SHIBALBA – Psychostasis – Death of Khat

0

No soy demasiado dada a escuchar música ambiental (aunque esta etiqueta se le queda corta a este proyecto), de hecho no es un estilo que llame demasiado mi atención, salvado en contadas excepciones. Pero siempre hay algo que logra despertar mi interés, y es todo aquello que tiene un trasfondo espiritual, que busca ahondar en algo más profundo que lo musical. Esto es algo que buscan y, sin duda, logran, SHIBALBA, una congregación formada por Acherontas V. Priest (ACHERONTAS), Karl NE/Nachzehrer (NASTROND) y Aldra-Al-Melekh, que ahora lanzan su nueva (no me atrevería a limitarlo y llamarlo disco) obra, “- Death Of Khat”. Un álbum difícil de describir a nivel musical, que debe narrarse más como una experiencia, a nivel sensitivo y espiritual.

 

Siempre he creído que cada lanzamiento de SHIBALBA cumple un propósito dentro del campo espiritual: uno eran ofrendas, otro oraciones… Y este nuevo lanzamiento es meditativo, la banda sonora perfecta para hacer meditación. Está cargado de misticismo oriental, bebiendo de muchas fuentes distintas, y crean un sonido lleno de capas y matices (como las ideas y doctrinas tras las canciones), siempre dentro de la música riutal y chamánica. De hecho SHIBALBA van un paso más allá de usar drones de guitarra y sintetizadores, e incorporan cánticos e instrumentos tibetanos, darbukas, campanas, gongs e incluso cuernos. De esta forma consiguen con creces su propósito, guiar al oyente por su subconsciente y trascender a otro plano lejos de lo corpóreo, creando también vibraciones y ondas de sonido que parecen llegados de otro tiempo.

Este trabajo, como el nombre indica, nos hace desprendernos poco a poco, tema a tema (de hecho parece que nos guían por distintos escenarios de diferentes tipos de meditación oriental), de nuestro yo físico mientras ascendemos a otro plano y a otro nivel de iluminación. No es un disco introspectivo solo para SHIBALBA, sino también lo convierte en tal para el oyente, abriendo puertas  a nuevas dimensiones incluso sin quererlo.

