Recuperamos ese sonido revival de los 60 y 70 de la mano de los suecos Nephila. Esta formación fue fundada en 2016 por las vocalistas Josephine Asker y Eline Katla, el teclista Johan Larsson, el baterista Christoffer Eriksson, el bajista Linus Elvin y los guitarristas Jacob Hellenrud y Johan Tinfors. Un año más tarde se produjeron varios cambios en la agrupación, ya que la cantante Stina Olsson sustituyó a Eline, Christoffer fue reemplazado por el batería Johann Lööf, el bajista David Press pasó a ocupar la vacante de Linus y, por último, Anton Athley entró en las seis cuerdas en lugar de Johan. Estos siete músicos se han mantenido hasta ahora de manera estable en la banda. A excepción de las dos vocalistas, el resto de miembros llevan máscaras paganas encima del escenario, para contribuir a crear una atmósfera de misterio en sus directos.

Su propuesta musical es una perfecta mezcla entre rock psicodélico rebosante de misticismo con elementos de progresivo, blues folk. Después de debutar en 2018 con el sencillo Growing Down, se hicieron un nombre dentro de la escena local ganando el festival LiveKarusellen de 2019. Dispuestos a hacerse un hueco dentro del panorama internacional, publicarán el 4 de junio este sensacional debut homónimo a través del sello The Sign Records, quien también se encuentra detrás de Heavy Feather o Hot Breath, bandas de las cuales ya os he hablado. La grabación la han realizado en el estudio de Emil Drougge, mientras que la masterización ha sido llevada a cabo por Hans Olsson en el Svenska Grammonfonstudion. Su surrealista portada encaja a la perfección con el sonido que persigue esta agrupación escandinava.

De izquierda a derecha: David Press, Anton Athley, Stina Olsson, Johann Lööf, Josephine Asker, Jacob Hellenrud y Johan Larsson.

Con la percusión de Lööf empieza White Bones, el primer sencillo promocional del disco. Se trata de una canción dominada por las líneas de bajo de Press hasta que, llegados al minuto y medio de duración, las lisérgicas líneas de guitarra de Athley y Hellenrud deciden atacar nuestros oídos. Si algo llama la atención de primeras es el brillante dueto vocal de Stina Olsson y Josephine Asker, que parece que se compenetren a la perfección, retroalimentándose entre ellas.

El sintetizador muy 60’s de Larsson nos introduce Who Are You, cuya base rítmica nos recuerda a una marcha militar. En esta elaborada composición nos regalan varios cambios de ritmo la mar de interesantes, muy cercanos al rock progresivo. Su medio tiempo nos transmite muy buenas vibras, a pesar de letras algo críticas con la sociedad. Bien adentrado el tema, el dueto femenino nos lleva a través de un inquietante viaje.

Como si fuéramos un camaleón adaptándonos al ambiente, nos adentramos en lo profundo del bosque con Mushroom Creatures, donde las influencias del rock más psicodélico vuelven a aflorar en la superficie. El piano, junto a las melodiosas voces, refuerza la atmósfera onírica en esta relajada pista. El distorsionado solo a las seis cuerdas es una delicia para nuestras mentes.

Especialmente melancólica resulta Belladonna, segundo anticipo del álbum, de nuevo presentada por el teclado de Larsson. Su emotiva cadencia es acompañada a la perfección por su videoclip, dirigido por el propio Lööf y protagonizado por la actriz Ida Blom. A juzgar por las imágenes, nos pretenden transmitir un mensaje de clara consciencia medioambiental: el agua en la cual se encuentra bañándose la joven, rodeada de flores, se va oscureciendo a medida que restos de plástico se van añadiendo a la bañera, mientras lucha por liberarse de la contaminación. La belladona es una planta famosa por su toxicidad, en especial hacia los más pequeños: “Little ones became your trophies, of memories of all that lasts”.

Un riff guitarrero muy pesado nos da la bienvenida a Guidance to Agony, el último de los sencillos promocionales del elepé. Su estructura contrasta con las voces, que suenan más armonizadas que nunca. Llegados al ecuador de la composición, deciden satisfacer nuestros sentidos con otra exhibición a las seis cuerdas, aumentando las revoluciones y cambiando un ritmo hard rock por uno cercano a un frenético jazz. De lo mejorcito de este redondo elepé.

Continúan con la marchosa Clavata. Su letra hace referencia a la llamada hormiga bala, cuya picadura resulta hasta treinta veces más dolorosa que la de una víbora o una avispa: “My body sweats, and my brain freezes”. Hacia la mitad, el bajo de Press se queda temporalmente ocupando el foco principal, hasta que el resto de los instrumentos se le unen en una gran clausura.

El colofón final deciden ponerlo con la monumental Alla Galaxers Centrum, de cerca de diez minutos de duración. Las voces nos sorprenden una vez más, ya que la totalidad de la canción está cantada en su sueco natal. Nuevamente, uno de los puntos fuertes de esta formación es su capacidad innata para jugar con diferentes géneros musicales, sin que en ningún momento el espectador pueda aburrirse. En esta ocasión, la parte rítmica parece beber del blues, con varios momentos para lucirse por parte de los instrumentos. Brillante cierre para semejante discazo.

He disfrutado un montonazo con la estrena de larga duración de Nephila. Siento que son capaces de llegar a perfeccionar todavía más su sonido, si bien ya podemos notar una química innegable entre sus músicos. ¡No sé qué pasa últimamente con la escena sueca, que no paran de aflorar auténticos grupazos de debajo de las piedras!

The Sign Records (2021)

Puntuación: 9/10

Pere Guiteras

pere@queensofsteel.com

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