Inked in Blood Tour – Salamandra 1 (27/01/2014)
Para ser sincera, no había nada que me apasionara demasiado en este cartel, pero que fuera la única visita a España de OBITUARY en la gira de presentación de su último álbum, hacía la cita más interesante, y aunque MPIRE OF EVIL no sean santo de mi devoción, ver frente a mí, en directo a Jeff Dunn (aka Mantas) con Tony Dolan (aka Demolition Man), también tenía su aquel. Venían acompañados por los alemanes DUST BOLT, que reseñamos hace poco y en disco siempre se me han antojado poco interesantes y repetitivos, además de los británicos ROTTING REPUGNANCY, que no los conocía. Así, rápido tras salir de nuestro de programa de radio, tras recorrer casi una línea entera de metro, llegué a la Sala Salamandra justo a tiempo para poder presenciar la actuación de ROTTING REPUGNANCY.
Como suele ser habitual con la primera banda (y más tratándose de un día entre semana, un martes), cuando ROTTING REPUGNANCY saltaron sobre el escenario Xaún la sala lucía casi vacía. Pero los chicos lo dieron todo y se esforzaron por animar al público con energía y brutalidad a medida que descargaban efectivamente su Brutal Death demoledor presentando algunos temas de su único álbum, «Path of the Diminished», tales como el arrollador «Shadows Fall». Una actuación breve y contundente que injustamente dejó frío al público pero con un buen sabor de boca. Y tras esa corta actuación, se despidieron brevemente con un «Hail Satan».
Tras un rápido cambio de backline y de estilo, subían al escenario los thrashers DUST BOLT. Y salieron como un huracán arrasando con todo. Como decía, en Queens of Steel hemos reseñado sus dos trabajos, y nunca me ha parecido un grupo demasiado interesante, pero su directo me dejó flipada. Quizás la propuesta no sea nada original ni llame la atención en exceso, pero su directo es sencillamente demoledor. Ningún componente de la banda dejó de moverse en ningún momento, la química entre ellos mismos y entre la banda y el público fue buena (aunque la respuesta todavía algo fría, como era de esperar) y su energía era simplemente aplastante. Además supieron animar al público, y no dejaron de hacerlo en ningún momento, tal es así que se vieron los primeros pits de la noche. Sonido muy bueno, energía arrolladora, temas directos de Thrash de inspiración clásica. Si siguen girando se les abrirá muchas puertas. Sorprendieron gratamente incluso a aquellos que no conocían a los teutones.
Uno de los platos fuertes de la noche llegaba: MPIRE OF EVIL. De nuevo, otra banda que prefería que no formara parte del cartel. A pesar de sus componentes, ninguno de los dos largos del trío me ha gustado. Pero ahí estaba yo, frente a Jeff Dunn, esta vez con más años, menos cuero y menos tachas, cambiando su melena rubia por entradas y gafas, pero dando la talla a pesar de que no entienda el sonido de su banda. Y evocando la misma blasfemia. El primer tema fue propio (y siento no poder decir títulos, nunca me ha interesado su discografía como para eso), y sonaron sólidos compactos, con una buena puesta en escena. Sin duda, la experiencia y es un grado, y la suya es enorme. El público reaccionó frío, yo incluida, y estaba a punto de marcharme de la primera fila tras hacer algunas fotos cuando de repente Tony Dolan presenta algo que yo no esperaba en absoluto «Die Hard». Headbanging, puños en alto, cuernos… Devastación absoluta. Era cómo estar viendo a VENOM en directo. Pensé que esa sería la última sorpresa de la noche, el único momento que disfrutaría. Pero lo cierto es que más que un concierto de MPIRE OF EVIL parecíamos estar asistiendo a un concierto nostálgico, de una banda tributo a VENOM.