Este viaje da comienzo con  “Phychostasis-Death of Khat”, uno de los temas con más luz. Empieza con mucha ferza, con una sensación casi cósmica, y va evolucionando en cánticos y uso de percusión tribal, sonidos ambientales. Nos sumen en un verdadero trance en cuestión de minutos. Y es que el “Khat” en el antiguo Egipto era el cuerpo física, nuestra encarnación material en este plano. Y este tema da la sensación de ser un ritual introductorio. No un ritual de adoración, sino meditativo. Es un trance meditativo. Es ahí cuando estamos listos para la psicostasia, el “pesaje del alma”. El siguiente paso una vez ahí es “Ihag Mthong”, con más ruidos, más hipnótico, más introspectivo. A estas alturas ya hemos alcanzadu otro estado de sabiduría, siendo en el budismo clásica esta segunda etapa después de la calma mental, adquiriendo una visión superior. Es increíble como transmiten con diferentes sonidos la idea de cada una de las canciones. Solo puede salir de dentro.
“Kaoshikii” es un baile que expande la mente. Por otro lado, “Mahayana” se traduce como “gran vehículo”, y es una de las principales ramas del budismo. Y lo que tenemos en el corte “Kaoshikii Mahayana” es una danza sónica canalizadora, un paso más allá en el prajna. Una doctrina vinculada a la anterior canción, por lo que el tipo de sonidos y atmósfera siguen siendo similar, ya que es un proceso muy parecido. Voces que se antojan oraciones resuenan como dentro de un templo.
“Aether” es la personificación del elemento más puro, la quintaesencia, en el hinduismo “Akasha”. Ananda es la felicidad eterna, alcanzada a través de la meditación. Choca entrar a Aiwass en el título, el nombre de la voz que escuchó Crowley, pero se trata de un ocultista que bebió mucho de las corrientes asiáticas. Por lo tanto, “Aether Ananda Aiwass” es un tema de pura devoción, una ofrenda. Es por uno una de las pistas más intensas y con más capas de la placa. Tiene mucho símbolo y pasajes distintos, de momentos de auténtico clímax a otros que iducen a la meditación. Es como si una entidad superior se manifestara a través de este punto del viaje.
Cercanos a la Ananda viajamos a doctrinas tibetanas. Se nos presenta un “Naljorpa”, aquellos que han alcanzado un estado de serenidad pero, sobretodo, aquellos que poseen poderes mágicos. Aquí los instrumentos tibetanos ganan protagonismo y la intensidad del extema es extraterrestre y extrasensorial. Es misterioso, y da la sensación de ser mágico, con una luz especial, arcana. Los momentos de instrumentos tibetanos son hipnóticos, y con poco que escuches sin estar haciendo nada más, o en un ambiente/estado propicio, inducen al trance con facilidad, haciendo que te desprendas por completo de tu cuerpo. Es como si SHIBALBA aquí trajeran de vuelta el verdadero significado de la antigua música ritual, como vínculo con los dioses y con la propia tierra. Y cumplen ese propósito ancestral.
Llega otro momento de luz con “Reanimation of Akh”. Akh era una fuerza espiritual, pertenecía al cielo en dualidad con el cuerpo humano (que pertenecía a la tierra), una dualidad adoptada más tarde por religiones establecidas como la cristiana. Este tema es de los más apacibles, delicados, con guitarras acústicas. Transportan a la naturaleza al vínculo entre dioses y animales, incluso esa delicadeza plumífera de las aves (a menudo se representaba a Aj como un ibis). En el Imperio Antiguo el se le realiza el rito “Saj” al rey difunto, para convertirlo en espíritu Aj. Se pretendía alcanzar este espíritu después de la muerte con ceremonias mágicas y, en cierta parte, han dotado a este tema de una magia de aire medieval. Y le han dado un sentido de belleza.
«Five Points Of Desire » lo interpreto como una referencia al pentagrama, a menudo señalando los cinco elementos, peor en el antiguo Egipto la estrella de cinco puntas representaba el Duat (el reino de los muertos). Así que aquí empiezan los temas más misteriosos y oscuros de la obra. En esta canción ningún instrumento destaca por encima del otro, sino que se fusionan solmenes en la atmósfera.
A estas alturas de la meditación cada vez estamos más cerca del “nirvana”, y “Orgasmic Iebriation” vuelve a la importancia de la percusión, con sonidos orientales, acercándonos al Moska con un ritmo constante que crea imágenes de fuego y danzas tribales. Hacia mitad de la canción poco a poco este ritmo claro y esta percusión marcada se van confundiendo con cantos en otra canción de ruidos ambientales, creando un sonido que parece gutural, que emana de algún lugar de otra existencia.
Los temas son cada vez más oscuros, de hecho la cúspide es “Opening the Shadow Box”. Terriblemente siniestro, con percusiones que recuerdan a una marcha fúnebre y de aroma a ritual funerario, a ritos de paso. En el antiguo Egipto la sombra era una figura de la muerte o de un siervo de Anubis, y a menudo los faraones tenían una caja de sombras, donde las almacenaban por lo tanto, esta canción tiene una atmósfera amenazante. Una atmósfera muy cargada. Y es que la muerte te ha liberado y acecha tras de nosotros. Una canción de una intriga de estructura in crescendo. Es paradójico, porque ya nos hemos liberado del Khat, y ahí no nos puede seguir nuestra sombra, pero en un estado meditativo aún así esta idea logra crear una sensación de angustia. Es una de las pistas que más calan, sin duda, despiertan sensaciones incluso a nivel físico. En mi caso, es la primera vez que una canción, sin estar en un estado mental o ambiental propicio, me ha provocado síntomas como una débil sensación de mareo, sudoración o taquicardia. De hecho la primera vez tuve que parar aquí la escucha y retomarla horas después. Algunos murmuros relazan esta sensación y te dejan con un cuerpo extraño, preguntándote qué pasará en el siguiente tema, casi con temor.
Y, sin que esa sensación se haya desprendido de ti, el disco termina con “Svarna Khecari Mudra”, otro viaje meditativo, no tan siniestro, que nos induce al trance, con un poco de drone en las guitarras, creando un ambiente igual de oscuro y surreal pero, por otro lado, distinto a todo lo que hemos escuchado (o, mejor dicho, vivido) en este trabajo hasta ahora. De alguna forma es el despertar, paulatino y pensado. Es difícil hacer una crítica musical de un disco que es un verdadero viaje.
SHIBALBA nos inducen al trance y, una vez nos hemos desprendido del Khat, nos guían por distintos lugares del subconsciente a través de doctrinas orientales, desde Egipto hasta el Tibet, rompiendo con la rutina meditativa esperada para encontrarnos con entes como Aiwass o incluso desatando a la muerte. Todo esto lo recrean con sonidos, pero no lo escuchamos, lo vivimos, y de una forma muy intensa incluso sin quererlo. Muchas veces describo discos como “experiencias”, pero ahora me doy cuenta de que hasta este momento de mi vida solo puedo decir eso de SHIBALBA. Porque esta obra no se escucha, se vive, se respira, se teme, se adora. Es como si fuera un ente en sí mismo. Un ritual, una evocación en la que no sabes qué mensajes vas a recibir, o qué entidades van a aparecer. Solo sabes que ya no estás en la tierra y poco más puedes hacer más que dejarte llevar. No veo el momento de utilizar este álbum de una manera más profunda en otros momentos de mi vida. Una obra muy potente e intensa, en todos los sentidos.

 
Agonia Records (2017)
Puntuación: 10/10

 

Tania Giménez
Tania@queensofsteel.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Highslide for Wordpress Plugin