SATYRICON – Sala Apolo (21/11/2013)

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Nada menos que 10 años hacía que el dúo noruego SATYRICON no se dejaba ver por España. Desde entonces mucho ha cambiado, desde los problemas de su gira norteamericana en 2004 hasta su música, que ha visto una clara evolución acercando el grupo cada vez más a territorios más rockeros, a dar la bienvenida a muchas otras influencias en sus guitarras. Una evolución cada vez más lejana al Black Metal pero no por ello un retroceso (tal y cómo podemos apreciar en su último «Satyricon» compacto el cual venían a promocionar escasos meses después de su lanzamiento), algo aceptado por muchos y de lo que han renegado otros tantos. Por ello, los alicientes para, después de una década, acercarse a ver a los black metaleros escandinavos en una de sus fechas dentro de su gira española eran muchos, y muchas las expectaciones. En esta visita los elegidos para abrir los conciertos eran los taiwaneses CHTHONIC (que apuesto fueron una grata sorpresa para muchos), que nos mostrarían su peculiar propuesta musical siempre sin dejar de lado sus raíces culturales en su primera visita a España, al mismo tiempo que presentaban en sociedad su último redondo de estudio, «Bú-Tik».

Con una sala llena hasta más de la mitad, CHTHONIC se subieron al escenario casi en completa oscuridad para comenzar a presentarnos su reciente «Bú-Tik». Se subieron despacio a las tablas mientras sonaba una intro de inspiración oriental, hasta que las luces se encendieron y todo estalló con «Oceanquake», donde Freddy Lim ya sorprendió a los que no están demasiado familiarizados con la banda tocando el Erhu, un instrumento de cuerda tradicional chino. Tras unas breves palabras de saludo prosiguieron con «Supreme Pain for the Tyrant», con un sonido muy potente y una banda dinámica (donde sorprendió, de nuevo para los que no conocían demasiado a CHTHONIC, el teclista con su peculiar atuendo/máscara, por no mencionar los lead morados en el mástil del bajo de Dori, el estilismo del batería o la falda de su guitarrista). Me sorprendió ver que, aunque CHTHONIC no se trata de una formación demasiado popular en nuestro país, o al menos un grupo que no practica un género fácil de digerir para la mayoría del público, tenían un considerable número de seguidores y, sobretodo, muy fieles, respondiendo como la actuación merecía, sin dejar de corear ninguno de los temas y sin parar de hacer headbanging. Sonaron también temas como Southern Cross» o el reciente «Defender of Bú-Tik Palace», para terminar su actuación con «Takao». Un final de concierto que nadie esperó, puesto la banda ni tan solo se despidió tras el. Tan solo un «salud» antes de interpretar la canción y cuando terminó se marcharon con los instrumentos, por lo que abandonaron el escenario sin ni siquiera un aplauso. De todas formas, CHTHONIC nos dejaron con una actuación muy sólida y dinámica, con un muy buen sonido y, sobretodo, dieron una lección de originalidad y tradición cultural. Actuación breve pero intensa, muy amena.

 

Con una sala cada vez más llena se destapaba la enorme batería de Frost, los técnicos probaban sonido… Hasta que todo se llenó de humo, la banda apareció en el escenario solemne interpretando la intro «Voice of Shadows» (que abre su último disco) hasta que, también solemne, apareció Satyr sobre las tablas. A la intro le siguió con fiereza «Hvite Krists Død», haciéndonos viajar al pasado mientras Satyr se mostraba firme agarrando su pie de micro/tridente. Comienzo potente, creando atmósfera tanto por la pose de los músicos sobre el escenario, como por el humo y el juego de luces, por no mencionar la calidad del tema y de aquel gran «Shadowthrone». Tras una breve presentación y el reglamentario saludo a Barcelona, sin bajar la guardia continuaron con «Now, Diabolical», canción que da nombre al disco del mismo título, con la cual el escenario se cubrió de humo y se tiñó de rojo, pareciendo que la banda salía del mismo infierno. El público ya iba metiéndose más en todo el microclima SATYRICON, y se animó a cantar el estribillo con la banda de la mano de Satyr. Desde aquel momento la intensidad iría variando entre clásicos y cortes más actuales con más melodía, dejando caer pistas de su último compacto como «Our World, It Rumbles Tonight», «Nekrohaven» o «The Infinity of Time and Space» (que Satyr describió como una pista que resume todo lo que es su último «Satyricon»). Se centraron mucho en el disco que venían promocionando, y posiblemente fuera en esos momentos donde más decaía la intensidad y la locura del público, pero con la buena actuación, el gran frontman que es Satyr (que supo llevar a la audiencia a su terreno siendo cercano a la par que se mostraba metido en su papel) y un demoledor Frost tras el kit de batería, con precisión, sonando como una apisonadora y sin dejar de hacer headbanging ni un solo segundo (por no mencionar que los músicos de directo que los acompañaban en esta ocasión estuvieron muy a la altura, también con una puesta en escena dinámica), lo solventaron.

Cómo no podía ser de otra forma, nos llevaron atrás en el tiempo hasta su aclamado «Nemesis Divina» para recuperar «Forhekset», con la cual el público reaccionó más que bien, aún más de lo habitual, seguida de cerca por «To the Mountains», con la cual el concierto ya se iba acabando. Pero no hubo los típicos bises sino que, tras lanzar alguna púa y volver a dar las gracias al público allí congregado, toda la banda dejó de lado sus instrumentos y se pusieron en fila delante de la audiencia, mientras ella aplaudía y coreaba el nombre de la banda. Agradecidos, sin bajarse del escenario, nos regalaron la traca final. Una traca final que daba comienzo con un siempre imperioso «Mother North». Con un temazo como eso, poco parecía faltar para el final del concierto, pero tenían otro as bajo la manga que parecía ser el definitivo: «K.I.N.G.», aunque bajo mi punto de vista podrían haberse reservado algún tema más antiguo para el final, especialmente tratándose de un repertorio bastante basado en su última etapa. Con un público extasiado tras una potente y muy firme actuación, SATYRICON volvieron a despedirse hasta que, tras decirse entre ellos algunas palabras al oído, Satyr comunicó que: «en realidad habíamos acabado, pero vamos a tocar una más». Y no podrían haber acabado con una canción mejor. Tras el vocalista (que también ejerció de tercer guitarrista en algunos de los temas) animar al público a hacer mosh, descargaron el trallazo final, la última devastación que precedería a la destrucción. «Fuel for Hatred». El tema mejor acogido de la noche, que llevó consigo el clímax absoluto de un público enloquecido, sin dejar de hacer mosh, algo de crowdsurfing y cantar la canción.

Iba escéptica a ver a SATYRICON, con curiosidad pero con dudas, tanto por su(s) último(s) trabajo(s) tanto por el hecho de que nunca han sido realmente santo de mi devoción, pero tengo que reconocer que fueron una grata sorpresa. Te gusten o no, estos tíos saben cómo llenar el escenario por grande que sea, cómo entretener, derrochar energía sin dejar de dar un concierto excelente, con un sonido excelso pero, sobretodo, saben cómo crear y recrear su propia atmósfera sin necesidad de artilugios varios o maquillaje, solo su interpretación y su música.

Tania Giménez

tania@queensofsteel.com

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