La sala estaba más llena y mucha gente se agolpaba en las primeras filas para lo que sería una noche cargada de nostalgia, de trallazos, de los temas más clásicos de VENOM. De hecho, con Jeff Dunn diciendo: «Barcelona, ¿qué hora es?» cayó «Witching Hour». Demoledora, como lo es cualquier clásico de VENOM. Ahora sé que la hora de las brujas son las 21:20. Como decía, puesta en escena atractiva, buen rollo entre ellos que se contagiaba al público, que entre headbanging y mosh se convirtió en un auténtica fiesta con aroma ochentero. Interacción enorme entre asistentes y banda; nos hicieron gritar, nos hicieron dejarnos el cuello y litros de sudor, aunque con temas como los que dejaron caer es algo que se consigue sin esfuerzo. Muchos nos dejamos las cervicales, como cuando por ejemplo Tony Dolan (gran frontman, por cierto, con una forma casi teatral de presentar los temas) presentó un tema que «cambió la historia de la música». No podía ser otro. «Black Metal». Momentazo de la noche que nos volvió locos a todos. Pero entre un Jeff que no dejaba de poner caras de poseso, de hacer todo tipo de posturas con su guitarra, un batería que no dejaba de levantarse y darse cuerpo y alma tras el kit, y un Tony escupiendo sangre, también sonaron «Welcome to Hell» o «Countess Bathory». Creo que tan solo fueron dos los temas que tocaron de MPIRE OF EVIL, el resto fue un repaso a lo mejorcito de su paso por VENOM. Y así nos metieron a todos en el bolsillo. Receta infalible (la gente pedía más, pero no hubo suerte). Pero, por si no fuera poco, aparte del conciertazo que dieron, de todos esos temas enormes que nos hicieron meternos en una máquina del tiempo, aparte de su experiencia y éxito, demostraron que ante todo siguen siendo unos artistas humildes. Pasé de no querer verlos a querer hacerlo siempre que nos visiten. Y desde ese día todo lo que ha girado en mi tocadiscos ha sido VENOM. Con eso os lo digo todo. Enormes.
Yo ya podía marcharme tranquila tras haber presenciado esa bestialidad de (breve, y que se pasó aún más rápido) de concierto que dieron MPIRE OF EVIL. Pero llegaban los cabezas de cartel: OBITUARY. Y si los habéis visto en directo alguna vez sabréis que tienen una seña de identidad: nunca decepcionan. Y todo apuntaba que aquí tampoco lo harían.
Con un gran fondo de la portada de su último «Inked in Blood» los yanquis salieron aplastantes al escenario mientras sonaba «Centuries of Lies», que la enlazaron con «Visions in my Head». De hecho no interactuaron demasiado con el público (no les hizo falta para encandilarlos) y enlazaron varios temas seguidos. Actuación no demasiado dinámica pero demoledora a nivel musical y de sonido, con un sonido perfecto en todo momento, atronador, compacto y bestial. Además a lo largo de toda la noche no hubo ni un problema técnico. Los americanos transportaron como nadie su Death Metal al escenario. Por algo son prácticamente unas leyendas vivas del Death de Florida. Así, casi sin pausa pero sin clemencia, siguieron descargando temas como «Intoxicated», «Don’t Care» o «Back to One». De hecho se centraron especialmente en su última obra y en su veterano, aclamado y excelente «Slowly we Rot», algo que el público agradeció. Tal fue la intensidad que más de uno se subió al escenario e hizo stage dive.
Siguió la devastación con temas como «Dead Silence», tras el cual se marcharon del escenario durante unos minutos para volver para descargar una venganza, aún más demoledora, sobre todos nosotros. Una venganza que llegó con «Back on Top», «I’m in Pain», «Inked in Blood» y, cómo no, el broche final con «Slowly we Rot», la más aclamada de la noche. Concierto breve, de cerca de una hora y cuarto, que con esa calidad, ese sonido demoledor y esos temazos se hizo aún más corto. Pero OBITUARY saben lo que hacen, no necesitan más que descargar uno tras otro sus cortes para destruirnos, y así lo hicieron en Hospitalet.