sentimiento. La banda muestra aquí otra faceta que le sienta muy bien.
Fearless cierra la placa con intensidad, en plan machacante y melódico a la vez, con un estribillo ganchero y Ralf Scheepers cantando duro y con matices. Redondean así un álbum que vuelve a posicionar a Primal Fear en la palestra metálica.
El código rojo ha sido activado. Ahora depende de nosotros seguir la señal o dejarla pasar.
Advertencia: “Code Red” es un álbum que mejora con cada escucha. Denle tiempo y déjenlo madurar en su inconsciente, es que no tiene sentido alguno consumir buena música a las apuradas.
Atomic Fire Records (2023)
Puntuación: 8/10
