Por todos es sabido que el cuarteto americano no es dado a dejarse caer por nuestro país, ni siquiera por Europa, de hecho, llevaban sin visitarnos desde 1997 (aparte de su participación en el festival "Kobetasonic" en su edición del 2008) y las ganas de disfrutar de uno de los espectáculos, casi circense, más grandes del Rock eran muchas por parte de todos sus seguidores, especialmente por aquellos que acudían por primera vez a uno de los espectaculares shows de "la banda más caliente", que solieron ser los más jóvenes dadas a las pocas oportunidades que habían tenido de verlos hasta ahora sin necesidad de coger un avión.
Pero, tras una larga espera, por fin podíamos ver a KISS en una gira española presentando su nuevo disco, tras más de 10 años sin editar algo nuevo de estudio, bautizado como "Sonic Boom". " />

Sonic Boom Over Europe Tour – Palau Sant Jordi 14/06/2010

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A estas alturas, y tras más de 3 décadas de carrera, es casi una estupidez presentar a una de las bandas más grandes que nos ha dado el Rock en toda su historia; KISS.
Por todos es sabido que el cuarteto americano no es dado a dejarse caer por nuestro país, ni siquiera por Europa, de hecho, llevaban sin visitarnos desde 1997 (aparte de su participación en el festival "Kobetasonic" en su edición del 2008) y las ganas de disfrutar de uno de los espectáculos, casi circense, más grandes del Rock eran muchas por parte de todos sus seguidores, especialmente por aquellos que acudían por primera vez a uno de los espectaculares shows de "la banda más caliente", que solieron ser los más jóvenes dadas a las pocas oportunidades que habían tenido de verlos hasta ahora sin necesidad de coger un avión.
Pero, tras una larga espera, por fin podíamos ver a KISS en una gira española presentando su nuevo disco, tras más de 10 años sin editar algo nuevo de estudio, bautizado como "Sonic Boom".

A estas alturas, y tras más de 3 décadas de carrera, es casi una estupidez presentar a una de las bandas más grandes que nos ha dado el Rock en toda su historia; KISS.
Por todos es sabido que el cuarteto americano no es dado a dejarse caer por nuestro país, ni siquiera por Europa, de hecho, llevaban sin visitarnos desde 1997 (aparte de su participación en el festival «Kobetasonic» en su edición del 2008) y las ganas de disfrutar de uno de los espectáculos, casi circense, más grandes del Rock eran muchas por parte de todos sus seguidores, especialmente por aquellos que acudían por primera vez a uno de los espectaculares shows de «la banda más caliente», que solieron ser los más jóvenes dadas a las pocas oportunidades que habían tenido de verlos hasta ahora sin necesidad de coger un avión.
Pero, tras una larga espera, por fin podíamos ver a KISS en una gira española presentando su nuevo disco, tras más de 10 años sin editar algo nuevo de estudio, bautizado como «Sonic Boom».

La resaca tras la verbena de San Juan no fue un inconveniente para que cerca de 11.000 personas se acercaran a temprana hora de la tarde, bajo un sol abrasador, a los alrededores del Palau Sant Jordi en la montaña mágica de Montjuïc para ir calentando motores. Ya podíamos ver a gente maquillada, incluso disfrazada de su KISS preferido, hasta niños acompañados por sus padres que no querían perderse la ocaisón de disfrutar de la leyenda americana, también maquillados y vestidos como Paul Stanley o Tommy Thayer (ya lo dijo el propio Paul, «there are a lot of little KISSes, little people»). Desde primera hora de la tarde a las puertas del Palau san Jordi, entre cervezas y bocadillos, se respiraba el nerviosismo en algunos y el jolgorio en otros, de estar ahí por un mismo motivo barceloneses y otros de fuera, incluso vino gente de Italia. Y ese motivo se escribe en mayúscula y no es otro que KISS.

Los encargados de acompañar a Gene Simmons y los suyos en España fueron IMPERIAL STATE ELECTRIC, para algunos serán desconocidos, pero es el nuevo proyecto de Nicke Andersson, el que fuera líder y cantante de los ya desparecidos suecos THE HELLACOPTERS. Prensentaban lo único que tienen editado hasta la fecha, su EP 7» (en el cual ha colaborado su excompañero Dregen entre otros) ya que durante este año editarán su primer trabajo de larga duración.
Desafortunadamente desconocía quiénes iban a ser los teloneros y me perdí su concierto, pero estoy segura de que ofrecieron una buena dosis de su Rock macarra al más puro estilo de la escuela sueca, sin contar con las tablas que ha adquirido Nicke a lo largo de toda su trayectoria musical, ya sea con ENTOMBED o DEATH BREATH (entre otros grupos de Death Metal de gran renombre) o los propios HELLACOPTERS.

