Maximum Cavalera Tour – Sala Salamandra 1 (04/07/2013)

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Nada mejor que bautizador como «Maximum Cavalera Tour» a una gira plenamente familiar, desde la tour manager hasta los integrantes de todas las bandas que forman el cartel. Cómo no, me refiero a la gira que trajo por España a SOULFLY a principios del mes de julio que, al igual que en 2009, venían acompañados por INCITE, una formación ya con rodaje que tiene como frontman a Richie, hijastro de Max Cavalera, y en esta ocasión también se unían al cartel los jóvenes LODY KONG, con tan solo una demo a sus espaldas, con Zyon Cavalera a la batería (recordar que también se encuentra tras el kit de SOULFLY tras la marcha de Kinkade) y el benjamín de la familia, Igor Cavalera, como frontman.

Se presagiaba una asistencia pobre, tal es así que incluso días antes la promotora tuvo que poner a disposición del público la cifra de 100 entradas a una tarifa reducida y, tanto por el panorama actual como por ser un día laborable, y lo cierto es que al saltar sobre las tablas LADY KONG el público aún era escaso, afortunadamente a medida que avanzaba la tarde la sala Salamandra se iba llenando.

 

LODY KONG subieron a las tablas con puntualidad para descargar su peculiar sonido que, tal cómo nos comentaba horas antes el propio Max, practican una mezcla entre NIRVANA y DEATH, incluso añadiría que también echan a la mezcla algún que otro toque de Hardcore y más ramalazos metálicos. La joven formación mostró sus ganas, pasión y visceralidad, entregándose por completo al público y a su actuación pero, desafortunadamente, la respuesta del público allí congregado fue bastante fría, ni temas como «Crazy Joe» o «Monkeys Always Look». Un grupo joven, aún con experiencia que adquirir pero, sin duda, mostraron que progresan, que pasión no les falta y, lo que es más importante, que tienen una propuesta realmente única.

 

Tras presenciar la actuación de los pequeños de la familia llegaba la hora de ver al mayor, Richie, al mando de INCITE, un grupo con más rodaje, con kilómetros y discos a sus espaldas, y que ya han cumplido con la ardua tarea de telonear a SOULFLY en más de una ocasión. El grupo yanqui subió al escenario pisando fuerte, con una energía arrolladora y ganas de acabar con todo. Unas ganas que transmitieron al público y que no dejó de responder con mosh y puños en altos a la seguridad que mostró el cuarto sobre el escenario del principio al final de su actuación. Con ese Thrash de aire moderno y contundente, con algunos riffs afilados y repletos de groove, INCITE supieron mostrar una actitud profesional, meterse al público en el bolsillo y descargar cortes como los feroces «The Aftermath», «Die Alone» o el demoledor «Tyranny’s End» con la misma energía y potencia con la que suenan en sus dos álbumes. La experiencia se nota, y las ganas, y el buen hacer… Y, afortunadamente, un público mayor que el inicial supo apreciarlo y darle la respuesta merecida. Un gran sabor de boca dejaron INCITE. Una de esas formaciones que, una vez las ves, te hace seguirlas más de cerca.

 

Lo cierto es que el hijo mayor de los Cavalera puso el listón muy alto para el cabeza de familia, pero de nuevo Max y sus SOULFLY (en esta ocasión, como mencionaba, con Zyon tras el kit de batería) salieron confiados (y con un público mucho mayor de lo que cualquiera podría haber esperado) para darnos otro concierto puramente SOULFLY, con sus sonidos tribales, sus guiños al pasado, su buen rollo y energía. Desde el primer momento, como ya es de costumbre, Max con su magnetismo y carisma, junto con su español, cautivó al público y se lo llevó a su terreno desde el instante en que apareció sobre las tablas, con su guitarra de cuatro cuerdas colgada al cuello, el enorme logo tribal presidiendo el escenario y la bandera de Brasil colgada sobre uno de los amplificadores.

Tras una intro tribal empezaron a retumbar en la sala de Hospitalet las primeras notas de «Prophecy», seguida por la infalible «Back to the Primitive», con la cual el público no dejó de saltar en ningún momento. De hecho toda la actuación, de principio a fin, fueron saltos y pits incesantes, especialmente en cortes como el que le siguió, el prácticamente clásico «No Hope = No Fear», mostrando su cariz atemporal tanto en cuanto a sonido como en cuanto a mensaje. Para «Seek N’ Strike» Cavalera dejó de lado su guitarra y se centró por completo en las voces, para después regresar a colgarse sus cuatro cuerdas en la siempre implacable «I and I». Después llegó «Babylon», que sirvió de introducción para un pequeño viaje al pasado, para un segmento del concierto centrado, cómo no, en su pasado irrecuperable con SEPULTURA. Una sección con la que el público se volvió loco, y apuesto a más de uno nos supo a poco. Empezaron con «Refuse/Resist», que enloqueció por completo a los asistentes, para continuar dejando caer canciones como «Territory». También hubo recuperó dos temas del único álbum que Max lanzó a mediados de los 90 con Alex Newport bajo el nombre de NAILBOMB, «Cockroaches» y «Wasting Away», fusionadas en un medley. Volvió la época SEPULTURA con un medley de la apoteósica «Arise» y «Death Embrionic Cells» y finalmente, para cerrar este segmento del concierto, «Straighthate», del último álbum que Max grabó con SEPULTURA, «Roots».

Volviendo al presente tras una enorme ovación y lo que fue prácticamente el clímax del concierto, a SOULFLY, quedaban por caer títulos tales como la arrolladora «Porrada», «The Rise of the Fallen» o «Bloodshed», un corte de su próximo álbum, «Savages», que saldrá a la venta en octubre, y para la cual contó con la colaboración de su hijo pequeño, Igor, a las voces. Una pista puramente SOULFLY, contundente y pesada, llena de energía, y tras la cual jugaron con los riffs iniciales de «Iron Man» para dar paso a un tema de su último disco hasta la fecha, «Enslaved», titulado Revengeance». Después de descargar esta canción la banda se marchó durante unos minutos del escenario para regresar con dos bises que pondrían la guinda al pastel. Primero fue el enormemente bien recibido (cómo era de esperar) «Roots Bloody Rots», secundado por una fusión entre «Jumpdafuckup» (haciendo gala al título, el público no dejó de botar) y «Eye for an Eye», sin pasar por alto un coqueteo con «The Trooper».

SOULFLY dieron una lección de experiencia y veteranía, de energía y humildad con un frontman que descarga un carisma especial y que se mostró totalmente agradecido desde el primer instante. Y es que desde principios de la década de los 90, está claro que la relación del clan Cavalera con España es algo muy especial.

 

Tania Giménez

tania@queensofsteel.com

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