CRÍTICA: TRIBUNAL – In Penitence and Ruin

Desde 2023 no teníamos material nuevo de Tribunal, y su regreso ha sido, sin duda, uno de los más esperados dentro del circuito del gothic doom. Este 18 de abril presentan su nuevo álbum, In Penitence and Ruin, un trabajo cuidadosamente elaborado, que demuestra cuánto se han tomado su tiempo para pulir cada detalle. El resultado es una obra impecable, profundamente emotiva, que expande y profundiza su característico universo sonoro.
En esta nueva entrega, el grupo ahonda aún más —si cabe— en el abismo emocional de la pena y la culpa, hilos conductores que atraviesan todo el disco. La nueva formación de Tribunal, ahora un quinteto, se muestra como una entidad cohesionada, madura y sólida, cuya armonía se refleja en cada una de las composiciones del álbum.
El tema de apertura, “Incarnadine”, es una muestra perfecta de esta evolución. Comienza con el chelo de Soren en primer plano, acompañado por las guitarras envolventes de Etienne y Jessica. La voz inicial de Soren es limpia, armoniosa, casi etérea, hasta que un giro repentino introduce los guturales de Etienne, añadiendo un contraste potente y visceral que marca el tono emocional del resto del álbum. El segundo corte del álbum, “A Wound Unhealing”, se abre con la voz desnuda de Soren, que durante unos instantes sostiene por sí sola la tensión antes de dar paso al resto de los instrumentos. A lo largo del tema destaca especialmente la melodía del teclado, que actúa como columna vertebral emocional, mientras que el sutil sonido de campanas añade un matiz casi eclesiástico —dentro de los límites del género, claro está—. El ritmo se vuelve más denso y arrastrado, acentuado por la irrupción de los guturales, que refuerzan ese sentimiento de desgarro contenido.
En “Angel of Mercy”, el riff inicial es inmediatamente pegadizo, atrapando al oyente desde el primer segundo. Pronto se suma la voz limpia, seguida por una entrada contundente de guturales, que refuerzan la pesadez general del tema. Sin embargo, el dinamismo no se pierde gracias a la presencia del chelo, que aporta una capa melódica y expresiva que equilibra la agresividad, dotando a la canción de una intensidad emocional particularmente marcada.
En lo personal, “The Sword of the Slain”, cuarto tema del álbum, destaca por su arranque impactante: la voz desgarradora de Etienne evoca por momentos la crudeza de un pasaje de black metal, marcando un contraste abrupto y potente con lo anterior. Hacia la mitad de la canción, el tempo se ralentiza drásticamente hasta dejar en primer plano la batería y unos gritos descarnados que estremecen, creando un clímax de tensión emocional difícil de olvidar.
Con “Ruin”, llegamos al ecuador del disco a través de un interludio puramente instrumental, donde el protagonismo recae por completo en el chelo y el teclado. Es una composición breve pero intensamente emotiva, cargada de una melancolía que funciona como un respiro introspectivo entre los paisajes más densos del álbum.
El sexto corte, “The Penitent”, arranca con una guitarra que irrumpe cortante en primer plano, seguida de cerca por la batería precisa de Julia. Poco después se suma el chelo de Soren, acompañado por su voz, que envuelve el tema en una oscuridad solemne. Es una pista que se siente especialmente intensa, casi confesional, y que refuerza el tono sombrío que atraviesa el disco.
El tema “Armoured in Shadow” abre con una batería arrolladora que establece de inmediato un tono contundente y enérgico. A esta base rítmica poderosa se suma una melodía de guitarra envolvente, que aporta una atmósfera densa y emocional. Desde los primeros compases, se percibe una crudeza intensa que define el carácter de la canción. Alrededor del minuto tres, destaca un solo de guitarra de gran belleza, perfectamente complementado por la voz de Etienne.
Ya acercándonos al final, “Between the Sea and Stars” baja ligeramente las revoluciones. Es una canción más ligera en términos de densidad sonora, pero mantiene intacta la atmósfera emocional que define al álbum. El tema va construyéndose con delicadeza, para desembocar en unos riffs de guitarra pegadizos que redondean una pieza tan accesible como evocadora.
Creo que se trata de un disco muy, muy emocional con muchísima fuerza y energía aunque he echado de menos algo más de variedad y cambios a lo largo del disco. Aun así creo que es un gran disco y que a aquellxs que sean amantes del gothic doom les puede encantar.
20 Buck Spin (2025)
Puntuación: 8/10.