ARTÍCULO: Impaled Nazarene: ‘Provocación’ para mentes obtusas, ‘humor’ para irreductibles

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En un mundo en el que la música debería ser un refugio de resistencia, crítica y, sobre todo, respeto, resulta lamentablemente común encontrarnos con bandas cuyo único propósito parece ser difundir odio, violencia y, en muchos casos, ideas que nunca deberían tener cabida en ningún espacio. Impaled Nazarene, una de las bandas más representativas de este fenómeno en el ámbito del black metal, acaba de ser cancelada en el Eindhoven Metal Meeting tras una petición del público y diversas organizaciones que se opusieron a su presencia. Sin embargo, la organización del festival, lejos de asumir su responsabilidad, ha respondido con una defensa patética, culpan a quienes se oponen a sus ideas retrógradas y, en su lugar, se aferran a la excusa barata de la “provocación artística” y el “humor”. Esto, como es de esperar, no solo es un insulto a la inteligencia, sino una forma de justificar lo injustificable.

El Eindhoven Metal Meeting ha intentado escudarse en una falacia típica de quienes apoyan a bandas con ideologías tan repulsivas como la de Impaled Nazarene: “Es solo provocación”, dicen. Y lo peor de todo es que muchos siguen comprando esta excusa como si, de alguna manera, fuera aceptable el hecho de hacer apología del odio bajo el paraguas de la “libertad de expresión”. Y no, no todo es “provocación” cuando se está incitando a la violencia o promoviendo discursos que glorifican el nazismo, la homofobia, el racismo o el machismo. Lo que Impaled Nazarene hace no es provocación, es apología de la intolerancia, de la barbarie, del autoritarismo, del fascismo. No se trata de arte ni de desafiar las convenciones, sino de hacer que los que apoyan estos mensajes se sientan cómodos y seguros en un espacio que, de nuevo, debería estar libre de este tipo de ideologías.

La mentira de la “provocación” y el humor

La excusa de la “provocación” ya no tiene cabida. Nadie con un mínimo de decencia intelectual puede seguir defendiendo que las letras de Impaled Nazarene sean una especie de «broma» o una «provocación artística» que desafía las convenciones. Vamos a ser claros: canciones como «Zero Tolerance», donde se expresa “you fucking homo boys, your time has come, and if you are a lesbian, you still got a cunt to rape”, no son un intento de “provocar el pensamiento”. Son una llamada directa a la violencia contra la comunidad LGBTQ+ y una glorificación de la homofobia. La provocación no tiene que ver con la libertad de expresión, sino con la utilización de esa libertad para difundir el odio y la violencia de manera encubierta.

Podríamos seguir desmenuzando cada uno de los fragmentos de su discografía para demostrar que Impaled Nazarene no hace arte, sino propaganda fascista. Por ejemplo, en «Ghettoblaster», la banda canta: “Kill them all before they kill you” en un claro mensaje de incitación al genocidio contra inmigrantes, mientras que en «Cancer», uno de los versos dice: “You think you have samba in your blood, In fact, you have HIV”. Estas no son letras que estén “desafiando” nada; están promoviendo el odio hacia las minorías, burlándose de las víctimas de la violencia racial y, por supuesto, haciendo apología de la violencia y el genocidio.

La responsabilidad de festivales y salas

Las organizaciones que invitan a bandas como Impaled Nazarene tienen una gran responsabilidad: no solo son responsables de lo que representan estas bandas, sino de lo que su presencia normaliza en la escena. Lo que está pasando con Impaled Nazarene es solo un reflejo de un problema más grande: la tolerancia dentro de ciertos sectores del metal a la intolerancia. Desde hace años, festivales y salas han hecho la vista gorda ante estos problemas, sin querer confrontar ni cuestionar la naturaleza de las bandas que programan.

El caso del Eindhoven Metal Meeting no es un incidente aislado, ni mucho menos. La tendencia a justificar a estas bandas con el argumento de que “el metal es rebelde” o “el metal debe desafiar todo” es tan peligrosa como absurda. Si de verdad queremos que el metal sea un espacio de resistencia, entonces debemos estar dispuestos a alejarnos de aquellos que utilizan el metal para difundir odio. El silencio cómplice no solo es irresponsable, sino que refuerza estas ideologías peligrosas que siguen presentes en una parte del género.

La responsabilidad de los fans: un espejo incómodo

Aquí es donde entra en juego la responsabilidad de la comunidad de fans. El silencio de los asistentes, o peor aún, el apoyo explícito a estos grupos, es parte del problema. Porque, no nos engañemos, una gran parte de la “fidelidad” hacia bandas como Impaled Nazarene no es solo por su música, sino por la ideología que representan. Estos fans no se limitan a “disfrutar” de lo que consideran una propuesta “provocadora”, sino que también abrazan la misoginia, la homofobia y la xenofobia que las letras de las canciones promueven.

A lo largo de los años, la respuesta general de la comunidad metal ante situaciones como estas ha sido un desinterés alarmante. Al final, todo parece reducirse a un “si no te gusta, no lo escuches” o a la excusa de que “el metal es para los duros, para los que no se ofenden”. Pero esta postura no solo es irresponsable, sino peligrosa. Si el metal realmente quiere ser un refugio para los que luchan contra el sistema, para los que están en contra de la opresión, debe rechazar abiertamente cualquier ideología que la respalde. Y no, no podemos seguir aceptando que el fascismo se disfrace de “provocación” o “rebeldía”. La indiferencia ante este tipo de actitudes es tan culpable como la propia ideología.

El trabajo de colectivos como Antifascist Black Metal Network

Organizaciones como Antifascist Black Metal Network están haciendo un trabajo fundamental al señalar y exponer a bandas como Impaled Nazarene, que no solo contaminan la escena del black metal, sino que, en última instancia, están destruyendo el mensaje original del género. El black metal nació como un espacio de rebeldía, pero también de reflexión y resistencia a las injusticias sociales y políticas. Hoy en día, está siendo secuestrado por aquellos que, lejos de desafiar el sistema, se dedican a reforzarlo.

Es imperativo que sigamos apoyando estas iniciativas, no solo porque están luchando contra el fascismo, sino porque están ayudando a redefinir lo que el metal debería ser en la actualidad: un espacio de liberación, no de opresión. Por mucho que los defensores de Impaled Nazarene lo nieguen, lo que está en juego no es “la libertad de expresión”, sino el derecho a vivir en un mundo donde el odio no sea el principal combustible de lo que nos gusta.

Conclusión

La respuesta de la comunidad metal ante Impaled Nazarene y otras bandas similares debe ser clara, firme y directa. No se trata de censura, sino de exigir una escena libre de odio, una escena que, en lugar de aplaudir la violencia y la intolerancia, apoye la resistencia, el respeto y la lucha por un mundo mejor. Los festivales y las salas deben posicionarse de manera clara, y los fans deben reflexionar sobre qué tipo de metal quieren apoyar y qué tipo de ideologías están dispuestos a tolerar.

Ya no podemos permitirnos hacer la vista gorda, ni como organizadores ni como asistentes. Impaled Nazarene y bandas como esta no tienen cabida en un metal que pretenda ser revolucionario y liberador. La provocación, cuando se basa en el odio y la violencia, ya no tiene cabida. La única respuesta aceptable es el rechazo total.

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