Wave Gotik Treffen 2012 (Días 1 y 2)

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Días 1 y 2:

viaje,

llegada,

y empieza la fiesta


Este año por poco me lo pierdo, pero finalmente conseguí lo que hace falta para poder disfrutar de uno de los mejores festivales del mundo, al menos en cuanto al ambiento “oscuro” se refiere. Primero que nada, una de las experiencias más estupendas que he tenido este año ha sido descubrir algo muy alemán que es el hecho de compartir coche. Después de ver como las tarifas de tren subían sin parar, me decidí a visitar una web que salía en un foro, llamada http://www.mitfahrgelegenheit.de/. Está en alemán, hay una versión en español también, llamada http://www.carpooling.es/ que aún no he probado, pero me lo estoy planteando seriamente. El caso es que tu buscas la ruta que haces, contactas con el conductor o haces la reserva directamente desde ese sistema si el conductor hace tiempo que está dado de alta y la gente ha dado buena puntuación, y ya está, tienes plaza en un coche, y el precio es de risa: 10 euros por un trayecto de casi 3 horas. La ida fue con 2 chicas y un chico, alemanes los tres, conducía una chica, Franziska, muy maja, y la vuelta fue con un hombre de negocios que (atentos a la picaresca germana) aprovecha los viajes de negocios para ganar una pasta extra a parte de las dietas que le paga la empresa por estos viajes. Allí coincidí con una pareja, ambos de Madrid, pero ella vivía en Berlín y habían ido a Leipzig también para el festival. Lo mejor: que los compis de trabajo le llamaban, nos mandaba callar y ellos le decían algo tipo “que pena que estés solo, debes estar muy aburrido…”. Solísimo con 3 personas más en el coche.

Llegué a Berlin y me sobraba tiempo. Así que lo primero fue atizarme un currywurst solo bajar del avión (como los echaba de menos…) y luego parada técnica por el camino en la Puerta de Brandenburgo (foto) como una hora tomando el sol. Si, porque si por algo se caracterizó el Wave Gotik Treffen fue por ¡el sol que hizo! Hasta me quemé. Y luego, coche hasta Leipzig, ir a la taquilla y que la chica de prensa casi me provoque un ataque al corazón cuando me dijo que no me encontraba en la base de datos. Encontrarme con mis amigos alemanes, plantar la tienda, y después reunión general en el centro. La Absentería Sixtina ya no es lo que era, se están españolizando y solo hacen los steaks de 4 en cuatro y los bratwurts de 6 en 6 y tardas más de media hora para que te den algo de comer, me dieron ganas de irme al Burger King de la esquina, además de ser el único local en todo el festival que estaba reventado de gente, así que no volví más. El plan era ir al Villa porque la fiesta de inauguración allí es espectacular… pero no nos dejaban entrar, así que media vuelta y al Moritz Bastei, donde la sesión no es que fuera demasiado buena, pero nos quedamos un rato porque teníamos ganas de bailar. El viaje hizo estragos, y nos retiramos pronto.

El primer día de festival empieza yendo a buscar la acreditación de prensa y dando un paseo por el Agra empapándose del ambiente del festival, que como siempre, es magnífico. Todo tipo de gente, algunos más arreglados, otros menos, pero al fin y al cabo todos venimos a lo mismo: disfrutar de un ambiente y una fiesta únicos en el mundo. Me entretuve haciendo fotos de la gente que pasaba por allí y luego comida con amigos, como no puede ser de otra manera. Y empecé, algo más tarde de lo previsto, con la ronda de conciertos.

En primer lugar, disfruté de un trozo de los míticos Clan Of Xymox, de los que no pude hacer fotos por llegar un poco tarde y el Agra estaba un poco abarrotado, todo el mundo disfrutaba de los grandes éxitos de esta banda tan mítica y reconocida. Deleitaron a la concurrencia con temas tan históricos como Louise o Emily. Un gran grupo con un estupendo directo que combina temas nuevos con superhits sin ningún problema.

Después venía un grupo que solo tenía en común su larga trayectoria: Projekt Pitchfork. Es de esos grupos que o te gusta mucho o no te gusta nada, y yo hice mi segundo intento de verles y me ocurrió lo segundo. Es un grupo muy mítico al que no le acabo de encontrar el qué por mucho que lo intente, por muy míticos y buenos que sean, así que después de hacer unas fotos, me fui a cenar y a reservarme para el grupo que venía después.

No hay grupo que no sepa meterse a la gente en el bolsillo como la banda de metal industrial Eisbrecher. Su combinación de metal y electrónica es perfecta, y lo mismo gusta a la gente amante de las guitarras por sus potentes solos de guitarra y la utilización de instrumentos en el escenario (3 guitarras, bajo y batería), como a la gente que adora la electrónica con las bases que se utilizan en cada tema. Su cantante, Alexander Wesselsky (Alexxx), antiguo miembro del grupo Megaherz (del que también se ha hablado en esta web), tiene una voz profunda muy peculiar y espectacular. Siempre he pensado que Rammstein se tenían que haber quedado en su casa y los que tenían que haber triunfado son esta gente, dado que su calidad musical es mil veces mejor y las letras…. bueno, es que no hay color, directamente. Alexxx juega con el público, habla con ellos, hace un poco de espectáculo, se ríe, canta, hace un poco el payaso… vamos, que hay show para rato, y por algo han pasado de tocar una tarde en el Parkbühne a ser el último grupo en tocar en el Agra el viernes por la noche, algo digno de un cabeza de cartel. Tocaron temas de toda su discografía en un concierto de aproximadamente una hora y media de duración (me lo estaba pasando tan bien que ni me di cuenta del tiempo, la verdad sea dicha) en el que interpretaron temas, incluidos algunos de su último disco, publicado este año, Die Hölle Muss Warten (El Infierno debe esperar) como Tanz mit mir, Die Hölle Muss Warten, Schwarze Witwe, Angst?, Vergissmeinnicht, Kein Mitleid o Böse Mädche para acabar con el hit This is Deutsch, con dos de los integrantes vestidos con trajes típicos alemanes, banderas gigantes de Eisbrecher en mano, haciendo una sencilla coreografía militar en el centro del escenario, y mientras Alexxx blandía banderas de varias regiones del país mientras cantaba el estribillo que desató la locura del público. Sencillamente espectacular.

Y después del concierto, a bailar, porque en el Moritz Bastei siempre hay varias sesiones (3 en concreto) y acabar el día bailando es la mejor manera.

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Núria Martí

 

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