CRÍTICA: WYTCH HAZEL – IV: Sacrament

0

Junio llega con “IV: Sacrament”, el cuarto álbum de los ingleses Wytch Hazel. Este nuevo trabajo, sucesor de “III: Pentecost”, es editado nuevamente por el sello Bad Omen Records. Los oriundos de Lancaster dan aquí un paso más en el perfeccionamiento de su sonido clásico, fuertemente enraizado en los años 70 y principios de los 80, con un marcado aura espiritual expresado en líricas épicas y de temática cristiana.

Colin Hendra, fundador del grupo, guitarrista, cantante y hasta baterista en este álbum, es un fanático de las buenas producciones, lo deja en claro cuando menciona los trabajos de Martin Birch (Iron Maiden, Deep Purple, Rainbow, etc), los álbumes de Queen y los de Black Sabbath. Por eso debe destacarse el esmero que puso el grupo en ese aspecto. Producción que nuevamente estuvo a cargo de Ed Turner, quien también se encargó de la mezcla.

Cabe mencionar que el material se grabó en StudiOwz, una antigua capilla bautista reconvertida en estudio de grabación, ubicada en el área rural de Pembrokeshire, en Gales, la cual estaba repleta de antiguo equipamiento analógico. Todo esto hace suponer que era el lugar óptimo para que Wytch Hazel grabe su nuevo disco.

El lado A del álbum comienza con The Fire’s Control, que partiendo desde un riff melódico y atrayente, estrofas y coros nos van llevando hacia un estribillo irresistible. Se palpa la influencia de Thin Lizzy, sumada a una carga emotiva de NWOBHM, con algo de Angel Witch en sus venas.

Sigue Angel of Light, un tema luminoso desde el principio, con un ritmo y unos riffs con un aire al viejo Status Quo y nuevamente un guiño a Angel Witch. La magia de la composición está en su simpleza.

Por su parte, Time and Doubt se presenta con una base melódica a medio tiempo, dando paso a una canción que despliega una atmósfera más urgente y con un matiz de desesperación en su letra, la cual habla del inexorable paso del tiempo; otro punto alto con un sonido netamente británico.

En Strong Heart pueden percibirse reminiscencias pop y AOR, con una línea vocal y un ritmo que remite a la etapa clásica de Journey con Steve Perry, pero atravesado por ese heavy clásico/hard tan british que caracteriza a Wytch Hazel. Clásico instantáneo.

Deliver Us es el track final del lado A; la estructura de la canción se acerca al Iron Maiden de la década de 2.000, con un dejo progresivo que le sienta muy bien.

A Thousand Years da inicio al lado B; comienza con un sutil riff melódico y marchoso, sobre el cual se construye una melodía vocal que remite en parte a Blue Öyster Cult, pero con un aura luminosa y épica, más un dosificado componente folk.

Gold Light es un bellísimo instrumental, que sirve de introducción a Endless Battle, que irrumpe con un riff a lo Judas Priest, para luego entrecruzarse con pasajes más calmos, de marcada impronta folk; los Wytch Hazel nombran a Steeleye Span como una de sus principales influencias, lo cual aflora aquí. Al momento de cantar, Colin Hendra combina su acervo épico con momentos en los que juega a ser un juglar narrando una historia.

Future Is Gold es una canción con aires de balada folk, cargada de emoción y nostalgia, pero que permite avizorar una brillante esperanza, el “futuro dorado” que su título nos indica.

El disco termina con Digging Deeper, un melódico medio tiempo de tintes épicos. El solo de guitarra que comienza a la mitad del tema, apoyado sobre el riff, simboliza la apoteosis del álbum. Gran cierre para un trabajo memorable.

Además del brillo otorgado por la destacada labor en la producción, de “IV: Sacrament” podemos destacar el hecho que presenta un cuidado sonido clásico, pero de calidad actual. Este es un material contemporáneo, un álbum de 2023, y no un disco retro con sonido vintage. Es necesario marcar esa fundamental diferencia.

En esta cuarta entrega discográfica, Wytch Hazel sigue profundizando en la búsqueda de un sonido propio e identificable, y lo hace con todas sus influencias a la vista, sin maquillar nada.

Esa honestidad para con su obra, el enorme esfuerzo efectuado en la preparación de este álbum y el muy buen resultado obtenido en cuanto a calidad, más la buena repercusión que seguramente tendrá, llevan a suponer que “IV: Sacrament” es solamente la antesala a la consagración definitiva de Wytch Hazel. Por lo pronto, es un álbum para no dejar pasar y escuchar en reiteradas oportunidades. Lo vale.

Bad Omen Records (2023)

Puntuación: 8,5/10

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Highslide for Wordpress Plugin