Tras su actuación el estadio se iba llenando, las gradas estaban casi llenas y la gente con la entrada de pista iba haciendo lo propio mientras un gran telón tapaba todo el escenario con «KISS» en letras plateadas y dos enormes banderas de la KISS Army cubrían cada lado del escenario.
La espera se hizo larga, las ganas y la emoción se hacían palpables a ritmo de Rock setentero hasta que empezó a sonar más fuerte de lo habitual «Immigrant Song» y cayó el telón. En una gran pantalla que ocupaba todo el ancho del escenario tras los instrumentos vimos imágenes de Google Earth enfocando Europa, España, Barcelona… hasta llegar al lugar que nos unía a todos aquella tarde. Y después; una gran ciudad, unas plataformas negras y plateadas que a todos nos resultan más que familiares… KISS, con sus guitarras en mano, destrozando la ciudad de Nueva York allá por dónde iban pisando.
Y el cuarteto ya se encontraba sobre el escenario. Los gritos y aplausos de emoción de una Barcelona encantada de recibirlos de nuevo, cubría casi por completo la música, más concretamente la de «Modern day Delilah», de su último disco. De hecho, fue el primero de los 3 cortes que tocarían de este trabajo, exactamente fueron, además del ya mencionado, el coreado y pegadizo «Say Yeah» y el más peasdo «I’m Animal».
Por si algunos se habían quedado algo fríos tras este inicio, pudieron terminar de calentar motores poco después con dos canciones de su primer disco, homónimo, de 1974, las míticas «Cold Gin» y «Deuce» que fueron coreadas casi en su totalidad.

Como siempre, el montaje del escenario fue impresonante. Pantallas gigantes para que nadie perdiera detalle de todo lo que ocurría aquella noche. Fuego y pirotécnia a raudales, incluso al ritmo de la música y de la batería. También gran labor la de las cámaras enfocando tanto al público como al grupo sobre el escenario y los montajes que hacían al momento, como el que pudimos ver en el breve espacio de tiempo en que Paul Stanley entonó un trozo «Whole Lotta Love», dónde en la gran pantalla podíamos ver su imagen distorsionada y duplicada, como si acabáramos de ingerir una buena dósis LSD. Muy psicodélico y le iba como anillo al dedo a la canción.
Además de pantallas a ambos lados del escenario representando en todo momento lo que encajaba con la canción que sonaba en cada momento, como hicieron con «Firehouse», reproduciendo imágenes de fuego con una sirena de bomberos incluída y, cómo no, Gene Simmons escupiendo fuego de una espada. Por no mencionar las plataformas, también de la batería, que bajaban y subían. Aunque también hubo algunas sorpresas, como un Paul Stanley intentando hablar español (y llamándonos «compadres», se nota que estos hombres están mucho más acostumbradas a tocar en América Latina), cantando «Guantanamera» e incluso «Una Paloma Blanca». Nadie nunca ha dudado que Paul Stanley sea un increíble frontman, pero una vez lo has visto en directo se termina de confirmar (igual que tampoco dejaba de darse la vuelta y agitar el trasero… En los 80 se decía de él que era el culito más sexy del Rock, por no hablar de su «pecho lobo», el cual matuvo al descubierto en todo momento). No paraba de animar e interactuar con su público (de hecho, la forma más eficiente de hacerlo fue comparando al público barcelonés con el madrileño), sin dejar de repartir púas (exactamente igual que Simmons). Sabe perfectamente cómo meterse a sus fans en el bolsillo y éso se ha visto a lo largo de estas décadas con seguidores tan fieles y entregados como los que vimos en el concierto.

También hubo hueco para un «duelo» guitarra/batería entre Tommy Thayer (con un fondo de la vía láctea en la enorme pantalla) y Eric Singer.
Tommy Thayer siempre ha sido el miembro más «polémico» de la banda, pero todos los que teníamos algún tipo de prejuicio, creo que tras verlo en directo hemos cambiado, aunque sea ligeramente, nuestra opinión. Tommy demostró ser un gran guitarrista, con una ejecución impecable en todo momento y una gran actitud, de hecho, incluso cada gesto parecía estar perfectamente estudiado para parecer una réplica de Ace Frehley. Sin duda, si Simmons y Stanley decidieron tenerlo con ellos, no fue sin motivo. Y ahora, me atrevería a decir, que ha dejado, en cierta manera, de ser un desconocido.
Prácticamente lo mismo con Eric Singer, y es que, aunque no haya creado la «polémica» de Thayer, siempre habrá gente que prefiera a Peter Criss, pero creo que a estas alturas es totalmente innecesario recordar el talento que tiene a las baquetas Singer, por ello no es en absoluto un recién llegado.

