como fuese, preparados para lo peor.
Recorrer los 150 Km que separan Praga de Jaromêr en unos trenes y autobuses más propios de hace varias décadas tampoco ayudaron, y es que ya se veía que más allá de la organización, había carencias que eran propias del país. Al llegar allí, y ver las largas colas, tanto para acceder al camping VIP como especialmente para retirar la entrada, todo hecho de manera manual y a través de una única taquilla para cada cosa, no apuntaban al optimismo. Afortunadamente la cosa mejoró a partir de aquí. Junto a la pulsera daban dos programas: uno en forma del clásico libreto, y otro en unas cartulinitas plastificadas, unidas a un colgante, que resultó muy práctico a lo largo de todo el festival, pudiendo tener siempre a mano la información. Eso sí, con tanta cola, cuando por fin pudimos acceder al recinto del festival, ya habían terminado de tocar los grupos locales que habían programado como fiesta previa al festival, y es que era noche cerrada. " />

Brutal Assault 2010 (día 1)

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Un sistema de de venta de entradas bastante precario, más la demora por parte de la organización para confirmar algunas cosas básicas, unido a la dificultad para encontrar información de la zona, asustaban un poco. Pero un cartel excelente con varios grupos imposibles de ver en nuestro país, y el aliciente de pasar un par de días en Praga y la propia ubicación del festival, en el interior de una fortaleza militar, motivaban a ir al BRUTAL ASSAULT, y que saliese como fuese, preparados para lo peor.
Recorrer los 150 Km que separan Praga de Jaromêr en unos trenes y autobuses más propios de hace varias décadas tampoco ayudaron, y es que ya se veía que más allá de la organización, había carencias que eran propias del país. Al llegar allí, y ver las largas colas, tanto para acceder al camping VIP como especialmente para retirar la entrada, todo hecho de manera manual y a través de una única taquilla para cada cosa, no apuntaban al optimismo. Afortunadamente la cosa mejoró a partir de aquí. Junto a la pulsera daban dos programas: uno en forma del clásico libreto, y otro en unas cartulinitas plastificadas, unidas a un colgante, que resultó muy práctico a lo largo de todo el festival, pudiendo tener siempre a mano la información. Eso sí, con tanta cola, cuando por fin pudimos acceder al recinto del festival, ya habían terminado de tocar los grupos locales que habían programado como fiesta previa al festival, y es que era noche cerrada.

Un sistema de de venta de entradas bastante precario, más la demora por parte de la organización para confirmar algunas cosas básicas, unido a la dificultad para encontrar información de la zona, asustaban un poco. Pero un cartel excelente con varios grupos imposibles de ver en nuestro país, y el aliciente de pasar un par de días en Praga y la propia ubicación del festival, en el interior de una fortaleza militar, motivaban a ir al BRUTAL ASSAULT, y que saliesecomo fuese, preparados para lo peor.
Recorrer los 150 Km que separan Praga de Jaromêr en unos trenes y autobuses más propios de hace varias décadas tampoco ayudaron, y es que ya se veía que más allá de la organización, había carencias que eran propias del país. Al llegar allí, y ver las largas colas, tanto para acceder al camping VIP como especialmente para retirar la entrada, todo hecho de manera manual y a través de una única taquilla para cada cosa, no apuntaban al optimismo. Afortunadamente la cosa mejoró a partir de aquí. Junto a la pulsera daban dos programas: uno en forma del clásico libreto, y otro en unas cartulinitas plastificadas, unidas a un colgante, que resultó muy práctico a lo largo de todo el festival, pudiendo tener siempre a mano la información. Eso sí, con tanta cola, cuando por fin pudimos acceder al recinto del festival, ya habían terminado de tocar los grupos locales que habían programado como fiesta previa al festival, y es que era noche cerrada.

