ARTÍCULO: Come to the Sabbath!: historia del ocultismo en el rock y el metal

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El ocultismo, paganismo o la demonología siempre han estado presentes en la música reciente, en particular dentro del rock y el metal. Desde el famoso bluesero Robert Johnson (quien supuestamente vendió su alma al diablo) hasta la actualidad, podemos encontrar un sinfín de formaciones que, en menor o mayor medida, han coqueteado con las artes oscuras. Un precedente evidente, sin que ahondara demasiado en la temática, sin lugar a duda es Arthur Brown. Apodado por la prensa como The God of Hellfire, en referencia a su hit Fire y su atrevida puesta en escena (pintura facial y un casco en llamas), que bebía del shock rock de Screamin’ Jay Hawkins y influenció a Alice Cooper o King Diamond. Su canción Devil’s Grip (1967) nos dio pinceladas de lo que vendría poco más tarde en el panorama musical.

Los setentas – pioneros indiscutibles

En pleno apogeo del movimiento hippie, con la contracultura oponiéndose a la guerra de Vietnam, los americanos Coven sorprendieron a propios y extraños con su pionero Witchcraft Destroys Minds & Reaps Souls (1969). Liderados por la vocalista Jynx Dawson (quien sigue en activo y cuya familia tenía creencias esotéricas), el psicodélico elepé estaba plagado de ocultismo, ya que incluso su cara B contenía una misa satánica. Después de que el infame Charles Manson fuera fotografiado con este vinilo bajo el brazo, tras los asesinatos de Sharon Tate y otras cuatro personas por su «Familia», el disco dejó de ser comercializado y la banda abandonó esa temática.

Sin olvidarnos de clásicos como Black Sabbath o Blue Öyster Cult, quienes también mojaron sus pies en aguas lúgubres fueron los británicos Black Widow, con su debut Sacrifice (1970). Hacían rock progresivo y eran amigos cercanos del espiritista de wicca Alex Sanders, además de simular el sacrificio de una mujer en directo (incluso de Maxine, la mujer de Sanders, en alguna ocasión). Recientemente he descubierto al pionero del rhythm and blues, Graham Bond. Tras haber compartido escenario con músicos de la talla de Jack Bruce y Ginger Baker (quienes más tarde fundarían Cream con Clapton), Bond se obsesionó con las drogas y las enseñanzas de la Thelema (poco tiempo antes de suicidarse, se convenció de que era el hijo de Aleister Crowley). El organista y saxofonista publicó el elepé Holy Magick, con matices lisérgicos y una suite homónima, que ocupaba la primera cara.

Ya en 1971, si bien su temática se centraba más en el paganismo, el folk progresivo de Comus veía la luz, con su infravalorado First Utterance. Sus violines y la voz femenina contrastaban con la masculina y temáticas como asesinatos, necrofilia y abuso sexual. Destacar también el vudú y folk caribeño de Exuma. Los italianos Jacula de Antonius Rex y sus órganos eclesiásticos en Tardo Pede In Magian Versus (1972) fueron influencia evidente para posteriores bandas transalpinas. Supuestamente, su organista de ochenta años estaba casado con una joven de dieciocho, gracias a un pacto de sangre. Ese mismo año en principio, los noruegos Lucifer Was grabaron las canciones de su debut Underground And Beyond, que nos sería grabado hasta 1997. Se trata de hard rock con fuerte presencia de la flauta y psicodelia.

En menor medida, es necesario mencionar el heavy psych de Salem Mass y su Witch Burning (1974), así como la BSO Le Frisson Des Vampires, de la película del mismo nombre dirigida por Jean Rollin (1971). Tampoco podemos olvidarnos de la música que compuso la banda italiana Goblin, para las películas de Argento de Suspiria y Profondo Rosso.

Los ochentas – ocultismo italiano

Seguimos con la península itálica ya que, aunque se formaron en 1977, no sería hasta 1988 que grabarían su disco debut los heavys Death SS: … In Death of Steve Silvester. Cabe aclarar que su música se centraba más en los clásicos del terror. En esa formación estuvo el guitarrista Paul Chain, que grabó con ellos su primer EP, cuyo proyecto propio se enmarcaría en el doom. Seguramente se vio influenciado por el sonido de los veroneses Black Hole y su etéreo Land of Mystery (1985), nuevamente con tintes lisérgicos y mucho sintetizador. También ese mismo año, desde Milan debutarían los frenéticos Bulldozer, con su Day of Wrath. Un año más tarde, los americanos Satan’s Host debutarían con su Metal From Hell.

