CRÓNICA: Barcelona Psych Fest: una celebración de la psicodelia

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Debo admitir que me mostré de primeras algo escéptico el año pasado cuando descubrí el Barcelona Psych Fest. Hace ya más de una década que entregué encantado mi corazón al rock psicodélico y progresivo, por lo que detesto que se use tan a la ligera hoy en día el término de música “psicodélica”. Actualmente cualquier derivado electrónico, en especial el trance, suele etiquetarse así, por lo que me cabrea bastante que, incluso la prensa supuestamente especializada, no tenga ni idea de lo que hicieron entre los ’60 y ’70 clásicos como Cream, Grateful Dead, Janis Joplin y sus Big Brother, The Doors o The Jimi Hendrix Experience, así como otras bandas underground como Andromeda, Blue Cheer, Country Joe & The Fish, Quicksilver Messenger Service o The Incredible String Band. El legendario festival de Woodstock marcó a toda una generación de hippies en el verano del amor.

Disculpad que me emocione con tanta introducción, así que centrémonos en el festival al que asistí. No puedo estar más satisfecho de la experiencia visual y auditiva que viví durante los pasados 14 y 15 de abril, en la Sala Upload, dentro del Poble Espanyol de Montjuïc. Llegué el viernes sobre las 20h para ver a los locales Teana, quienes me sorprendieron gratamente. Su sonido se enmarca entre el pop psicodélico y el psych gaze. Nos sedujeron con las canciones de Kill Your Ego, EP lanzado el año pasado, tales como la inicial Lunar Jungle o Celestine Silver. Asimismo, pudimos escuchar en primicia algunas de su futuro primer elepé, como Mar de Azar o Tangible Circle. Fueron muy majos conmigo, cuando intercambiamos unas breves palabras.

Siguieron los británicos The Hanging Stars, que practican un folk psicodélico estilo The Byrds o, como ellos prefieren llamarlo, country cósmico. Presentaban Hollow Heart, su cuarto disco de larga duración (cayeron temas como I Don’t Want To Feel So Bad Anymore o Black Light Night), si bien no se olvidaron del resto de su discografía. Animaron al público con composiciones como I Will Please You o (I’ve Seen) The Summer in Her Eyes. Llegaba la hora de los gallegos Moura, quienes hicieron un conciertazo. Su heavy psych se baña con el folklore celta y el progresivo. Me resulta hipnótico su reciente elepé, Axexan, Espreitan, plagado de temazos como Baile do Dentón o Lúa Vermella. Me terminé pillando una camiseta suya.

Les tocaba salir a un grupo de Los Angeles que practica un garage rock de claros matices lisérgicos: Levitation Room. Este cuarteto de raíces latinas, (o al menos lo parece, por el apellido de sus componentes), se lucieron con composiciones de su reciente elepé, Headspace, como mi favorita Mr. Polydactyl Cat o Stars Speak Softly. La mitad de su actuación la dedicaron a su disco debut de 2016, Ethos (Crystal Ball o Strangers of Our Time). A juzgar por su canción Pienso en Ti, cantada íntegramente en español, debe gustarles mucho nuestro país. De hecho, anunciaron hasta siete fechas por la península en esta misma gira.

Tras disfrutar de la música que los diferentes DJs tocaban entre bandas, siempre muy acorde con la psicodelia que unía a los asistentes, saltaban al escenario dos hermanos franceses.  Estos multiinstrumentistas y notables apasionados del hard rock progresivo (estilo Deep Purple o Lucifer’s Friend) con elementos de heavy psych, se coronaron con una actuación descomunal: Camille y Colin Goallen de Moundrag. Si algo llama la atención de primeras de esta combinación es el hecho de que no usan guitarras de ningún tipo: teclados y batería que hacen pura magia. Engancharon al público con temazos del nivel de The Hangman o la extensa opereta de La Poule, de su único elepé Hic Sunt Moundrages, sin olvidarse de su EP homónimo. Mejor cierre imposible, para un primer día que superaba las expectativas.