Aun así se aprovechó para dar un reconocimiento al lugar. Lo primero que encontraba uno al entrar era el área de escenarios, con dos grandes escenarios montados en paralelo, y es que las acciones se iban a suceder una tras otra sin descanso, alternando uno y otro sin parar y sin solapar ningún concierto, y con una pantalla enorme entre ellos. Los escenarios tenían buena pinta, pero daba la sensación que dejaban poco espacio para el público y que aquello podía ser muy agobiante cuando llegasen los cabezas de cartel, pese a no tratarse de un festival masivo (tiene un aforo de 15.000 personas, según la propia organización). Otro problema que se veía era que tal como estaban montados los escenarios, quedaban ligeramente cuesta arriba, que tampoco es lo más adecuado para una correcta visualización.


Pasada el área de escenarios había una calle con una gran cantidad de tenderetes con todo tipo de comida. Desde los típicos frankfurts y hamburguesas a platos más elborados, encontrado tanto comida internacional, como típica de allí, o incluso puestos de comida para veganos y otras rarezas. Y todo además a muy buen precio, costando cada ración de 1 a 3€, y siendo bastante abundantes. Otro punto a destacar era la bebida, con varios tipo de cerveza al módico precio de 1€ el medio litro. Según avanzaron los días descubrimos que en los propios interiores de la fortaleza, más resguardado del ajetreo del festival, la organización había montado algún bar. Y pasada la zona de comida encontramos una gran explanada, donde estaban montados el metal-market, con varias decenas de stands muy variados, y un par de carpas de cine gore y de terror, a las que no hice ningún caso en todo el festival, ya que la oferta musical era abrumadora, con conciertos desde las 10-11 de la mañana hasta las 2-3 de la noche.
Así que vamos ya a centrarnos en lo importante, que es la música. Por la mañana era el turno de los grupos menos conocidos, y no habiendo el primer día ninguno que me llamase la atención, opté por visitar en condiciones el metal market, ya que después la agenda no daría muchos respiros.

El primer grupo que vi fue DEMONIC RESURRECTION, básicamente por lo exótico de ser un grupo indio. Practican un death metal bastante cuidado, con voces algo blackers, y aunque los pillé a medias me dejaron buena sensación.
No puedo decir lo mismo del siguiente grupo, INSANIA, un grupo checo de crossover bastante simple, con unos teclados que resultaban bastante estridentes, pero sobretodo con un cantante que terminaba de destrozar las canciones.
Al arrancar la tarde empezaron a llegar los grupos de más renombre. Primero tenían que haber sido los thrashers BONDED BY BLOOD, pero fueron aplazados al segundo día, así que llegó el turno de ROTTEN SOUND. No siendo el grindcore un estilo que me llame la atención, sí que estos fineses practican un estilo que me es más asequible, y dieron un concierto muy cañero, con el público entregadísimo haciendo circle pits, y el grupo también dándolo todo.

Cambio absoluto de registro para ver a TRAIL OF TEARS. Los noruegos hicieron un setlist basado en su últimos tres discos, abriendo con “Once kissed by the serpent”, de su último trabajo “Bloodstained endurance” con cuya portada adornaron el escenario y del que también tocarían el tema que le da nombre y “Triumphant gleam”, y cerrando el concierto con “Crashing down”, del «A new dimensión of might». Tuvieron un fallo con el PC, lo que en un grupo de este estilo es mortal, momento que aprovechó Cathrine Paulsen para lucirse un poco mientras reparaban el problema y así entretener al público.
A THE BLACK DAHLIA MURDER los vi desde una zona de gradas que habían montado en un montículo al fondo de los escenarios, y aunque gracias a la pantalla gigante se veía más o menos bien, la amplificación auxiliar que habían montado en esa zona jugaba bastantes malas pasadas, cortándose por instantes y escuchándose descompensado según donde te sentases. Dieron un buen concierto, con un setlist muy compensado de todos sus discos, desde un “Elder misanthropy” de su primer disco hasta el “I will return” del último, con el que cerraron el setlist en toda una declaración de intenciones, y el público, que siendo media tarde era ya bastante numeroso, estuvo loquísimo. Aunque a mi parecer se notó bastante cuando tocaban temas más antiguos a cuando caía alguno más actual, prefiriendo lo antiguo.
Los siguientes en tocar eran OBITUARY, toda una leyenda del Death Metal. Con ellos los problemas de sonido en la parte de gradas fueron cada vez más grandes, así que acabé bajando. El público estaba muy entregado, mientras sonaban auténticos clásicos del estilo, pero se acabaron haciendo un poco pesados.

