The Eighth Plague Tour – Razzmatazz 1 15/11/2011

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Desde que se anunció que MACHINE HEAD por fin volverían a pasarse de gira por España tuve claro que era una cita totalmente imprescindible para mí, sobretodo después de escuchar su gran último disco, «Unto the Locust», además en esta ocasión venían acompañados por dos bandas norteamericanas de lujo: DARKEST HOUR y DEVILDRIVER (los cuales tenía la esperanza que me dejaran un sabor de boca más dulce que el que me dejaron en 2008 cuando pisaron la sala Apolo), pero también por los británicos BRING ME THE HORIZON, un grupo que, por cierto, últimamente está dando mucho qué hablar, sea por motivos musicales o por motivos ajenos a su labor musical. Sin duda, un cartel muy atractivo y también variado, y eso debió pensar más de uno, puesto desde el primer momento la sala 1 de Razzmatazz se encontraba llena hasta los topes y la cola para entrar rodeaba parte del edificio.

Abrieron esa prometedora velada (prometía tralla también) el grupo más desconocido para la gran parte del público, DAKREST HOUR, una banda que no es en absoluto nueva, de hecho llevan más de 15 años al pie del cañón y tienen editados hasta la fecha nada menos que 7 trabajos de larga duración pero, a pesar de ello (e injustamente), no es una de las bandas Metalcore más reconocidas en nuestro país. De hecho, estoy segura de que la media hora que duró su actuación servirá para que muchos les empiecen a seguir la pista muy de cerca, y es que lo dieron todo desde que se subieron al escenario, especialmente con un vocalista que dio el 100% y más de sí mismo en todo momento y en todos los sentidos. Los componentes de DARKEST HOUR supieron meterse al público en el bolsillo con su energía e interacción, y con unos grandes cortes centrados en su reciente nuevo disco, «The Human Romance», del cual interpretaron «The World Engulfed In Flames», «Eviolent by Nature» y «Love as a Weapon». Tampoco se olvidaron de incluir en su repertorio «Convalescence», «Your everyday Desaster» y «Doomsayer (the Beginning of the End)». Sin duda, DAKREST HOUR fueron una grata sorpresa y gran descubrimiento para más de uno, descargando agresividad, ganas y buen hacer a partes iguales.

 

Desafortunadamente, les tocaba el turno a DEVILDRIVER. No me malinterpretéis, desafortunadamente por qué no entendía cómo una banda con la trayectoria de estos tipos podía estar en el cartel por debajo de BRING ME THE HORIZON, y ello también suponía un repertorio más corto. Como he mencionado, esperaba su concierto con ganas y la esperanza de que lo del 2008 en Apolo solo fuera un mal día de la gira, pero finalmente terminé de ver su actuación en Razzmatazz con una sensación todavía peor.

Sorprendentemente, en lugar de dar el pistoletazo de salida a su actuación con algún tema de su último «Beast», lo hicieron con todo un clásico como «End of the Line». Con ese primer tema ya pudimos percatarnos de que algo fallaba en el sonido, y más que las posibilidades de la sala es la mala interpretación en directo de los componentes de la banda (que, por cierto, era la primera vez que los veíamos con el bajista de directo tras la salida de Jon Miller), incluso en más de un momento perdían el ritmo por completo. Me resultó especialmente difícil distinguir algunas de las canciones, y la voz de Fafara tampoco parecía estar pasando por su mejor momento, lo

cierto es que en ocasiones era difícil averiguar si estaba cantando o dirigiéndose al público.

En cuanto a su repertorio, pudimos escuchar «Head on to Heartache (Let Them Rot)», «Dead to Rights» y «You Make me Sick» de su último «Beast». Entre otras canciones de su pasado no pudieron olvidarse de ya clásicos como «I Could Care Less» o «Clouds over California», con la cual cerraron su actuación. Una vez más, se echó de menos un «Hold Back the Day».

A pesar de ser una seguidora de la banda, debo reconocer que actualmente el escenario no parece ser el sitio adecuado para los chicos de DEVILDRIVER, y quizás a Fafara le estén pasando factura los años.

 

Llegaba la hora de BRING ME THE HORIZON quienes, para empezar, debo reconocer que descubrí hace tan solo unos meses, y no precisamente por su música, sino por su polémico cantante (y, de hecho, su concierto en Barcelona tampoco quedaría extinto de algún que otro percance). Y es que este chico en los últimos tiempos ha protagonizado diversos escándalos por distintos motivos pero, a pesar de ello gran parte del público congregado en sala Razzmatazz (especialmente el sector más joven) se agolpaba en las primeras filas para disfrutar del concierto de esta «sensación» del Screamo, con influencias de bandas como THE CHARIOT o NORMA JEAN. Una auténtica sensación dentro del género que solo está cosechando éxito tras éxito desde su formación en 2004.

Presencié su actuación sin saber realmente qué esperar, pero los jóvenes de BMTH salieron dispuestos a comerse el escenario con una puesta en escena llena de poder y energía, haciendo pequeño el enorme escenario de Razzmatazz sin dejar de moverse y saltar en ningún momento. Por lo general sonaron bien, excepto en algunos momentos en los que la voz parecía perder por completo la buena forma además, la brutalidad y rapidez por la simple brutalidad y rapidez, no siempre logra transportarse bien a un directo, y eso fue algo que estos chicos dejaron claro, sonando a veces sin melodía, sin ritmo y en absoluta discordancia… A pesar de que la acústica de la sala suele ser bastante

buena.Desafortunadamente, en el caso del frontman, se centró más en posar y cuidar su imagen que en hacer bien su trabajo (una vez que es siempre tan extrema también hay que cuidarla).

