Pelagial Tour 2013 – Sala Apolo 2 (05/11/2013)
La sesión de conciertos de noviembre arranca fuerte. Arrancaba fuerte en la Ciudad Condal el pasado 5 de noviembre, especialmente para los amantes de los sonidos más progresivos, experimentales y, sobretodo, únicos. Pocas veces se congregan en una misma gira dos grandes como THE OCEAN y los sorprendentes noruegos SHINING, que en esta ocasión venían acompañados por los franceses HACRIDE y los polacos TIDES FROM NEBULA.
Los germanos THE OCEAN ya han solidificado su carrera, lo hicieron hace años, y el público español ha podido disfrutar de su potente directo en más de una ocasión. Su último álbum, «Pelagial» (todo un señor discazo) era lo que nos venían a presentar, y también a alguno de sus nuevos componentes. Pero no son los únicos que han creado algo grande este año. «One, One, One», el segundo álbum de SHINING, es otra obra imponente e innovadora de su denominado «Blackjazz». Si con tan solo dos largos tienen la fama que tienen, os aseguro que no es sin motivo. Calidad y originalidad a partes iguales. Buen balance, igual que el que han obtenido TIDES FROM NEBULA con su reciente «Eternal Movement», con esa raíz tan atmosférica. Y HACRIDE no se quedan atrás con su nuevo «Back to Where You’ve Never Been». Así que la noche prometía, con cuatro bandas geniales que parecían ir a darnos una lección de su propio estilo.
Así fue, aunque desafortunadamente, llegamos a la sala una vez terminada la actuación de HACRIDE. Nos perdimos la contundente descarga de los galos con su sonido tan agresivo como complejo. Pero pudimos disfrutar de toda la actuación de TIDES FROM NEBULA, posiblemente desconocidos para muchos, pero 
convincentes para la mayoría. Con pocas palabras y sin llamar demasiado la atención subieron al escenario para dejarse la piel y toda su energía, tal es así que su guitarrista bajó entre el público a interpretar parte de una de sus canciones. Actuación dinámica sin dejar de descargar temas como «Only with Presence», «Laughter of Gods» o «The Fall of Leviathan». Composiciones emocionantes, únicas, llenas de giros, melodías ambientales, una apremiante atmósfera y riffs sello de la casa. Crearon ambiente, mostraron calidad e hipnotizaron al público mientras la banda parecía vivir dentro de su música. Música rica en matices, en texturas, en influencias pero, sobretodo, ¡qué dominio de la estructura! De la composición… De todo. Y jamás sin bajar la intensidad.
Fuerza y honestidad son dos palabra que podrían definir este impresionante concierto que dieron los polacos, pero yo me quedo con otra: arte. Y esa noche íbamos a presenciar mucho.
El público quedó encantado con la propuesta de TIDES FROM NEBULA, no es para menos. Pero la noche era, en segundo lugar (y para algunos en primero) de SHINING. «Blackjazz» fue impresionante para muchos, obra maestra sin duda y, aunque el impacto con «One, One, One» fuera menor, no deja de ser un trabajo que roza la perfección con las yemas de los dedos. Por ello había ganas de verlos, muchas. De adentrarnos en directo en esos sonidos casi esquizofrénicos, en esas melodías a veces asonantes, en esas incursiones que hace el saxofón en sus temas para llevar sus composiciones al desvarío completo de su Blackjazz, Deathjazz, Post-MetalJazz… O lo que estos tipos quieren que haga, porque son inclasificables. Era su primera visita a la Península, y parte del público barcelonés ya se encargó de ir enseñándoles parte de esta cultura nuestra cuando corrigió a su saxofonista/vocalista/guitarrista, Jørgen Munkeby, diciéndole que estaba en «Catalonia». Pero yendo a lo importante, SHINING desataron la locura desde el primer instante en que empezaron a sonar las primeras notas de la descontrolada «Healter Skelter». Saxofón a piñón fijo y éxtasis desde el mismo inicio del concierto. De nuevo, arte con cortes como «The One Inside» o «Fisheye», que descargaron casi sin pausa, sin respiro. Uno tras otro fueron cayendo temazo tras temazo. Concierto lleno de energía y fuerza, dinamismo y verdad. Mucha verdad. Pasión, visceralidad… Sello de su concierto. Concierto quizás demasiado breve, o es que con su maestría SHINING hace que el tiempo vuele. Que vuele con pistas como «My Dying Drive», con su descontrol y asonancia. O con «I Won’t Forget», pegadiza dentro de sus posibilidades, 
dentro de su habitual y mágico desorden. Arrolladora.
