MELECHESH – Razzmatazz 3 (21/05/2014)

No sé si es cada vez más bandas, por lo tanto también hay cada vez más bandas mediocres, que me estoy haciendo exigente, prejuiciosa, o que simplemente con los años me estoy convirtiendo en una cascarrabias. Pero lo cierto es que cada vez es más difícil que el cartel de un concierto me seduzca, que sin ser todo bandas de mi gusto tenga algo lo suficientemente atractivo como para animarme a ir. Y eso fue exactamente lo que hice con la cita que nos proponían en Barcelona MELECHESH, KEEP OF KALESSIN, TRIBULATION y EMBRYO. En este caso ese aliciente que me hizo ir sin pensármelo dos veces, aún siendo teloneros, fueron los suecos TRIBULATION que, si ya desde su debut se mostraba como una banda de una calidad enorme, su último “The Children of the Night” es una obra impecable que sigue demostrando que el grupo tiene una de las visiones más únicas del Death Metal.

Horario europeo para el concierto. Y con una puntualidad inaudita. Algo que quizás no ayude demasiado a las primeras bandas. Y ese fue el ejemplo de los italianos EMBRYO que, subiendo al escenario a las 18:30, se encontraron con apenas una veintena de personas entre el público. Así que el combo se enfrentó la dura tarea de intentar animar a un público muy frío y bastante escaso. Lo hicieron arrancando con mucha energía con “My Pounding Void”, de su último trabajo, el cual venían a presentar. Siguieron con un repertorio breve que repasó sus tres discos pero se centró especialmente en su reciente “Embryo”, descargando un Death Metal de corte moderno y melódico, con teclados y mucho groove. Composiciones directas, de esas idóneas para el directo, y una interpretación y un sonido muy solo. Salieron a por todas y no bajaron la intensidad ni un momento, con una puesta en escena muy dinámica y un frontman que hizo todo lo posible por levantar a la audiencia que, hacia los temas finales, como la propia “Embryo”, se mostró algo más animado, y también veíamos ya una Razzmatazz 3 ligeramente más llena.

Barras de incienso, fuego, huesos… Así se preparaba la atmósfera especial que envolvería toda la actuación de TRIBULATION. Una atmósfera que transmitía Muerte. Oscuridad. Purificación. Y libertad. Como un ciclo.
Con el olor a incienso impregnando la sala subieron los cuatro al escenario para, sin mediar palabra, empezar a regalarnos “Strange Getaways Beckon”, de espaldas al público en la misteriosa intro, dejándonos hipnotizar por los acordes y el fuego para ir, poco a poco, adentrándonos en el mundo TRIBULATION, para ir metiéndonos en su microclima. Lo cierto es que no sabía cómo funcionarían en directo temas como este (de su nueva placa), y solo puedo decir que le dan una intensidad extradimensional. Como contrapunto, cortando todo lo atmosférico, descargaron sin piedad “Beyond the Horror”, de su álbum debut. De aquel álbum de un Death Metal rabioso y fiero, incesante y directo. Siguieron echando un vistazo atrás a su debut con un trallazo como es “The Vampyre”. La peste negra hecha música. Repugnante y siniestra. Llegados a este punto pensaba que su repertorio se centraría en temas de este tipo, del estilo de su anterior obra, pero me cerraron la boca con “In the Dreams of the Dead”, posiblemente uno de los temas más completos, y también pegadizos, de su nuevo “The Children of the Night”. De nuevo crearon su propio universo paralelo con sus melodías hipnóticas. Sonó oscura, bella, sonó misteriosa y, sobretodo, intensa. Sonó a Death Metal, sonó gótica, sonó rockera, incluso black metalero. Similar fue“Rånda”, que fue seguida de la instrumental “Cauda Pavonis”, donde esa inexplicable intensidad de hizo aún más palpable, más indescriptible. Y fue ocn canciones como esta cuando nos dejaron claro que las palabras, las letras, no son necesarias para transmitir cualquier tipo de emoción. Su música habla. Sus instrumentos cuentan historias. Y su puesta en escena lo respalda. Desde el dinamismo, las ganas y las ganas de gustar, hasta los gestos o las miradas sobrias, incluso la casi enigmática pose de Jonathan Hultén, que no dejó de moverse como un poseso durante toda la actuación. Aquí nos hipnotizaron, nos dejaron claro que TRIBULATION sin letra serían tan TRIBULATION como siempre lo han sido. Que son libres. Y su libertad es lo que los hace únicos. Lo que los hace ellos. Pero también hubo aquí lugar para animarnos, con toda la banda mostrándose compacta, con energía y pasión, acercándose al público pasados los monitores. Nos hicieron partícipes de su actuación, que fue sólida del primer al último riff, mostrando una profesionalidad enorme, pero también una honestidad aún más grande. Fueron a por todas.