Como podréis comprobar, en la década de los ochenta y los noventa este tipo de inquietudes temáticas eran más predominantes en el metal. Sin embargo, creo que merece la pena acordarnos del pionero del garage y la psicodelia, Roky Erickson. El que fuera en su día vocalista y guitarrista de los 13th Floor Elevators publicó en 1980 el elepé The Evil One, con temática de terror, drogas y crítica social.

Sin entrar demasiado dentro de la segunda ola del black, creo que merece la pena también hablar de Tormentor (su vocalista Attila Csihar entraría luego en Mayhem) su Anno Domini de 1989. Igualmente conocido es el papel de bandas como Hellhammer o Messiah.

Los noventas – protagonismo del black

Si bien sus discos más recientes se acercan al goth, no podemos evitar mencionar a los pioneros del black metal griego: Rotting Christ, quienes recientemente tocaron en Barcelona junto a Borknagar. Su The Mighty Contract (1993) ya deja entrever esos matices épicos que tendría la escena helénica. Del mismo año son His Majesty at the Swamp de Varathron y Crossing the Fiery Path de Necromantia. En ese mismo país, también hay que tener en cuenta a Septicflesh dentro del death melódico.

Desde Suecia los inicios más death metal de Therion (en especial su Symphony Masses – Ho Drakon Ho Megas de 1993 y Lepaca Kliffoth de 1995), así como de Tiamat (Sumerian Cry de 1990 o The Astral Sleep del año siguiente) estuvieron llenos de mitología hebrea, babilónica y artes oscuras. En esa temática encajan también muchas bandas de la segunda ola del black metal: Marduk, los primeros Samael y Sigh, Master’s Hammer y Beherit.

Década del 2000 hasta la actualidad – revival del occult rock

Sin lugar a duda, estas dos últimas décadas han sido las más provechosas en cuanto al ocultismo dentro del rock y el metal. Para empezar, hace poco me ha encantado descubrir el rara avis que es Orne. Proyecto paralelo de Reverend Bizarre, más centrado en el rock progresivo, con elementos de folk rock. Debutaron en 2006, con el excelso Conjuration by the Fire. Ese mismo año también se formaron cuatro formaciones cruciales para entender este renacimiento del occult rock setentero: los progresivos y lisérgicos The Devil’s Blood, liderados por los hermanos Selim y Farida Lemouchi, quienes debutaron en 2009 con el elepé The Time of No Time Evermore; el doom psicodélico de Blood Ceremony y su homónimo de 2008 (su último disco es de lo mejorcito del año pasado), los hard rockeros y oníricos Graveyard, con su también homónimo publicado al año siguiente y los americanos Orchid, con aromas a puro Black Sabbath, quienes lanzaron Capricorn en 2011.

Ya en 2007 se crea Jex Thoth, dentro del rock ocultista, para sacar al año siguiente su debut del mismo nombre. Su cantante Jessica aportaría más tarde sus voces en el debut de Sabbath Assembly (2010). Un año más tarde vieron la luz los fineses Vinum Sabbatum, quienes estrenarían su mezcla de rock progresivo y doom en 2010, con su Songs from the Convent. En 2009 aparecen en escena los populares Uncle Acid and the Deadbeats, quienes grabaron su Volume 1 poco después. En el underground también cabe destacar los italianos Hands of Orlac, Castle y Ancient VVisdom.

Jess and the Ancient Ones es otra formación que destaca por encima del resto de contemporáneos. Liderados por la carismática Jasmin, estos fineses sacaron en 2012 su primer álbum homónimo, aunque para mí su cénit ha sido Vertigo (2021). Ese mismo año salió el genial Dreamers and the Dead, rara mezcla entre doom y hard rock, por parte de los estadounidenses Doctor Smoke. Igualmente en 2012 encontramos a Bloody Hammers y, al año siguiente, los canadienses Spell (de lo mejorcito actual son sus Opulent Decay y Tragic Magic) y las navarras Kabbalah (The Omen de 2021).

De 2015 hace poco me han encantado los italianos Psychedelic Witchcraft, así como los franceses The Necromancers. Para finalizar este repaso, en 2017 empezaron dos grupos relativamente conocidos, con un sonido muy diferente: Twin Temple, quienes giraron con Ghost, está formado por el matrimonio Alexandra y Zachary James, que practican un curioso doo wap con reminiscencias a los años 50s, si bien plagado de temática esotérica. Por otra parte, Green Lung (que vendrán junto a los góticos Unto Others), añaden a su occult rock elementos del doom y del folk rock.

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