Firebirth Tour – Sala Apolo 11/10/2012

0

Ya nos lo comentaba Freddy, bajista de GOTTHARD, cuando le entrevistamos pocas hora antes de que diera comienzo su fecha en la Ciudad Condal, «en las tres fechas las entradas anticipadas se han vendido muy bien», tal y cómo era de esperar. Y no es que tan solo supusiera el primer paso por España de los suizos tras la triste muerte de Steve Lee y, por lo tanto, la presentación en sociedad de su nuevo cantante, Nic, ante el público español. Sino que venían acompañados por algo más que nos simple teloneros: UNISONIC. Esa banda que ha hecho realidad el sueño de muchos metaleros. Y es que se trata de la agrupación que ha vuelto a unir a Kai Hansen y Michael Kiske, quienes coincidieron y dieron sus mejores años a la época dorada de HELLOWEEN. De hecho, media hora antes del inicio del concierto la sala Apolo cubría ya más de la mitad de su aforo. Y es que, alicientes para acercarse a Poble Seca aquella tarde, no faltaban.

Mientras sonaba «La Cabalgata de las Valquirias» y se apagaban las luces, creando una especial atmósfera entre el público y acrecentando la intriga, la gente congregada en Apolo se iba preparando para, por fin, viajar un poco al pasado de la mano de UNISONIC. A pesar de estar respaldados por su impecable álbum debut, «Unisonic», con el cual dejaron más que claro que miran hacia adelante e intentan labrarse un nuevo futuro lejos de comparaciones, se veían en el recinto muchísimas camisetas de HELLOWEEN. Así que, en cierta medida, el grupo ofrecía una agradable combinación entre pasado, presente y futuro que se agradeció en todo momento.

Comenzando fuertes con «Unisonic», una buena presentación ante un público que todavía no los conocía, cautivaron a los fans desde el primer instante, tanto por sus ganas como por su energía además de, obviamente, un sonido que estuvo de su parte reforzando una ejecución sólida y uniforme. De hecho, a pesar de que su álbum debut es relativamente reciente, los seguidores del combo cantaron del primer al último tema de su repertorio. Siguieron con «Never too Late», una canción que ha sido en numerosas ocasiones relacionada a la historia de estos dos “cracks” del Metal europeo. Pero, suposiciones aparte, con su estribillo fácil y pegadizo, volvieron a poner en pie a un público tan entregado como la banda. Eso sí, una banda dinámica pero que tampoco dejó de mostrar la gran química que hay entre todos los componentes, con un Kiske sin dejar de bromear con el público y con el resto de sus compañeros. De hecho, sin dejar de lado el vocalista teutón ese sentido del humor que no le abandonó en ningún instante, presentó una oportuna «March of Time» con un: «ahora viajaremos 20 años atrás, cuando tenía pelo largo y rubio». Y de esa forma empezaron a sonar las primeras notas del legendario corte de HELLOWEEN, en el momento idóneo para que el público entrara definitivamente en calor. Continuaron presentándonos pistas nuevas como «Over the Rainbow» o la gran «Never Change me», tras la cual abandonaron el escenario para regresar con dos ases que tenían guardados bajo la manga. Y esos dos ases no fueron otra cosa que dos cortes imprescindibles de HELLOWEEN, «Future World» y «I Want Out» respectivamente, que fueron la cúspide de su concierto y cuando el público se volvió loco por completo.

Con una actuación como esta, en la que hubo absolutamente de todo, al menos todo lo necesario para ofrecer un concierto soberbio (buen humor, dinamismo, alegría, cercanía, buena puesta en escena, buen sonido y, sobretodo, un repertorio insuperable), UNISONIC se despidió de Barcelona con una enorme ovación (de hecho, a lo largo del concierto no se dejó de escuchar a los asistentes coreando el nombre de Hansen o Kiske) tras una respuesta enormemente cálida. Una entrega insuperable por parte de los barceloneses.

 

Visto lo visto con UNISONIC, se lo había puesto muy difícil a GOTTHARD quienes, además tenían al público intrigado respecto a cómo se adaptaría al puesto de vocalista su nuevo cantante, Nic Maeder. Lo cierto es que una situación como la de los suizos siempre es arriesgada, y nunca se sabe cómo va a ser la aceptación de los seguidores, pero ellos salieron desafiantes, sin titubeos, dispuestos a ofrecernos la mejor descarga posible de Hard Rock, aquello que siempre se les ha dado tan bien, desde hace 20 años. Aquello que parece correr por sus venas, sin importar lo que digan los demás.