Por otro lado (y como, en cierta medida, era de esperar), el comportamiento de su cantante, Olliver Sykes, volvió a ser indignante, insultando y escupiendo a un seguidor que se encontraba en la primera fila entre alguna que otra lindeza más, haciendo gala de un ego desmesurado (quizás haya tenido algo qué ver tanta fama en tan poco tiempo). A pesar de ello, tuvo algún agradable detalle con sus seguidores, como hacer subir al escenario a algunos de ellos para que cantaran con el.

Seguramente, con un sonido aceptable, dejaron satisfechos a sus seguidores, de hecho caldearon enormemente el ambiente y la gente no dejó de brincar y moverse con ellos y temas como «Alligator», «Blessed with a Curse» o «Chelsea Smile» (que puso el cierre a su actuación), además de cantar todas las canciones al dedillo, pero actitudes tan soberbias como la de Olliver son injustificables e imperdonables.

 

Por fin llegaba el momento más ansiado: subían al escenario MACHINE FUCKIN’ HEAD.

Distintos proyectores se repartían por el escenario mientras este se llenaba por completo de humo, comenzaba a sonar una intro y aparecieron los chicos de MACHINE HEAD SOBRE el escenario para entonar su reciente «I Am Hell», con Robb Flynn poniéndonos la carne de gallina gritando ese atronador «I am dead». Desde la primera nota del tema el sonido fue impresionante, majestuoso, absolutamente impecable. Los componentes de MACHINE HEAD demostraron tener las mismas dotes en el estudio que sobre el escenario, transportando con exactitud su sonido y

haciéndolo sonar aún mejor, más potente y firma, más sólido y compact. Y exactamente lo mismo sucedió con la voz de Robb, sin bajar la guardia en absolutamente ningún momento. Ese sonido atronador perduró durante toda su impecable actuación a la que no se le pueden encontrar fallos, quizás todos estos años de trayectoria y vida sobre las tablas ha hecho que la banda suene tan compacta, por no mencionar que ejecutan con total facilidad sus difíciles composiciones. De hecho eso pudimos notarlo con la tercera pista que interpretaron, su legendario «Imperium» (excepcionalmente bien recibido, aclamado y coreado). Siempre he pensado que es el tema que mejor representa las composiciones de la banda, dando una lección magistral de cómo componer y crear unas complicadas estructuras, pocos otros temas logran crear en mí una sensación de poder y fuerza como la estrofa en la que, después de la parte frenética que dan paso a unos riffs afilados de guitarra Robb afirma eso de «Hereme now, I’m taking back the control of my life…», y esa es una sensación que se eleva al cubo al escuchar esta auténtica obra de arte en directo. Sin duda, más de 5 minutos que se me antojaron demasiado cortos. Pero esta no fue en absoluto la única joya dentor de su repertorio, de hecho ninguno de los temas que escogieron dejaron de rezumar auténtica maestría, como fue el caso de la clásica «The Blood, the Sweat, the Tears», la propia «Locust», la mítica «Aesthetics of Hate» (durante la cual pudimos distinguir en los monitores la silueta de Dimebag Darrell, ya sabéis que es una canción que Robb escribió tras su muerte), en la que nos dejaron impresionados con la combinación de guitarras de Robb y Phil.

Vuelvo a recalcar (me siento en la obligación de hacerlo) que el sonido y a actuación en todos y cada uno de los sentidos posibles fue sencillamente impecable, y las proyecciones en las pantallas fueron un gran complemento para que la actuación de esta auténtica máquina con los motores bien engrasados y la batería brillara todavía más y pareciera de magnitudes aún más grandes. El público respondió de una forma abrumadora a su enorme trabajo y lo siguieron haciendo hasta el final con canciones como «Old», «Darkness Within» (de hecho dieron especial

importancia, obviamente, a ese «Unto the Locust» que venían a presentar). Incluso los chicos de MACHINE HEAD se atrevieron con una pista de su disco más diferente (y polémico), «Supercharger», la elegida fue «Bulldozer», la cual se encontraba ya cercana al final de esta implacable actuación y que fue sucedida por «Ten Ton Hammer». Como no podía ser de otra forma, seguidamente le llegó el turno a «Halo» y echaron el candado a su enorme concierto con, cómo no, «Davidian», con el cual volvió a temblar el suelo de Razzmatazz y el público pareció llegar al verdadero clímax, aunque más entrega que la que había desde el principio parecía prácticamente imposible por su parte.

Pocas veces he visto una banda con un directo tan impecable en todos los sentidos como el de MACHINE HEAD, y pocas veces he visto a una banda de mover tanto al público, a los de las primeras filas y a los de las últimas, a los del centro o a los que se encontraban en la barra. Una banda capaz de reunir tantas generaciones y unir a personas de gustos musicales tan distintos. Pero, sobretodo, pocas veces he visto a una banda de hacer que tiemble todo el suelo de una llenísima sala Razzmatazz 1 desde el comienzo de su actuación.

Tania Giménez

tania@queensofsteel.com

 

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