CRÓNICA: INVERTED CROSS, ESTERTOR Y MADSHER: Black Thrash Attack

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Foto: Francis Prados

Recientemente, estamos disfrutando de un resurgir de bandas que mezclan speed/thrash con elementos de black, donde destacan las conocidas Midnight y Hellripper, además de otras como Blackevil o Occult Burial. El pasado viernes 9 de junio, en la Sala Bóveda, pudimos disfrutar de tres grupazos que, a nivel nacional, lo están petando con la práctica de estas artes oscuras que nos recuerdan a la primera ola del black metal más primigenio: los locales Inverted Cross y Estertor acompañaron a los madrileños Madsher, quienes recientemente quedaron subcampeones en la Wacken Metal Battle.

Foto: Francis Prados

Empezaban nuestros colegas de Inverted Cross quienes, a pesar de ya llevar varios conciertos a sus espaldas, era la primera vez que veía en directo (al menos, que recuerde). Esta formación está integrada por Guille Hungover como vocalista y bajista, Philip Graves en la guitarra (colaborador también de esta web), Alis Demonized también en las seis cuerdas y Chris Carrest en la batería, quien por otro lado comparte banda con Philip en Redshark. Empezaron como una guadaña sedienta de sangre con Crucify the Saints y Speed Legions, ambas de su EP With Evil We Ride (2020). La tenebrosa voz de Guille llamó al macho cabrío en Invoke the Goat, perteneciente al split que sacaron el año pasado junto al grupo Tümba, titulado MMXXII, del cual también cayó The Corpses of Evil. Quisieron retrotraernos a su primera grabación, la demo Hell Drinker (2018), con su tema homónimo. La percusión incesante de Chris, unida al bajo de Guille, soportaban la contundente base rítmica, mientras parte del público se desataba en pogos.

Foto: Francis Prados

Sorprendieron a propios y extraños con dos canciones que formarán parte de su primer elepé: Under an Evil y, ya casi al final de su actuación, Attack with Hellfire. La primera de estas composiciones cuenta con un doble solo de guitarra, combinándose Alis y Philip en un duelo de hachas del inframundo. Terminaron con Black Leather Hordes, como si entregaran a los espectadores a los designios de las hordas del Hades.

Foto: Francis Prados

Con puntualidad suiza, e incluso empezando antes de lo previsto, empezaron Estertor. De hecho, dejándonos guiar por los horarios, volvimos a entrar en la sala cuando la banda ya estaba tocando Assimilating Flesh.

Es curioso, ya que se trata de una banda que me ha enganchado desde su debut de 2017, Buried in Morningside – que ya descargaba ese Thrash negruzco que bebe del Black Metal, especialmente de Celtic Frost e incluso del Heavy Metal, con esas voces narradas tan peculiares que parecen salir de ultratumba o invitarte a una misa negra – y de nuestra ciudad pero que, por algún motivo, todavía no había podido ver en directo. Y, qué queréis que os diga, arrolladores desde el comienzo, y con un sonido bastante bueno para tratarse de Bóveda, aunque en ocasiones una de las guitarras y las voces sonaran demasiado bajas. Siguieron con Nocturnal Strigoi – de la cual, por cierto, tienen vídeo -, de su segundo álbum. La cual dio paso a Nekromantik, presentado por su vocalista Edu como si fuera la peli. Y es que el cine de terror de los 70 y 80 juega un papel fundamental en el grupo, ya no solo en sus letras y títulos, sino en todo el imaginario siniestro y maléfico que recrean y que, por cierto, llevan perfectamente al directo (no faltan momentos cuasi rituales que parecen una película de la Hammer en vivo).

Foto: Francis Prados

Tablas. Eso es lo que muestran tener Estertor en directo. Se mueven por el escenario como si hubieran nacido en él. Y lo llenan. Y entretienen. Se nota que estos tíos son conscientes de que en un concierto lo importante no es solo el sonido o la interpretación musical (que, dicho sea de paso, fue fantástica en todo momento), sino que tienen también cierto sentido del espectáculo y del entretenimiento. Intentan animar al público (en este sentido, especial mención a uno de sus guitarristas, Daniel, aunque la gente todavía se mostraba algo fría durante su actuación) y crear comunión. Tampoco faltan momentos coreografiados como si se tratan de estrellas del rock llenando un estadio. Pero, sobre todo, una entrega total.

Relativa tregua – o respiro – con el medio tiempo terriblemente siniestro The Torch that Corrupted the Earth y sus riffs rocanroleros que incluso evocan a Motörhead. Seguida de cerca por la enorme Repugnant Face Of Death, con esos punteos que parecen sacados de una peli de terror de los 80. Este tema precedió a Worship the Black Goat y a uno de esos momentos casi rituales que mencionaba antes, con Edu sosteniendo sobre su cabeza con ambas manos un cráneo de carnero.

Foto: Francis Prados

Nos embarcábamos en la recta final con Abbyswalker, Keeper of Hell y Blood for Sheetar. Y la energía no frenó su intensidad hasta el último momento. No paró esta máquina perfectamente engrasada sobre el escenario que se hace llamar Estertor. No pararon las llamadas a levantar al público. Ni a las hordas del mal. Curiosa (y maravillosa) mezcla la de Estertor; herejía, rocanrol y diversión. Creo que todxs disfrutamos cuando vemos que una banda sobre el escenario se lo está pasando pipa, y hay buen rollo entre ella. El buen rollo se contagia y hace que el resultado final sea distinto. Algo honesto. Con pasión y sudor.

Para terminar la velada, el colofón lo pondrían los madrileños Madsher, los cuales últimamente están dando bastante que hablar dentro del panorama del metal extremo nacional. Y es que no es para menos; Joe Kuznik es un guitarrista excelente que combina muy bien este rol con su potencial vocal, que junto a la sólida base rítmica de Manuel Sánchez al bajo y Manu Rueda (ex Leather Heart) a la batería crean una mezcla explosiva en su propuesta.

Foto: Francis Prados

El repertorio fue formado por temas de su último larga duración, llamado Taken By The Vil Tormentor, en el que interpretaron, entre otros, Crushing Wheel, Mordrake, Dog Bleeding y Rat Poison, combinados con los cortes del anterior EP, Devil’s Alley, en su totalidad. Además de sonar con bastante poder y representando bien el estilo que defienden, pudimos presenciar un momentazo en el que Joe hace el papel de ejecutar con cuerda de guillotina su compañero Manu Rueda sobre el escenario, algo que sin duda siempre suma puntos a la hora de ver a una banda en directo.

Foto: Francis Prados

La actuación acabaría a petición popular con Shark Massacre, de su último disco, dejando el pabellón bastante alto. Sin duda alguna, y tras el concierto que ofrecieron, demostraron por qué quedaron segundos en la Metal Battle Spain 2023. Veremos qué les depara de cara al futuro.

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