Afortunadamente, y al igual que el resto de grupos, los escandinavos gozaron de un buen sonido. Algo a recalcar ya que, con un repertorio centrado especialmente en sus canciones donde el saxo tienen un papel fundamental, posiblemente fuera uno de los combos de la noche que más requería un buen sonido. Lo tuvieron, y así nos atraparon por completo. Y nos dejaron sin ganas de que nos dejaran escapar. Imponentes.
SHINING son aventureros, valientes… Son ellos mismos. Y nos ofrecieron una actuación llena de eso; de ellos. De desorden y magia en partes proporcionales. Locura y disonancia que crean el arte SHINING.
SHINING, dejándonos en el éxtasis más absoluto de su desorden y arte, nos dejaron en manos de THE OCEAN que, francamente, tras lo que acabábamos de presenciar, lo tenían difícil… Pero salieron a las tablas como si no hubiera mañana, precedidos de sonidos y proyecciones marinas. Proyecciones que reinarían en el escenario durante toda la actuación del grupo, siempre envueltos por luces de tonos azulados. De esta forma THE OCEAN nos iban llevando a su viaje por las profundidades del mar, hacían la inmersión fácil. Y nos acompañaban por los cambios del océano: de la calma a la agitación del oleaje, al reflejo de la luna sobre el, el chapoteo de las gotas de lluvia sobre la superficie… A través de su música, llena de giros siempre con un control absoluto, de diferentes matices, emociones. La emoción es algo que caracteriza al combo teutón, y supieron transportarlo al directo.
Dieron comienzo a su actuación con «Epipelagic», tema que abre su nuevo álbum, «Pelagial». Y es que nos regalaron este último disco casi al completo (como debe 
ser tratándose de un compacto conceptual), y con un trabajo impecable como el que es este, dudo que alguien echara de menos alguna pista más antigua… Sobretodo mostrando ser tales monstruos sobre el escenario. Monstruos que regalaron a nuestros oídos atmósferas hipnóticas que también regalaban a nuestra vista con una actuación sincopada, con unas proyecciones que eran todo un alegato al sentimiento, a la importancia del ambiente y un juego de luces que ilustraba la esencia del grupo. Grupo que mostró en buena forma, en perfecta sincronización pero, sobretodo, con una energía arrolladora. Tal es así que su vocalista, Loïc Rossetti, se lanzó en más de una ocasión sobre el público a hacer «crowdsurfing». Era la primera vez que veía en directo a THE OCEAN con Loïc, pero cumplió con creces. Y es que no es tan solo un cantante con gran capacidad vocal, capaz de ejecutar con facilidad todo tipo de registros, sino que también es un gran frontman.
Sin pausa, siguieron interpretando su última obra, hasta que cuando llegó el turno de «Demersal: Cognitive Dissonance» la banda invitó a subir al escenario a Luis Roux, de 
HACRIDE, para interpretarlo a medias con Loïc. Otra interpretación enérgica por parte de Luis, y el dúo vocal hizo aún más palpable los matices que se esconden tras su último «Pelagial», dejándolo aún más claro sobre las tablas. Y, con un derroche de energía constante, cuando creyeron que ya teníamos suficiente de «Pelagial» y se habían marchado del escenario, regresaron para robarnos el poco aliento que nos quedaba para regalarnos un par de bises recuperados de su pasado, los cuales interpretaron con la misma intensidad y, sobretodo, con la misma naturalidad pasmosa con la que descargan sus complejas composiciones.
El público se marchó encantando, creo que consciente de toda la magia que habíamos presenciado. Ojalá consciente del potencial de todos los grupos que conforman la gira. De su frescura, su innovación. Apuesto que todos se harán grandes. Muy grandes.
