ARTÍCULO: La Garra de Satán: Género, control social y la misoginia en el terror rural

Sinopsis breve: La Garra de Satán (1971), dirigida por Piers Haggard y producida por Taigon Films, es una de las películas clave del subgénero conocido como «folk horror». La historia transcurre en la Inglaterra rural del siglo XVII, cuando un joven campesino descubre un cráneo demoníaco que parece catalizar una serie de eventos oscuros y sobrenaturales. Lxs niñxs y adolescentes de la aldea se ven poseídxs por una fuerza maligna, que lxs lleva a realizar ritos paganos y satánicos. La película culmina en una cacería de brujas, orquestada por las autoridades locales, que buscan erradicar este mal.
Contexto social y de género en el folk horror: El «folk horror» suele explorar los miedos colectivos relacionados con la naturaleza y las creencias antiguas que chocan con la modernidad. En La Garra de Satán, sin embargo, este terror primitivo también se entrelaza con cuestiones de género, poder y control social. El filme presenta una comunidad que, en su intento de erradicar lo que percibe como una amenaza pagana, recurre a la violencia y a la opresión, especialmente dirigida contra las mujeres jóvenes.
Uno de los principales temas de la película es la sexualización y demonización de las mujeres, una representación que se alinea con la larga tradición de persecuciones de brujas en Europa. Silvia Federici, en su libro Calibán y la bruja (2004), argumenta que la caza de brujas no solo fue un fenómeno religioso, sino también un mecanismo de control sobre el cuerpo femenino en un momento de cambio socioeconómico. La Garra de Satánl, refleja esto al mostrar cómo las mujeres, y en particular las jóvenes, son vistas como el foco de corrupción y depravación, y cómo su castigo se convierte en una forma de reestablecer el «orden».
La caza de brujas y el control del cuerpo femenino: La película abre con una escena aparentemente inofensiva: Ralph, un joven campesino, arando los campos, descubre restos óseos que parecen tener características demoníacas. Desde ese momento, se desencadena una serie de eventos extraños, donde lxs jóvenes de la aldea, especialmente las mujeres, empiezan a mostrar comportamientos pecaminosos y “posesos”. Este giro hacia la transgresión y el comportamiento «inmoral» se convierte en un reflejo del pánico moral que rodeaba a las mujeres jóvenes en épocas de gran represión sexual y social.
En el contexto de género, esta historia evoca los temores que las sociedades patriarcales históricamente han proyectado sobre las mujeres. Ángela Carter, en su estudio The Sadeian Woman (1979), describe cómo la sexualidad femenina ha sido frecuentemente vinculada con lo demoníaco o lo corruptor, siendo las mujeres asociadas con la tentación y el pecado. La figura de Angel Blake, interpretada por Linda Hayden, es un ejemplo perfecto de esta demonización: una joven que, bajo la influencia del mal, utiliza su sexualidad para manipular a los hombres y liderar rituales sacrílegos. En una escena clave, Angel seduce al cura local, usurpando su autoridad moral y religiosa. Esta subversión del poder clerical por parte de una mujer refuerza el miedo masculino a perder el control sobre el cuerpo femenino y su capacidad reproductiva, temas presentes también en la histeria de las cacerías de brujas históricas.
Violencia sexual y el terror corporal: Otro elemento crucial en la película es cómo el control sobre el cuerpo de las mujeres se ejerce a través de la violencia sexual. Una de las escenas más impactantes ocurre cuando Margaret, una joven del pueblo, es perseguida y agredida por un grupo de hombres que la consideran «poseída» debido a una mancha demoníaca que aparece en su piel. Esta escena no solo es brutal por su representación explícita de la violencia, sino por la manera en que desvela cómo los cuerpos de las mujeres son territorios de disputa entre las fuerzas del orden y el mal.
Federici, en Calibán y la bruja, sostiene que la quema de brujas fue, en esencia, una forma de disciplinar los cuerpos femeninos, especialmente en lo que respecta a su autonomía sexual. En La Garra de Satán, las marcas físicas del «mal» se convierten en excusas para la violencia contra las mujeres, en particular los cuerpos jóvenes y deseados. La película hace eco de esta idea, ya que las mujeres no solo son vistas como víctimas del mal, sino como las portadoras físicas de la corrupción, lo que justifica la brutalidad hacia ellas.
Juventud, sexualidad y poder: El foco de la película está en la juventud, que es retratada como particularmente vulnerable a la influencia satánica. Esto es especialmente visible en el culto liderado por Angel, donde las niñas y adolescentes se convierten en las principales seguidoras del demonio. Lxs adultxs de la aldea, especialmente los hombres, ven este comportamiento como una amenaza directa a la moral y la estabilidad de la comunidad, lo que provoca una reacción violenta que culmina en actos de tortura y muerte.
La historiadora Marion Gibson, en su libro Witchcraft and Society in England (1999), argumenta que la persecución de las mujeres jóvenes durante los juicios de brujas a menudo estaba ligada al miedo al poder reproductivo y sexual de las mujeres. Esto resuena con la narrativa de La Garra de Satán, donde las jóvenes que experimentan el despertar sexual son castigadas bajo la sospecha de estar conectadas con el mal. La presencia del demonio es una metáfora de la sexualidad femenina, que se percibe como algo que debe ser controlado y purgado.
Religión y poder patriarcal: En La Garra de Satán, la iglesia y las figuras de autoridad masculina actúan como fuerzas de opresión que buscan restaurar el orden social. En lugar de representar una fuerza de bien, la religión se convierte en un arma para subyugar a las mujeres y a los jóvenes. Esto se muestra en la figura del juez, quien, en lugar de buscar la verdad, se preocupa más por erradicar el mal de forma brutal y sin piedad.
Este aspecto del filme recuerda a la obra de Michel Foucault, Vigilar y Castigar (1975), donde analiza cómo las instituciones de poder, como la iglesia o el estado, se estructuran en torno al control de los cuerpos. La película sugiere que el verdadero horror no proviene tanto del demonio, sino de la manera en que los mecanismos de poder están dispuestos a sacrificar vidas para mantener el statu quo.
Conclusión: El horror como reflejo social: La Garra de Satán es mucho más que una simple película de terror sobre una posesión demoníaca. A través de sus imágenes de violencia sexual, control social y la represión de las mujeres, la película se convierte en un espejo de los miedos patriarcales y el deseo de controlar los cuerpos femeninos. En un análisis más profundo, el filme nos muestra cómo el horror no solo habita en lo sobrenatural, sino también en las estructuras de poder que reprimen la libertad, particularmente de las mujeres jóvenes.