ARTÍCULO: NUNCA CONOZCAS A TUS ÍDOLOS (EL 90% DE LAS VECES)
Hace no mucho tiempo una persona que curiosamente se dedica al mundo de la música me dijo lo siguiente: “Nunca conozcas a tus ídolos, lo más seguro es que te decepciones” y efectivamente, tenía razón. Jamás creí que haría este artículo, pero aquí estamos supongo.
¿Cómo he llegado yo a esta situación cuando vivía y moría por los músicos? ¿Cómo es posible que no me apetezca saber nada de ellos? ¿Cómo es posible que sean así? ¿Es culpa del dinero? ¿De la fama?¿Siempre fueron así y yo no lo veía? ¿Me ha dejado de gustar la música o es solo el ambiente lo que me tiene saturada?. Yo que vivía y mataba por obtener reconocimiento dentro del mundo de la música y quería que me vieran, yo que me veía una y otra vez el mismo concierto deseando que cada célula de mi cuerpo pudiera absorber esa experiencia, deseando saber cómo era el backstage, el proceso de componer música, la inspiración y la creatividad… Y lo que es mucho peor, ¿cómo puedo haberme pasado la vida idolatrando a una gente que no se lo merecía? Puede que te estés preguntando todas estas cosas igual que me las he preguntado (y me las sigo preguntando) yo misma.
La respuesta corta es que, sinceramente, no tengo ni idea de qué puedo decirte a todas las preguntas de antes. La respuesta larga tiene mucha más miga y voy a intentar arrojar luz sobre esto.
Creo que las chicas nos hemos pasado la vida idolatrando a estos señores y les hemos dado absolutamente todo: les hemos encumbrado, les hemos llevado a lo más alto, les hemos abierto nuestro corazón, hemos creído que esas canciones iban por alguien como nosotras y, cuando hemos tenido el privilegio o la desgracia (según como se mire) de tratar con ellos personalmente, nos hemos llevado un hostiazo de realidad en toda la cara porque el territorio de la imaginación suele mucho mejor que el de la realidad. Y es que para nuestra desgracia, en realidad el que no es un acosador, es un abusador; el que no se lo tiene creído y cree ser el digno sucesor de los Rolling Stones, el que no es un baboso, el que no es un gilipollas directamente… Y luego está el que es todas esas cosas a la vez.
He pensado mucho y sigo dándole muchas vueltas a todo esto y creo que se debe a la combinación de varios factores. El primero es que siempre hemos sido minoría de chicas dentro de la escena del rock y el metal y eso hace que seamos unas caras bonitas para los músicos aparte de ser vistas como mera mercancía. Como ahora me venga alguien a decir que esto no es así le animo a leerse Los Trapos Sucios de los Mötley Crüe, te prometo que no llevarás ni diez páginas cuando veas según que comportamientos hacia las mujeres. Habrá quien me dirá que no puedo juzgar el comportamiento de señor Nikki Sixx en los 80’s con la conciencia social que tenemos ahora en el año 2024. Efectivamente, tienen razón. Pero eso no quita que no pueda ser critica y darme cuenta que según qué gente tenía un comportamiento altamente cuestionable, cuando no directamente deleznable, sobre todo eso no quita que después de estar dentro del mundo de la música no me sienta como si hubiese salido de la famosa Caverna de Platón y haya visto como los rayos del sol tocaban mis ojos para proceder a abrasarlos. Puedes volver dentro de la caverna, pero jamás volverás a ser la misma persona.
El segundo factor creo que se debe a la idealización que hemos hecho las chicas de las llamadas “estrellas del rock”. Al final resulta que en la mayoría de casos nos hemos montado unas películas tremendas y… spoiler: nada es tan bonito como parece. Siguen siendo como el más común de los mortales, con sus problemas mentales, sus problemas de salud y sus problemas de adicciones (que si me pongo a hablar de esto último quizá hago un podcast). Nos hemos creído todo lo que salía en las revistas, en los videoclips y hemos seguido idealizando a unas personas que, seamos sinceras, si no fuese por las chicas, muchos de ellos no habrían alcanzado ni la mitad de la mitad de lo que son a día de hoy. Tercero; es parte de esta industria venderles así: estrellas inalcanzables con las que tu solo puedes soñar y que quizá algún día y si eres muy afortunada y eres LA elegida puedas tener el privilegio de conocer. Se supone que deben comportarse así, ¿no? Todo eso es de Sexo, Drogas y Rock N’ Roll, rodeados siempre hasta la saciedad de la más absoluta opulencia, decadencia y morbo porque así es como tiene que ser.
No espero que los tíos, ni los músicos, ni los tíos que son músicos, entiendan nada de esto. Ellos viven en otra dimensión, son los que han tenido normalmente el poder dentro de esta industria y así es como ha estado establecido desde siempre. Pero lo siento, no estoy escribiendo esto para vosotros, sino que lo estoy escribiendo para las chicas, para mis chicas. Las chicas que están ahí fuera, de mi edad, y que han abierto los ojos con este tema; y sobre todo para las chicas más jóvenes que puedan estar leyendo esto o que algún día puede que se topen de casualidad con este artículo. Solo puedo decirlas que idealizar es parte de la edad y que en algún momento se les pasará.
Aunque realmente lo que quiero decirles es que ojalá puedan seguir viviendo en ese nivel de fantasía para siempre porque cuando la burbuja se estalle, cuando los focos se apaguen, los instrumentos dejen de sonar, el chico guapo del grupo sale del escenario, el guitarrista maravilloso del que vives enamorada deje de tocar y el ruido de fondo se acalle, se darán cuenta que nada es tan bonito como parecía originalmente y tendrán que enfrentar la cruda realidad. Espero que llegado el momento, tengáis fuerzas para ello.
Aunque no toda la esperanza está perdida, siempre nos quedarán ellas: las chicas. Siempre tendremos a una Joan Jett, a una Patti Smith, a una Blondie, a unas Bikini Kill, a unas Girlschool, un movimiento Riot Grrrl, una Pat Benatar, una Beth Hart y tantas y tantas otras para tendernos la mano como hemos debido hacer siempre entre nosotras.