Esa actitud fue precisamente lo que conquistó al público catalán desde el primer instante. Y es que la honestidad se nota. Igual que la honestidad de Nic, dejándose las cuerdas vocales (en muchas ocasiones, especialmente en los tempos rápidos, recordando a Steve Lee) de la primera a la última nota, metiéndose al público en el bolsillo sin dejar de interactuar con el y haciendo suyo el escenario, mostrando ser también un frontman más que apto. Lo cierto es que está a la altura, y creo que todos lo vimos desde que dio inicio su concierto con la, ya casi mítica, «Dream on». Lo cierto es que empezar con un corte como este, ya con varios años, fue una buena forma de hacer que el público entrara rápido en calor. Tras este trallazo continuaron con «Domino Effect» como es «Gone too Far». Por fin llegó el turno de escuchar algo nuevo, y no podrían haber escogido una pista mejor para hacerlo: «Starlight», posiblemente una de las canciones con más potencial y más pegadizas (simplemente, perfecta para el directo) de su última obra. De hecho, esa fue la muestra definitiva para que el público aceptara por completo al nuevo vocalista que, a pesar de no tener (al menos todavía) el carisma de su antecesor, muestra tener su propia personalidad. Esto lo dejó todavía más claro con un tema compuesto por el (de hecho fue el primero que compuso con la formación), «Remember it’s me», el cual interpretó con su guitarra acústica, creando un ambiente intimista que encaja como anillo al dedo con el cariz sentimental del corte.

A lo largo del recorrido por toda su historia dejaron caer títulos como «Sister Moon», «Fight», o su gran versión de «Hush», de la cual el estribillo no dejó de ser coreado por absolutamente todo el público congregado en Apolo. Después llegó el momento emocional con la enorme balada «One Life, One Soul», la cual Nic dedicó a Steve Lee y que, de nuevo, interpretó con su guitarra acústica completamente solo en el escenario. Dejó al público cantar el estribillo, del cual las voces tapó por completo los sutiles acordes de guitarra que las acompañaban. Un momento de una gran carga emocional que estoy segura puso los pelos de punta a más de uno de los asistentes. Tras crear de nuevo ese ambiente íntimo, salieron al escenario Leo Leoni y Freddy Scherer para acompañar a su compañero Nic en otra gran balada como es «Tell me», de su último «Firebirth». Y continuaron desgranando su último compacto, pero ahora con el medio tiempo «Take it all Back» y «The Story’s over». Volvieron un poco al pasado con la mayúscula «Fist in your Face» la cual sonó precisamente como eso, como un puño en la cara, con ese sonido denso y contundente que le caracteriza, cargando las pilas del público en el estribillo, sintiéndola desde el primer instante. Pero todo fue todavía a más cuando rescataron «Mountain Mama», de su excelente segundo álbum, reconocida al instante con los efectos vocales que dan inicio al corte. Y continuaron con más efectos vocales y con ese sonido tan contundente y moderno cuando interpretaron «Right on», de su último redondo. Finalmente nos regalaron una apoteósica «Anytime Anywhere», de su queridísimo «Lipservice». Una canción festiva que volvió a llenar de energía al público, del cual se despidieron hasta pocos minutos después, que volverían al escenario para ofrecernos algunos bises que no podrían faltar en una velada como aquella. Muchos títulos se barajaban, y podían predecirse cuáles iban a ser algunos de los bises… Y sí, acertamos, empezaron la última ristra con una bien escogida «Master of Illusion», donde Nic volvió a demostrar su enorme potencia vocal. Pero el mejor momento, el clímax del concierto, cuando el suelo de toda la sala tembló por completo, fue cuando comenzaron a escuchar los primeros golpes de batería de la imprescindible «Lift U Up», ya convertida en todo un himno de los suizos. El público no solo tarareó el principio del tema, sino que no dejó de cantarlo por completo, desgañitándose en el estribillo. Y es que, tal y como reza su título, una canción como esta es imposible que no nos anime a todos, y menos en directo, dentro de una actuación tan intachable. Finalmente llegaba la hora de la despedida tras cerca de hora y media de concierto, y lo hicieron con otra gran versión que ya se ha convertido en parte de su esencia: «The Mighty Quinn». Otro tema festivo a la par que elegante, de esos que te levantan del asiento, te hacen mover las caderas a su ritmo de forma instantánea y sin quererlo. Sin duda, cerraron su brillante actuación por todo lo alto.

Lo cierto es que hacía mucho tiempo que no veía a GOTTHARD en directo, y no los recordaba tan entregados a su fiel público, derrochando tanta energía sin cesar, con una conexión tan cercana con su público. Y mucho menos recordaba la potencia y densidad que adquieren todos sus temas en directo, ganando un importante plus de fuerza. Sencillamente, sus canciones en directo suenan atronadoras, llegan al oyente de forma casi inevitable. Quizás sea precisamente eso, y la calidad que nada ni nadie parece quitarles, que hayan consolidado una enorme base de seguidores que, además, va creciendo día a día.

Como no podría ser de otra forma con unos titanes como estos, la noche del jueves estuvo cargada de buen ambiente, muchas y diversas emociones y buen gusto. Pero, por encima de todo, calidad y tablas. Muchas tablas.

 

Tania Giménez

tania@queensofsteel.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Highslide for Wordpress Plugin