IN SOLITUDE – Razzmatazz 3 (28/04/2014)

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Hace pocos días, menos de una semana, asistimos al concierto de NO FUTURE en Madrid, donde la banda, sin duda, nos dejó con ganas de más. Y, aunque no es lo mismo, esa dosis extra la tuvimos el lunes pasado viendo a IN SOLITUDE. Bandas distintas con componentes en común, pero con la misma facilidad de transportarte, de hacerte partícipe de su propio mundo. Con la misma oscuridad, pasión e intensidad. Lo cierto es que un concierto de los jóvenes suecos siempre es una cita ineludible para cualquier amante de la buena música pero, aparte del concierto en sí, teníamos más alicientes (por si su último «Sister» no fuera suficiente). Y es que esta era su segunda visita España, pero su primera gira por aquí, dentro de la cual únicamente nos ofrecían dos fechas. Además, si en Madrid tocaban acompañados el día antes por los noveles NIGROMANTE, en la Ciudad Condal abrían la velada oros locales: los death metaleros GRAVEYARD, ya con un nombre forjado a fuego dentro de la escena.

Con una sala que ya contaba con un buen número de público, subieron al escenario los barceloneses GRAVEYARD para descargar su podredumbre hecha Death Metal. Su DM pestilente y enormemente old school, con mucho regusto sueco, de ese que nos mete en una máquina del tiempo y nos lleva directamente a Escandinavia a principios de la década de los 90. Este año ha sido muy productivo para los death metaleros: su último «The Sea Grave» salió hace menos de un año, hace escasos meses vio la luz su split con los suecos ENTRAILS, y su actividad sobre los escenarios tampoco ha parado. De hecho se siguen prodigando fuera de nuestras fronteras, y ese rodaje fue algo que pusieron sobre las tablas la noche del martes. Y es que, no sé si es gusto personal y cada vez que los veo en directo me gustan más, o es que su evolución en directo es realmente algo notable. Fuera como fuere, en esta ocasión pude disfrutar mucho más de ellos gracias al buen sonido del que gozaron en todo momento, no como la última vez que los vi., en la BeGood abriendo para REVEL IN FLESH. Pero no todo fue el sonido de la sala, sino que GRAVEYARD mostraron ser en directo una máquina bien engrasada, una auténtica apisonadora que transporta al directo toda su esencia y rugosidad. Guitarras de alto voltaje que nos desgarraron los tímpanos, base rítmica atronadora, y un Fiar a las voces que sigue aportando al combo mucho dinamismo además de potencia vocal. Buen frontman que sabe cómo levantar al público. Y así lo hizo la banda de principio a fin, caldeando enormemente el ambiente con una variada selección de temas de sus dos trabajos, una actitud que derrocha honestidad y un sonido que rezuma mala ostia. Dignos de ver en directo, y el próximo mes de junio podréis hacerlo en 3 fechas que tiene por España junto con los suecos NOMINON, una de ella en la próxima edición del Move your Fucking Brain, así que no tenéis excusa.

 