Me supo mal perderme el Picnic Beat, que celebraban el sábado por la tarde en el mismo Poble Espanyol. Tenía ensayo y, además, necesitaba reservar fuerzas. Seguro que las actuaciones de Solar Corona y Melenas, además de los DJs, amenizaron la velada. El bus me jugó una mala pasada, por lo que me perdí la mayor parte de los británicos Large Plants, quienes abrían la noche. Resultó hipnótico empezar con el synthwave y shoegaze de los mancunianos Tvam. Desde ese Future Flesh que recuerda inevitablemente a la distopía Videodrome de Cronenberg, pasando por Semantics, ambas de su reciente disco de larga duración, High Art Life. Estas canciones se encontraban en armonía con Psychic Data, de su estreno del mismo nombre, del cual tocaron otras como la conocida Porsche Majeure.

Después de ir un segundo al servicio, donde pude escuchar como cuatro chavales se metían ácido sobre el retrete del lado, le tocaba salir a un veterano como Robyn Hitchcock y sus Del Huevos Band. El otrora líder de The Soft Boys ofreció una faceta más personal, en la pegadiza The Shuffle Man o The Feathery Serpent God, de su último elepé, Shufflemania! Lógicamente dio un repaso exhaustivo a su dilatada trayectoria, con canciones de su célebre agrupación como Queen of Eyes o I Wanna Destroy You, que dedicó con sorna a Donald Trump y Vladimir Putin. Tampoco quiso olvidarse de su etapa junto a The Egyptians(Oceanside o Airscape), además de Venus 3, grupo que formó junto a Peter Buck, guitarrista de los archiconocidos R.E.M., del cual tocaron canciones como Adventure Rocket Ship o Saturday Groovers.

En mi opinión, la mejor interpretación de todo el festival fue para los alemanes Wucan. Se les podría definir como la perfecta combinación del folk progresivo del nivel de clásicos como Jethro Tull o The Strawbs, con influencias claras del hard rock y una pizca de krautrock. Como Mercyful Fate en 1984, nos pidieron que no rompiéramos nuestro juramento en Don’t Break the Oath, perteneciente a su reciente álbum Heretic Tongues, del cual también cayeron la onírica Far and Beyond o la directa Kill the King. Desde la primera composición, su vocalista y multiinstrumentista Francis Tobolsky encandiló a los espectadores, con su flauta y, en ocasiones, incluso dejándose llevar con el theremín.

Echaron la vista al pasado con Looking in the Past o Father Storm, de su debut Sow the Wind (2015). En su afán por mezclar temas en inglés con otros en alemán, quisieron homenajear a sus compatriotas Klaus Renft Combo, con una versión de Zwischen Liebe und Zorn. Eché eso sí algo de menos mi canción favorita suya, The Rat Catcher, que os dejaré subida, para que el flautista de Hamelín se apodere de vuestras voluntades. Si os gusta añadirle un toque épico al folk, os recomiendo encarecidamente los igualmente germanos Grendel’s Sÿster, gracias a los cuáles precisamente conocí Queens of Steel, a raíz de esta maravillosa entrevista.

Los franceses Ko Shin Moon pusieron la cereza final a este pastel psicodélico, de sabores y aromas para los paladares más exigentes. Hicieron que bailáramos entregados a sus ritmos orientales, que trajeron a la memoria al gran Ravi Shankar y su sitar, que tanto hechizaba a George Harrison de The Beatles. Este dúo de música electrónica mezclada con instrumentos tradicionales quiso centrar su repertorio en Miniature I & II, su reciente EP doble, en canciones como Antelias, Al Ghali, la adictiva Eski Dostum o Konyali.

Por otra parte, es importante mencionar las diferentes actividades que se hicieron, tanto en los días previos como durante el festival. En el cine Zumzeig se pudo asistir a la exposición Cartelera Oscura, así como al pase de dos documentales: Barcelona era una Festa y Gong a Montserrat, sobre el mítico concierto que hicieron en 1973, la conocida banda francesa de rock progresivo y psicodélico, dentro del Monestir. Tuvo lugar también una charla acerca de la contracultura en la Catalunya de los ’70.

Para concluir, quisiera agradecer el enorme trabajo de la organización, ya que cada grupo dispuso al menos de una hora de actuación, por lo que todos los espectadores quedamos satisfechos. Los videos proyectados mientras cada banda tocaba, hacían llegar a límites caleidoscópicos el éxtasis musical. Por extraño que parezca en estas líneas, un servidor solo bebió cerveza, ya que no considero que sea necesario drogarse para experimentar la música por todos tus sentidos. Damas y caballeros, la psicodelia sigue viva gracias a iniciativas como esta.

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