“Fire Within” es el primer disco de esta banda austriaca influenciada por los sonidos más británicos, desde el Punk a la NWOBHM más cruda. Y así, tenemos comienzos como “The Engine”, el cual de entrada tiene ese rumbo a bandas de la NWOBHM como TANK o SATAN, aunque el tema va descendiendo musicalmente en muchas partes con melodías y florituras, pero siempre dando paso a esas arrancadas a lo MOTÖRHEAD con una suciedad cercana al Punk. Y, bueno, vocalmente se nota que el inglés no es lo suyo, pero hay pasión y actitud.

Le sigue “Steel City Sorcery” con una entrada calcada al “Don’t Break the Circle” de DEMON, dando paso a unos riffs también llenos de sinfonía NWOBHM y otros pasajes donde la instrumentación es más caótica, rozando el Thrash pero al estilo de la NW, como hacía WARFARE, por ejemplo. De nuevo, vocalmente se hace lo que se puede, pero no cabe duda de que se deja el alma en cada estrofa. En cambio, en “Ancient Symbols” la oscuridad sonora que marcan los riffs densos y alargados, más el tono vocal, te recordará a DANZIG en los primeros compases del corte. Ya después ráfagas de riffs cabalgando con una estructura muy metalizada, aunque para lo largo que es, casi ocho minutos, poca variación tiene. Por otro lado, en “Dead of Night” y “Eide Free” la cosa coge aceleración. Aquí tenemos ese Speed Metal crudo, rápido, desgarrado. Esta vez con una voz mejor encajada dándole ese tono underground de grupos como HEAVY LOAD en muchas estrofas. En la parte solista, unas guitarras virtuosas con unas teclas que no quedan mal. Y, como siempre, vuelta al riff inicial, donde las cabezas se pueden mover a gusto. Llegando a “White Fortress es puro sentimiento a la NOWBHM. Unos riffs “made in PARALEX” y unos trozos más melódicos a lo PRAYING MANTIS hacen una canción chula, donde parece que, mientras transcurre el disco, mejor se asienta la formación. Aquí vocalmente está bien, además apoyado por unos coros muy bien puestos y, esta vez, unos solos muy clásicos y heavies. Y acabamos con la pista más larga del álbum. Casi diez minutos en “Dizzying Heights”, donde el contraste va por momentos más suaves, partes más duras y, sobre todo, mucha instrumentación con sus cabalgadas rítmicas.

En resumen; no es mal disco, pero se nota que hay que trabajarlo. Eso sí, pasión y actitud a raudales.

Dying Victims Productions (2021)

Puntuación: 6/10

Paco Gómez

paco@queensofsteel.com

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