Y tras un rápido cambio de backline, ya coronaba el escenario una enorme (incluso se hacía pequeña para tal escenario) bandera de «Sister». El incienso iba prendiendo, su aroma iba impregnando la sala… Y las primeras notas de su intro. Larga intro para poder cerrar los ojos, respirar profundamente el humo del incienso que, poco a poco, iba nublando las primeras filas de la sala, y así ir sumergiéndote en el mundo IN SOLITUDE. Breves minutos después el combo sueco con, como siempre, Pelle al frente siendo el foco de todas las miradas, se dejaban la piel y el alma interpretando el demoledor inicio de «Death Knows Where» (tema que abre, tras la intro, su último álbum). Pelle no dejó de moverse, de hacer headbanging, mientras a su derecha Gottfrid no dejaba de agitar su bajo y ofrecer una puesta en escena muy dinámica, siempre respaldada a la perfección por ese gran combo guitarrero formado por Henrik y Niklas y un Uno tras el kit de batería que no dejó de mover la cabeza y mojar la camiseta ni un solo segundo. Dotes musicales indudables cada uno de ellos. Desde el primer segundo el público se entregó, tanto como el grupo, y continuaron ofreciéndonos uno de los mejores cortes de su última obra, «Lavender». En el estribillo las primeras filas enloquecieron, y no es para menos. Cuando tienes música así, todo lo demás no importa, pero resulta que IN SOLITUDE se entregan, se dan, se dejan de llevar… Y te hacen caer en sus redes sin dejarte escapatoria alguna. Más oscuridad, más poesía, más belleza, de la mano de «We were Never Here», primer guiño al pasado del repertorio, y muy bien recibido, sobretodo con esos riffs abrasadores que le dan inicio. No hicieron falta demasiadas palabras ni pedir palmas para que la audiencia barcelonesa se diera a IN SOLITUDE a modo de gratitud por tan buen concierto que estaban ofreciendo. Quid pro quo. Pasión recíproca. Y continuaron, con Pelle y Gottfrid tirando por los aires las barritas de incienso al adelantarse a los monitores para ver e interpretar con su público español (que tan especial es para ellos) de cerca, incluso en algún momento se tuvo que cambiar el micrófono. Entre sudor y puños en alto volvieron al presente con «A Buried Sun». Personalmente, se trataba de una de esas canciones que temía ver en directo, no tanto por mí, sino por la reacción del público, y es que estos temas lentos, largos, y en este caso con regusto Blues, no suelen ser los que mejor funcionan. Pero IN SOLITUDE lo hacen todo a su forma, y este tema lo hicieron seductor, cautivador… Hipnótico. Los ritmos y riffs se repetían no solo en nuestros oídos, sino en nuestro interior, en nuestra mente, como un mantra, y lo único que pudimos hacer no fue sino dejarnos llevar.

Y aún había más en lo que ya parecía ser un trance de actitud rockera a raudales. Todavía había más del pasado, como la siempre efectiva «The World, the Flesh, the Devil», otra de estas pistas tan bien acogidas que el público no dejó de corear, ni de hacer headbanging. Además, me sorprendió enormemente la potencia y ferocidad que ganan absolutamente todas las canciones en directo, no sé si es solo cuestión de sonido o de esa intensidad que desprenden que consiguen que parece se pueda tocar, o quizás es el todo que logran crear sobre el escenario, y la comunión que, con posición solemne y sin necesidad de muchas palabras, logran crear con el público. Fuera como fuere, siguieron regalándonos cortes como «Horses in the Ground», con ese pegadizo a la par que hipnótico riff principal impregnado de oscuridad, o la esencial «To Her Darkness», con la cual el público enloqueció por completo. Y fue entonces cuando IN SOLITUDE reventaron la sala.

Me sorprendió la actitud de la banda, poses rockeras, aspavientos y poses con el bajo, un Pelle que se mostraba distante, frío, pero a la par visceral, entregado a lo que representa IN SOLITUDE, al significado que él ha creado, que lo hacía sentir cercano. Todos, público y banda, parte de un mismo todo. Partícipes de la velada. Del ritual. Conectados en un contexto más mágico que llanamente musical. Y siguieron manteniéndolo con potencia con la gran «Sister», una canción que cobra más fuerza y, sobretodo, emoción, cuando se escucha en directo, en el ambiente propicio… Y está claro que a esas alturas IN SOLITUDE, con la ropa totalmente empapada en sudor, ya habían creado la atmósfera, el microcosmo, que ellos querían. Porque todo lo hacen con una facilidad pasmosa.

…Pero se acercaba el final, y ese final lo marcó la imprescindible, ritualista «Witches Sabbath». Acogida enorme, público completamente a la altura. Y, tristemente, ni un bis. La banda se marchó dejándonos con la sensación de haber vivido algo. Como siempre, con ganas de más… Y sus melodías siguen resonando como ecos en nuestras cabezas.

 

Tania Giménez

tania@queensofsteel.com

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