CRÓNICAS: Airbourne surcando el aire por territorio nacional

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No podíamos empezar el último mes del año más que con un concierto mejor que el que se marcaron el viernes noche la banda australiana Airbourne en la sala barcelonesa Razzmatazz que casi agotaba sus entradas y su aforo.

La banda encargada de abrir la noche y calentar el ambiente eran la capitaneada por la vocalista Elin Larsson y su mezcla de blues y rock, Blues Pills.

Saltaron al escenario a las 19:45h y el ambiente en la sala ya era incomparable. El público estaba listo para una noche de hard y rock sin control.

Su concierto tuvo alrededor de 45 minutos de duración y tocaron un repertorio variado entre las canciones de sus discos publicados.

Poco antes de la hora marcada, con las canciones que ponen de fondo de entretenimiento en lo que el escenario queda listo para la siguiente banda, sonaban los clásicos como Run To the Hills de Iron Maiden o Ace Spaces de Motörhead y la sala se caía abajo con todo el público cantando y saltando. Sin duda, estaban listos para lo que venía y tenían muchas ganas.

A las 21h salían al escenario, entre luces azules que rápidamente se volverían en unos focos blancos deslumbrantes, la banda Airbourne. Se colocaba en su batería Ryan O’Keeffe, a la izquierda del escenario Justin Street, a la derecha Matt ‘Harris’ Harrison. Como un torbellino hacia un lado del escenario, ya sin camiseta y con el pelo mojado, guitarra al aire, salía Joel O’Keeffe. Empezaban la noche como en otros conciertos, con Ready To Rock. No hay que decir que la energía con la que salió la banda al escenario se comió al público, que no paraba de enloquecer por momentos.

Too Much, Too Young, Too Fast y Fire Power precedieron al primer tema con el que iniciaron la noche, y el nivel de intensidad no bajaba.

Teniendo discos sacados en los últimos años, sus temas de momento se limitaban más a los clásicos de los álbumes «Black Dog Barking» del 2013, y a su primer album del 2007 «Running Wild». Pero, sin duda, eran todo aciertos.

Lxs que estuvimos atentss a otros de sus directos en esta gira, sabíamos que habría un momento, en alguna canción de las escogidas para la noche, que se subiría a hombros de alguno de sus pipas y se dedicaría a recorrer todo el público con una lata de cerveza en la mano y, llegado a un punto céntrico, la estallaría en su cabeza y rociaría a todo el público con ella para luego volver de nuevo al escenario y empezar con un nuevo tema. Y sí, así fue . Y esto es lo que hizo antes de comenzar con su cuarta canción de la noche, Girls in Black.

Entre los solos de guitarra, se volvía de espaldas al público, cogía una botella de agua y volvía completamente chorreando a seguir cantando y tocando la guitarra. El concierto se convirtió en la fiesta del agua y de la cerveza voladora.

Back in the Game, más hardrockera y donde, sin duda, hubo un despliegue de riffs y de solos de su cantante acompañado por su guitarra rítmica y donde la batería toma más importancia en su acompañamiento con los platos.

Nos encontramos con canciones cortas pero muy potentes, que hacen que el ambiente festivo y animoso del público no decaiga.

Burn out the Nitro y Boneshacker de supenúltimo disco, Boneshaker, del 2019, sonaban ahora. También tocaron seguidas de su disco Breaking out a Hell, la misma que le da nombre y It’s all for Rock’n’Roll.

No faltó el momento en que la banda piden al público que enciendan sus mecheros o sus linternas del teléfono para hacer un mar de lucecitas en la sala. Otra cosa curiosa que quizás no esperas ver en un concierto, es cuando su técnico aparece dejando cerca de Joel una pequeña barra de bar con dos botellas de Jack Daniels, unas coca cocolas y vasos, y se dedica a hacer cubatas con los que brindan entre ellos y luego acaban lanzando al público, y pidiendo que se suban unos a hombros de otros, comienza a haber una lluvia de vasos de cerveza que no paran de aparecer sobre el escenario.

Hacen un mini break, que no llega ni a un par de minutos, y a la vuelta aparece su batería que sale al centro del escenario, donde ha aparecido una especie de manivela a la que empieza a darle vueltas mientras suena una estridente alarma antiaérea, y que mientras está sonando, se empiezan a entreoír unos punteos de guitarra. Cuando, de repente, los focos alumbran la parte alta de los amplis que pensaba que en todo momento simplemente eran parte de la decoración, pero que ha resultado ser una plataforma en la que aparece su cantante para iniciar el tema que están tocando, Live it Up.

Se está acercando el punto final de la noche y lo hacen con Rock’N’Roll for life y Runnin’ Wild.

Una velada que estuvo repleta de rock’n’roll y en la que centenares de personas de todas las edades se reunieron para disfrutar de ella una vez más, demostrando que el rock sigue vivo y que nada nos puede parar.

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