CRÍTICA: SACRED OUTCRY – Towers Of Gold

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La escena helénica siempre ha tenido un enorme cariño hacia el metal épico, con grupazos recientes como Black Soul Horde, Steel Arctus o Triumpher. El maravilloso debut de Sacred Outcry, Damned for all Time fue, sin lugar a duda, de lo mejorcito de 2020. De la formación de ese disco actualmente solo permanece en la banda el bajista George Apalodimas, quien ha contado con la colaboración de Daniel Heiman en el apartado vocal (miembro también de Warrior’s Path y ex de Lost Horizon), además de Steve Lado en las guitarras y Defkalion Dimos en la percusión, para la grabación de este sensacional Towers of Gold. Tras su publicación el pasado 19 de mayo, su nueva publicación ha cosechado un éxito rotundo de crítica y ventas.

Introduce el disco la preciosa Through Lands Forgotten (At the Crossroads of Fate), que hace referencia a su primer elepé en la frase “Where ancient gods are still hailed”. Como un trueno ensordecedor retumba The Flame Rekindled (Lurid Lights and Drunken Revelry), sencillo escogido para promocionar el disco. Este trepidante tema se ve reforzado por la emotiva voz de Heiman, cuyo crescendo desemboca en una exhibición guitarrera. Nos invitan a acompañarlos en la travesía épica de The Voyage (Towards Immortality), que presume de un hipnótico riff. Una de sus mejores armas es el trabajado apartado coral, que engancha al oyente cual hechizo.

Se cierne sobre nosotros la tormenta de Into the Storm (Beyond the Lost Horizon), una especie de semi tiempo muy interesante. Proseguimos con Symphony of the Night (The Curse of the Blind), cuyo título me recuerda al legendario videojuego de la vampírica saga de Castlevania. Se trata de una power ballad cargada de sentimiento, donde Daniel demuestra nuevamente sus habilidades vocales. Con una onírica guitarra clásica inicia A Midnight Reverie (Whispers In The Wind), con una efímera duración que me recuerda a otra joya como Little Wing de Hendrix. Del trabajo acústico se encarga Yorgos Karagiannis como músico de sesión.

Probamos el extrañamente dulce néctar de The Sweet Wine Of Betrayal (The Perennial Sin). Es para quitarse el sombrero el enorme trabajo en las seis cuerdas de Lado. La incesante batería de Dimos reluce en The City of Stone (The Burden of the Crownless Kings). Especialmente bellos resultan los arreglos orquestales, producidos por el propio George y Sapfo Lignou, que realzan la etérea atmosfera.

Como ya nos demostró en su debut, a Apalodimas le encanta que las canciones que dan nombre a sus grabaciones sean auténticas epopeyas, ya que la homónima Towers of Gold dura otros catorce minutos. Tras esta deliciosa composición, deciden retirarse con Where Crimson Shadows Dwell (And Ouroboros Dreamt). Es una de las dos canciones en las que colabora Jeff Black, de los igualmente épicos Gatekeeper (quienes este año han sacado otra obra maestra), en la guitarra de doce cuerdas.

Sin lugar a duda nos encontramos frente a un firme candidato a mejor elepé de metal épico del año. Solo podría criticar que, en mi opinión, no cuenta con composiciones tan memorables como las de su estreno de larga duración. A la prodigiosa voz de Heiman solo le añadiría ese punto de agresividad que sí tiene Yannis Papadopoulos, de Beast in Black, quien les ayudó en la anterior grabación. ¡Ojalá poder disfrutar de Sacred Outry, en el espectacular Up the Hammers griego!

No Remorse Records (2023)

Puntuación: 9/10

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