ENTREVISTA: ANTAGONIZÖR: Ira, reclamada

Algunas bandas tocan fuerte. Otras tiran abajo toda la puta estructura. En esta entrevista incendiaria, Antagonizör habla con una honestidad desarmante sobre todo lo que alimenta su fuego: desde traumas personales hasta represión estatal, desde la ironía de internet hasta la radicalidad queer. Su disco Edgelords from Hell no es solo una descarga sónica; es una declaración de supervivencia, venganza y rebelión sin filtro.
Nos metemos de lleno en el consentimiento, el cristianismo, el patriarcado y la provocación, pero también en la performance como sanación y la rabia como estructura. Antagonizör no provocan por provocar (aunque también hay mucho de eso): están construyendo un mundo donde lo queer, la blasfemia y la desobediencia no solo son seguras, sino sagradas. Esto no es solo metal. Es catarsis con botas militares.
1. ¡Mil gracias por vuestro tiempo! Ahora que Edgelords from Hell lleva un tiempo en la calle y ha podido respirar en el mundo, ¿cómo os sentís al mirar atrás y ver la acogida y el impacto que ha tenido?
Me siento increíble. Después de sacar el disco y el videoclip de Obsessed by Evil, nos han invitado a tocar en festivales brutales, incluso internacionales como el Keep It True Rising. Hemos recibido críticas de la hostia, nos han hecho un montón de entrevistas y hemos vendido mogollón de merch y música. Mandamos 22 CDs a una tienda de discos en Osaka, Japón, ¡y se agotaron en 2 horas! Todo esto me parece una locura. Llevo más de una década tocando y nunca antes la música que he hecho había tenido esta reacción.
2. El álbum salió a matar contra el control: sobre los cuerpos, sobre la fe, sobre la identidad. ¿Hubo algún momento o experiencia concreta que os empujó a hacer un disco tan abiertamente hostil contra la autoridad?
La canción Hands Off, que va sobre el consentimiento y la autonomía corporal, está inspirada en experiencias muy fuertes y negativas que viví de adolescente. Cuando tenía 17 años, acababa de empezar a ir a conciertos underground y estaba flipando. Estaba en uno de esos bolos punk, tranquilamente, sin molestar a nadie, y un punk viejo, que luego supe que tenía 40 años, me agarró el culo al pasar. Me quedé en shock total, no reaccioné porque nunca antes me había tocado así un desconocido. Con 18, un tío mayor con el que quedaba me manoseó y trató de follarme cuando yo estaba borracha y medio inconsciente en un jacuzzi. Le dije «¡No! ¡Para!» cuando medio desperté del pedo, pero no paró hasta que empecé a llorar como una loca. Me dio miedo contarlo, solo se lo dije a una amiga del insti.
Desde entonces me he vuelto mucho más dura, y ahora, si alguien me hace algo así, le meto un puñetazo sin pensarlo. Escribí esa canción para decirle a quien escuche, especialmente a las chavalas y a la gente femme, que nadie tiene derecho a tocarte sin tu consentimiento, y que un outfit revelador no es una invitación a nada.
En cuanto a las letras rebeldes contra la religión o la poli/gobierno, todo viene de experiencias personales y mucha rabia acumulada. Me crié en un entorno cristiano muy dogmático, sufrí abusos religiosos y me costó mucho deshacerme del daño que eso me dejó. En EE.UU., y más aún en el sur, seguimos viviendo bajo una opresión religiosa muy fuerte. Y aquí tenemos un problema gravísimo con la brutalidad policial. Odio profundamente a la policía. Perdón por la respuesta larga, pero creo que esta pregunta merece una respuesta detallada.
3. El título Edgelords from Hell suena a broma al principio, pero también parece una crítica a la cultura de la ironía en internet. ¿Queríais recuperar esa palabra de los trolls o arrastrarla al infierno y volver a hacerla peligrosa?
Quería recuperarla y resignificarla, darle un tono positivo. Que ser edgy, molestar a algunes y no seguir la corriente, puede ser algo bueno. He sido rebelde desde pequeña. Nuestra música está hecha para provocar una reacción, ya sea buena o mala.
4. Todo el rollo del “drum slave” llama muchísimo la atención—cadenas, dominación, castigo en directo. ¿Es solo por el shock, o simboliza algo más profundo sobre estructuras de poder, sumisión o romper jerarquías clásicas en una banda?
Es sobre todo por el shock, ¡y es divertidísimo inventarse formas de putear a nuestro drum slave en el escenario! También me encanta hacerle bullying digital. He tenido muchas experiencias de mierda tocando con tíos, y en un momento pensé que no quería volver a tocar con ninguno. Tzu-Wei y yo estábamos en una banda de black metal solo de tías llamada Von Nacht, y después formamos Antagonizör como banda femenina. Pero cuando se fue nuestra anterior batería, costó encontrar otra que pudiera ocupar su lugar. Así que decidí permitir que entrara un hombre, pero solo como esclavo.