Pero aún había más. Aún quedaba “Ultra Silvam”, con ese regusto tan setentero, casi psicodélico en ocasiones, y también prog. Para finalmente poner el broche final de oro a una actuación enorme con “When the Sky Is Black With Devils”, cerrando un tracklist muy centrados en sus dos últimas obras, que son las más representativas de su sonido actual.
Una actuación que hechizó a los seguidores del grupo y enamoró a los que aún no los conocían. Su segunda visita a nuestro país, y lo único que se puede pedir es que la próxima vez sea como cabezas de cartel.
Ellos se bajaron del escenario, pero el fuego que habían encendido aún no se había consumido.

La primera y última vez que vi. a los noruegos KEEP OF KALESSIN fu también con MELECHESH, en 2011, pero por aquel entonces aún estaban con Thebon a las voces. Así que esta era la primera vez que el público los vería como trío, el mismo trío que ha grabado este año su último “Epistemology”.
Y así se subieron al escenario para empezar su descarga con “The Grand Design”. Ya desde el primer instante pudimos ver un gran cambio en su puesta en escena. Con camiseta rota y vaqueros, como trío, sin decoración… Venían sin esconderse, sin adornos. Venían a descargar su Metal sin complejos ni florituras. Siguieron con más temas de su última placa, como “Dark Divinity”, que precedió a “Introspection”. Vistazo al pasado reciente con “The Awakening”, mientras Wizziac no dejaba de sonreir y animar al público de mil maneras. Tampocó paró de hacer headbanging ni un instante, igual que Obsidian Claw, al mismo tiempo que ofrecían una actuación firme y una interpretación precisa, con los samples de teclado dotando de regusto épico a algunas de las pistas.

No dieron tregua, descargando únicamente temas de su más reciente “Epistemology” y “Reptilian”, hasta que llegó el tema final, “Ascendant”, perteneciente a “Kolossus”. Imagino que para la banda estos deben ser algunos de los trabajos que mejor definen el sonido actual, o verdadero, del combo, pero lo cierto es que con esa puesta en escena sin complejos, y con una formación de trío, como muchos grupos de los 80, encajarían muy bien algunas de las canciones más directas y puras de sus primeras obras. Aún así, y sin ser seguidora del grupo, dieron una actuación sin alardes, pero firme. Porque cuando un concierto es bueno, poco más hace falta.

Y tampoco soy gran seguidora de MELECHESH, pero no hay duda de que con su nuevo “Enki” los israelíes se han marcado todo un discazo de su singular estilo, un paso adelante en su continua evolución, una obra plagada de una enorme creatividad. Además, por si esto no fuera suficiente, en directo jamás decepcionan. Y todo apuntaba que en la Ciudad Condal no harían una excepción a la regla.
Así fue, Ashmedi y los suyos (con el guitarrista y el bajista tapados con Tuareg) subieron al escenario entre humo para disparar metralla. 10 cartuchos a quemarropa, sin ni un momento para respirar. Y el primer disparo nos atravesó bajo el título de “The Pendulum Speaks”. Hiriente y fiero lo enlazaron con “Tempest Temper Enlil Enraged”, descargando su ira mesopotámica. Se despojaron de sus Tuareg, y siguieron sin piedad con “Ladders to Sumeria». Los sonidos orientales y los del Metal más devastador seguían fusionándose, creando una comunión de la que solo MELECHESH es capaz con “Grand Gathas of Baal Sin”, un cántico, una ofrenda a Baal en la que todos formamos parte. Rendimos culto al dios del trueno.
La noche era mágica. Mágica y arrolladora. Y lo siguió siendo con “Genies, Sorcerers and Mesopotamian Nights”, que sonó rotunda, compacta, tan firme como lo estaba siendo toda la actuación, con un sonido tremendamente nítido y una banda que iba a degüello, pero que se mostraba precisa y en perfecta cohesión. Cayó entonces “Deluge of Delusional Dreams”, sin perder la cercanía con el público, que ya estaba extasiado. Aún quedaba recorrido. Los israelíes querían aprovechar el tiempo al máximo: 10 temas en una hora, y a esa velocidad frenética lo iban a conseguir. Así tuvimos “Multiple Truths”, y “Triangular Tattvic Fire” cubierta por luces rojas como el propio fuego. Nos perdimos en la antigua ciudad mesopotámica de Nineveh con “Ghouls of Nineveh”, que presagiaba el final. Final que llegó con castigo y venganza hechos música, en la forma de “Rebirth of the Nemesis”, donde la banda, y especialmente Ashmedi, seguía tan entregada como en el primer tema.
Nos deleitaron a todos, tanto por su fuerza como por transportar tan bien al directo su sonido único.