MANILLA ROAD – 17/05/2017 (Sala Rocksound)

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Hace menos de un año ya nos visitaron los yanquis MANILLA ROAD, eternamente comandados por Mark Shelton, en la que era su primera visita a la Ciudad Condal. En aquella ocasión, y para mí sorpresa dada la talla, trayectoria y, sobretodo, calidad/regularidad de la formación, en la pequeña sala Rocksound. En aquella ocasión no pude acudir a la velada, pero este es uno de esos grupos que, cuando ves que vienen una vez a tu ciudad, repetirán, y posiblemente en una sala más acorde a sus tablas. Pero no, MANILLA ROAD volvían a pisar territorio ibérico, en esta ocasión en una gira conmemorando sus 40 años de actividad, y repetían sala. Y yo pensando que se les quedaría pequeña…

 

Pero yendo a lo que cuenta, la cita del 17 de mayo la abría el trío madrileño GRIM COMET, que venía presentando su nuevo álbum, “God is Dead, let’s Eat him”. Actuación discreta en un panorama desolador cuanto menos, tocando para poco más de 15 personas. Siempre me he preguntado cómo debe ser esa sensación como músico, cumplir e intentar animar al personal que está más por otra labor. Los chicos lo intentaron, pero el escaso público estaba cuanto menos gélido. Aún así GRIM COMET dieron un buen repaso a su nuevo lanzamiento con ese Stoner/Doom con ramalazos PENTAGRAM con calidad y buen sonido, con eficacia y solidez que, a pesar de la poca reacción de la audiencia, apuesto dejó un buen sabor de boca en los que pudimos disfrutar de su actuación.

Sin demasiados preámbulos saltaba al pequeño escenario MANILLA ROAD. Con un Bryan Patrick a la voz con mucho protagonismo, un Mark en el que se centraron todas las miradas, con buen hacer y carisma, y ofreciéndonos muy pocas voces, acompañados por Neudi a la batería y un jovencísimo Phil Ross al bajo. Abrieron con dos temas de su mítico “Open the Gates” como son la homónima “Open the Gates” y la cósmica “Astronomica”. El setlist con solo esos dos temas ya apuntaba maneras, y el grupo se mostraba pletórico, disfrutando, como en familia, bien respaldados por la cálida aceptación del público, que se hizo notar desde el primer momento (a pesar de que sigo insistiendo en que el respetable era demasiado escaso para un grupo de este calibre). Continuaron desgranando más clásicos, como “Masque of the Red Death” y “Death by the Hammer“, de su álbum de 1987. Siguieron repasando himnos y clásicos del pasado (especialmente del “Open the Gates” y “Crystal Logic”) con algún tema más reciente, como “Luxifera’s Light” que fue tan bien recibido como el resto. Y es que MANILLA ROAD tienen algo de lo que muchos otros de sus contemporáneos no pueden fardar, y es que a pesar de los años, los cambios de formación y los cambios en la industria musical, siempre han mantenido, no solo su esencia y ese sentido de conceptualizad que tienen todas sus obras, sino su calidad.

Esta era la primera vez que veía en directo a MANILLA ROAD, y no sé si es un grupo siempre tan potente y sólido en directo, pero la actuación me sorprendió muy gratamente, fue brillante en todos los aspectos. Cada componente pletórico en su instrumento, con ganas, con la sensación de estar pasándolo bien, de disfrutar realmente de lo que hacen, y un Bryan Patrick que clavó todas las notas y las superó, con un registro variado y siempre impecable, además con un tono nasal muy similar al de Shelton. Junto con la interacción del público y ese ambiente casi íntimo que dan este tipo de salas, daba la sensación de estar prácticamente en familia, pasando un buen rato. Y seguimos pasándolo bien con trallazos como “Divine Victim”, el propio “Crystal Logic” o la potente “Queen of the Black Coast”. Porque, si otra cosa me sorprendió de su concierto, fue ese repertorio sencillamente perfecto, tanto en cuanto a la selección de temas como a la manera de repartirlos, repasando sus mejores clásicos y creando contrastes entre esas canciones llenas de atmósfera, casi cósmicas en ocasiones, con esos ritmos más heavies y llenos de sensación épica y victoriosa. Como era de esperar, se dejaron sus mayores himnos para el final, cerrando una actuación épica y cercana de dos horas con el increíblemente coreado “Necropolis” y poner el broche definitivo a la noche con “Flaming Metal Systems”.

 

Enorme concierto de los de Wichita, gran respuesta por parte del público, muy a la altura, pero sigue dejando un sabor agridulce ver a MANILLA ROAD tocando para menos de 100 personas, cuando en casi cualquier otro país de Europa habrían llenado una sala tres veces mayor. Gran noche de aroma underground, de esas que vivimos pocas por aquí, pero lástima que ese under esté prácticamente muerto en nuestro país.

 

Tania Giménez
Tania@queensofsteel.com

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