5. Vuestros directos parecen un apocalipsis queer. ¿Veis esta teatralidad como una herramienta para romper jerarquías reales o como un espejo del caos que hay fuera?
Sí, la idea es pasárnoslo bien ahí arriba, ser descaradamente queer, feministas y blasfemes. Queremos incomodar. He ido a muchos conciertos a lo largo de los años y he visto demasiadas bandas aburridas. Nosotres también solíamos ser más sosxs hasta que me sentí con confianza y suficiente práctica en la guitarra como para desmadrarme. Incluso antes de lo del esclavo ya intentábamos hacer el show más interesante siendo un poco tocapelotas. Hemos hecho peleas falsas en el escenario, lanzado confeti, o dado una bocina a alguien del público para que la hiciera sonar en mitad del set. Ahora básicamente torturamos a nuestro drum slave en directo. A la gente parece encantarle. Es una manera genial de soltar toda esa energía de antagonismo reprimida. ¡Y de eso va Antagonizör!
6. Florida se ha convertido en el epicentro de leyes anti-queer y represión cultural. ¿Cómo es crear música como la vuestra en ese entorno: desafiante, peligroso, agotador… todo a la vez?
La verdad es que es terapéutico. A veces vivir en este estado y en este país me pone tan mal que siento que me va a estallar la cabeza. También es un poco peligroso, porque ahora el gobierno puede deportar a ciudadanxs o gente con green card por cualquier gilipollez. Pero eso no va a hacer que dejemos de hacer lo que hacemos. De vez en cuando tengo que escribir canciones políticas porque es la única forma de sacar toda esta frustración. Si me la guardo, acabo explotando en el peor momento.
7. El metal y el punk llevan décadas con esa energía de “rebeldía”, pero muchas veces ha sido absorbida por escenas machirulas o incluso reaccionarias. ¿Cómo conseguís manteneros radicales sin caer en los clichés del “edgy” de toda la vida?
Aunque me fastidie admitirlo, estamos tirando de algunos de esos mismos temas sexuales y satánicos clásicos que lleva usando el metal desde siempre. ¡Pero es que molan! Y yo soy una persona muy sexual y satánica. Algunes pensarán que es cliché, pero me la suda. Me lo estoy pasando de puta madre con esta banda. Escribo y toco esta música para hacerme feliz a mí misma. Tener fans mola, pero al final se trata de hacer el tipo de música que disfruto. Los temas políticos son menos comunes en el metal. Hay quien dice que el metal no debe ser político, pero yo no estoy de acuerdo. El metal debería ser rebelde y provocar, y soltar un mensaje político que incomode a algunes es exactamente eso.
8. Algunes dicen que provocar en la música puede quedarse en una pose vacía. Para ti, ¿cuál es la diferencia entre la provocación como truco barato y como arma real?
Se nota cuando alguien va de edgy solo por postureo, sin nada detrás. ¡Nosotres somos edgelords de verdad! Aunque haya teatrillo en nuestros shows, todo ese rollo sexual, satánico y rabioso viene de lo más profundo de nuestros corazoncitos negros. Excepto nuestro drum slave, que está ahí forzado. Si pudiera elegir, estaría en un prado lleno de margaritas dando saltitos. Porque es un blandengue. Yo, en cambio, soy satanista y clínicamente chiflada. Esto no es un personaje.
9. Habéis definido el disco como rabia estructurada. ¿Cómo conseguís que esa rabia no se agote o se vuelva en contra, especialmente cuando nace de sistemas que están diseñados para aplastar la disidencia?
¿Eso lo dije yo? Suena demasiado profundo para mí, pero tengo mala memoria. Fumo mucha hierba. Mientras siga con una bota en el cuello, voy a seguir cabreada. Porque soy una loba, no una oveja. ¡Que intenten callarme, venga! Tengo la boca muy grande. Tendrán que encerrarme con camisa de fuerza y bozal como a Hannibal Lecter si quieren que pare.
10. Gracias de nuevo por vuestro tiempo. Si hay una sola cosa que queráis que la gente—sobre todo quienes no son parte de vuestra escena—se lleve de Edgelords from Hell, ¿cuál sería?
Que expandan el mal, que no dejen que los cabrones les aplasten, y que vayan a escuchar Edgelords from Hell si no lo han hecho aún. No importa qué clase de mierda os imponga vuestro gobierno o la cultura de vuestro país: no dejéis que os cambien. Sed fieles a lo que sois, y haced lo que os salga de los cojones. ¡Y que viva Satanás!