Otro cambio radical de estilo vino con ENSIFERUM. Salieron al escenario con unas pintas un poco cutres, vestidos únicamente con unas faldas, y se echaba en falta un poco mas de esmero en el disfraz. Pero bueno, con el estilo que hacen, resultón de por sí, y estando bastante activos, moviéndose de un micro a otro y animando a la gente, su público quedó contento.
Los siguientes fueron GOJIRA, y esto ya fue otra cosa, para mí de lo mejorcito del día. Con la portada del “The way of all flesh” adornando el fondo del escenario, se dedicaron a descargar un setlist centrado en sus últimos discos, sonando demoledores desde la primera nota, mientras caían temas como “Oroborus”, “Flying whales” o “Vacuity”, con la que cerraron el concierto.
Y aquí llegaba un nuevo cambio en la agenda, y es que LOCK UP también fueron retrasados al día siguiente, pero en esta ocasión nos adelantaron a los brasileños SEPULTURA. No habiéndolos visto desde hacía bastantes años, tenía curiosidad por ver qué tal se seguían manejando sobre el escenario, y dieron un concierto sensacional, que supo sostener bastante bien el alto listón que habían dejado Gojira. Además venían celebrando su 25 aniversario, así que fue la excusa perfecta para repasar temas de toda su extensa discografía.

Y llegaban ya los cabezas de cartel. En primer lugar FEAR FACTORY, no estando a la altura que se presupone a un grupo de su categoría. Arrancaron con “Mechanize”, y cayeron temas como “Edgecrusher” o “Demanufacture”, para terminar con su “Replica”, pero en ningún momento terminaron de enganchar.
El segundo cabeza de cartel para el primer día era CHILDREN OF BODOM. Otro grupo al que había visto hacía ya otro montón de años y tocaba en esta ocasión sentirse joven por un ratillo, aunque con un cierto miedo por si habrían dejado demasiado de lado los temas con que yo los había
conocido. Así que con esta actitud fui hacia el concierto, y no defraudaron al empezar nada más y nada menos que con “Follow the reaper”. Después caerían temas más recientes, y tras un amago de tocar el “Jump” de Van Halen, al inicio del bis, acabaron el concierto con “Downfall”. La música que tocan actualmente ya no me atrae como la de antes, pero ellos no han cambiado, y es que en todo momento mantuvieron la misma actitud de niños grandes con que los recordaba.

La noche entraba en su tramo final, no sin antes poder ver a otros clásicos como GORGOROTH. El Black Metal no me gusta, partamos de aquí, pero es que además el grupo está lejos de ser lo que fue, y dio un concierto bastante flojo y estaba deseando que terminasen.
Era el turno para otra leyenda, en este caso del doom más clásico: los británicos CANDLEMASS. La hora no era la más adecuada, que uno ya acusaba el cansancio y su estilo no es el más adecuado para mantenerse despierto, pero ofrecieron un muy buen concierto a base de esos ritmos lentos y cadentes que tan bien saben hacer, arrancando con “Marche funebre” y tocando entre otras “Mirror mirror” o “Hammer of doom”, antes de despedirse como no podía ser de otra manera con “Solitude”.
Con DESPISED ICON, en su gira de despedida, a base de dos cantantes y música muy contundente parecía que aun habría tiempo para animarse un rato, pero su estilo acaba saturando a las pocas canciones, y acabé pidiendo la hora.

Y llegaba ya el último grupo, GWAR, a quienes no sé si calificar como grupo de música o como circo. Musicalmente no tenían nada, sino que era más bien una excusa para salir con sus disfraces de alienígenas y estar continuamente haciendo representaciones y bromas varias. Más allá de la curiosidad de verlos, tenían poco atractivo, así que a las pocas canciones llegó la hora de retirarse, que el sueño apretaba y aun quedaban dos días de festival por delante.

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