Y, tras este pequeño show del guitarris
ta y batería, volvieron al escenario las almas del grupo, el Starchild y Gene para renaudar un concierto cargado de clásicos, dónde repasaron, sobretodo, temas de sus álbumes de los 70, aquellos que son completamente imprescindibles en su carrera y que nos hacen ponernos a todos la piel de gallina con títulos como «Calling Dr. Love», «Love Gun», etc. Aunque, no podían dejarse en el tintero temas de su época «unmasked» como «Crazy Nights» o «Lick it Up». Lo cierto es que la selección del setlist fue impecable, pudimos disfrutar en directo, y con un perfecto sonido tanto en ejecución como en interpretación, de casi todos los clásicos del grupo. Como por ejemplo, «I Love it Loud», la cual su interpretación fue de las más impresionantes. Gene Simmons solo sobre el escenario escupiendo sangre y elevándose a la altura de los focos sobre las tablas para interpretar uno de los temás más coreados y que más animó al público allí congregado. Todo un hit que no podía faltar y una representación muy a la altura de este gran tema.

Y para ponernos la piel de gallina Stanley comenzó a cantar sin música parte de la preciosa balada «Forever» pero, en lugar de tocarla entera decidieron, después de que Tommy Thayer interpretara «Shock Me», tocar «Beth» con Eric Singer fuera de la plataforma de la batería cantándola.
Pero, sin duda, uno de los momentos más sentimentales llegó de la mano de la versión de ARGENT en los bises, «God Gave Rock N’ Roll to you», el cual fue un gran momento para recordar al gran y carismático batería que se fue por culpa del cáncer hace cerca de 2 décadas de la mano de uno de sus ídolos, Freddie Mercury, no podía hablar de otro que de «El Zorro», Eric Carr. En las pantallas se reproducían imágenes suyas, de KISS tocando en sus inicios, a principios de los 70 y de grandes figuras dentro del Rock como THE BEATLES, JANIS JOPLIN, JIMMI HENDRIX, etc. Un tema que sirvió para que comenzáramos a pensar en lo que significan KISS para cada uno de nosotros, para recordar los buenos momentos que hemos pasado escuchando su música, que muy posiblemente ésta sea la última vez que los veamos y lo extraña que sería nuestras vidas sin ellos. Unos minutos en los que, estoy segura, de que a más de uno se le escapó alguna lagrimilla (si no lo había hecho ya).

Pero la fiesta seguía, y cada vez había más gente de pie en las gradas cantando, gritando, obedeciendo las órdenes de Paul Stanley, aplaudiendo y bailando cada uno de los temas, todos tan coreados que, uno a uno, iban cayendo aquella noche mágica.
Y para terminar de rematar esa fiesta, también en los bises, no pudieron faltar himnos como la discotequera «I Was Made for Lovin’ You», durante la cual Paul Stanley se desplazó en tirolina, pasando por encima nuestro, para tocar en una plataforma situada en plena pista del Palau Sant Jordi o con el que cerraron, «Rock N Roll All Nite», dónde todo el Palau se tiñó de blanco y  y nos dimos todos un baño de confeti a ritmo de uno de sus temas más conocidos, que nos llena a todos de energía positiva y buen rollo con el que suelen cerrar todos sus conciertos mientras la batería volvía a elevarse. Sin ninguna duda, no podía haber un final mejor para aquel conciertazo (en absolutamente todos los sentidos) de dos horas y media. Dos temas con los que la locura y el fervor parecieron llegar a su clímax (algo que ya parecía complicado desde casi el comienzo).
Nada melancólico o sentimental para despedirnos de los neoyorquinos, sino una buena fiesta para subir el ánimo y volver a casa con un gran sabor de boca. Con un sabor a adicción y de haber asistido a un concierto que será difícil de superar.

Todo el mundo sabe cómo son los conciertos de KISS, pero solo se puede saber a la perfección y vivir algo parecido si se va a verlos, ya que todas las palabras del mundo se quedan cortas para describir un espectáculo de tales magnitudes y todas las sensaciones que puede tener un seguidor del cuarteto viéndolos en directo. Si los criticábamos por haberse convertido en una marca comercial, ahora podemos estar más orgullosos de ellos que nunca, con nuevo disco bajo el brazo y gira española. Gente de cerca de 60 años que sigue tocando casi cada día alrededor del mundo, enfundiéndose en mallas plateadas y subiéndose en esas plataformas simplemente porque, a pesar de lo que muchos creíamos, disfrutan de lo que hacen exactamente como lo hacemos nosotros. También es un placer ver músicos que van mucho más allá de intentar dar un buen concierto en lo simplemente musical. Simplemente impresionante.
Y, para todos esos seguidores, el 24 de junio de 2010 será un día inolvidable que ya se ha grabado a fuego en nuestra memoria y nuestros corazones.
24 de junio del 2010, el día en que vimos a KISS en nuestra ciudad.

Fotos: Vanessa Fernández

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