LIV SIN – 22/11/2017 (Sala Monasterio)
Liv sin incendia Barcelona
Domingo, 19 de octubre. La oscuridad cubre las calles mientras me dirijo a la sala Monasterio. La apuesta es clara, una formación que pese a ser de Suecia no nos trajo el frío de sus inviernos. Liv sin, con la imparable Liv Jagrell a la cabeza. Les acompañaban Grim Comet y Olvido.
Parece ser que Kivents se ha puesto las pilas con la organización y ha mejorado mucho los horarios de los bolos. Los retrasos se han reducido al mínimo y los bolos acaban a horas más que razonables. Y no tuvimos que esperar demasiado en los cambios de banda, de media veinte minutos por cada uno. Aunque, en este caso, el cartel era bastante heterogéneo. Los grupos eran muy diferentes en estilos, lo que ocasionó un poco de división entre el público.
Vamos a entrar en las actuaciones. Abrieron la velada Grim Comet con su Grim Metal, una mezcla de rock, doom y stoner con una mirada a los 70. A penas había diez personas en la sala cuando empezó la actuación. EL sonido era en ocasiones bastante sucio, pero he de decir que la fusión de estilos era atractiva. Su estética era, al igual que su música, bastante retro, con melena salvaje y barbas pobladas. No estaban quietos, pero tampoco lograban contagiar animación. Es como si estuviera cada uno de ellos en su mundo. Y Willy habló lo justo. En ese sentido, les falta un poco de chispa. Su estilo es setentero, orgánico y directo. Los solos de Willy, electrizantes. Se atrevió incluso a tocar la guitarra por la espalda. También nos deleitó con su alternancia de voz rota y limpia.
Presentaron un setlist variado, rico en variaciones de estilos, velocidades y colorido. En Overdriven Reality la guitarra de Willysonaba como un lamento en medio de un clima desgarrador Warming the sun es un medio tiempo triste, emotivo y decadente con un solo donde blues y oscuridad creaban una atmósfera tétrica. La batería era lenta pero muy expresiva. Worn out subió la velocidad y el ritmo, y resultó atrayente de un modo prohibido. Ghost fue pesada y lenta, como si se nos desplomara la sala encima, con muchos cambios de intensidad y con una sensualidad de tugurio. Se despidieron con Virgins of Madness, un tema ágil, con mucha vida, y unos giros muy dinámicos. Resultó muy apto para dar un final activo al show. Hay que ver la expresividad que consiguen sus directos con sólo tres integrantes en los 45 minutos que tocaron. En Grim Comet menos es mas.
Después, llegó el turno de Olvido. A mi parecer, el momento más bajo de la velada. Es una banda que cuenta con buenos músicos y una actitud convincente, pese al poco espacio del que disponían. La modulación de la voz me recuerda a la de Bunbury, con un timbre más agudo en ocasiones. Pero la sensación comenzó a cambiar cuando en un cover de “la mataré” de loquillo, comenzó a tener un trémolo muy artificial que hacía que sonara muy extraña. A consecuencia de forzarla, vino el cansancio y la voz perdió la potencia inicial y no acabó de acertar en el falsete. A nivel compositivo, los giros en los temas resultaban confusos. Algunos de ellos parecían partes separadas sin una cohesión convincente. En esta ocasión, no voy a entrar más en detalle en el setlist, porque no creo que pueda aportar nada positivo. Lo mejor, la ejecución instrumental de cuerdas y percusión. Espero que fuera una mala noche y, si los vuelvo a ver, logre conectar con su trabajo.
Y llegó el momento más esperado de la noche, la aparición de Liv Sin. Iniciaron la actuación con Chris y Tommie de espaldas y de manera contundente con “Godless Utopia”. Liv tiene una voz rasgada y sensual como el rugido de un felino y una actitud arrolladora. Hizo al escaso público aproximarse más al escenario. Liv buscaba la sensualidad en todo momento. Prueba de ello
eran su cortísimo y escotado vestido de flecos que usaba hábilmente para dar dinamismo a sus movimientos y el arnés que llevaba a la altura del pecho. Y sus bailes provocadores. En primera fila había unos cuantos hombres que hubieran sido encantados sus “groupies”s y creo que el conjunto podría haber hecho replantearse su sexualidad a más de una mujer hetero. Liv sin hace honores a su nombre artístico.
Se escuchaban todas los instrumentos y el sonido era correcto. Chris hacia unos solos de guitarra meteóricos. Per y Tommy imprimían fuerza al conjunto. Aparte de lo anterior, Liv transmitía seguridad y liderazgo, y sabía como implicar al público. Además la forma que tenía de jugar con el pie de micro me recordaba mucho a las puestas en escena de los 80 y añadía un componente nostálgico a la actuación. El resto de la banda se integraba bien en la puesta en escena, que se notaba que llevaban preparada. Sobretodo cuando agitaban sus melenas al unísono. A la hora de hablar, Chris y Liv se
repartieron el protagonismo.
Los temas a destacar fueron “Let me out”, que hizo que subiera la energía y nos permitió disfrutar de la voz limpia y acariciante de Liv. En “Outrage” hicieron subir al promotor que, avergonzado, se apresuró en abandonar el escenario.“King of the damned” tuvo un solo espectacular. “Hypocryte”,fue la más dura del set y las notas que disparó Per se desplomaron sobre toda la sala, fue notable su técnica sobretodo en este tema. Terminaron con “The fall”, rápida y arrolladora como un coche que viene de frente. Liv se arrodilló frente a Chris en el solo y luego ya de pie hizo girar su brazo como se hacía antaño. El set fue un poco corto para un cabeza de cartel, 55 minutos. Hubiéramos agradecido dos o tres temas más.
Liv Sin aúnan calidad, actitud, experiencia y poder de convicción.
Godless Utopia
Let me out
Outrage
Im your sin
King of the damned
Immortal sin
Killing ourselves to live
Hypocrite
Fight song
The fall
Y hasta aquí la crónica Liv Sin + Grim Comet + Olvido. Agradezco la usual amabilidad de Kivents y les felicito por las mejoras organizativas que han estado demostrando últimamente. Además de los shows, un trabajo bien hecho se disfruta. Y también la buena disposición de las bandas.
Nos vemos en la próxima