CRÍTICA: SADISTIC GOATMESSIAH – Violence

Desde la portada hasta el último segundo de riff, Violence te pega un puñetazo de realidad metalera a la vieja escuela: esto es velocidad dungeon, cruda, sucia y sin pedir permiso. El trío alemán liderado por Morbid Goatpriest of Lust, Filth and Mayhem (voz y guitarra), Goat Primator (batería) y Goatess of Fire (bajo) aprendió la lección en sus demos y splits: la mezcla de Sabbat, Nifelheim, Hellhammer, Celtic Frost y Darkthrone no es un souvenir nostálgico, es una patada directa al cuello del metal moderno que plasman en este primer largo.
Desde los primeros temas, como, Forces of Evil, el sonido te sumerge en un túnel húmedo y sucio donde el metal es una religión y la blasfemia, el rito. Las guitarras galopan como caballos poseídos y la voz de Morbid Goatpriest escupe furia con actitud punk: aquí no hay histrionismo, solo impacto directo. Forces of Evil es un buen corte para tener una idea del sonido: leads reverberados que encajan a la perfección en una base rítmica que nunca se detiene.
En temas como Slaughter of the Goats o Euphoria of Death, se nota esa pasión por las atmósferas oscuras del primer black thrash, con esa producción cavernosa y sin pulir que hace que todo suene a pura casa de culto. La batería de Goat Primator ruge con la velocidad del d‑beat más primitivo, pero siempre al servicio del groove y el blast‑beat, sin perder el control. Y el bajo de Goatess of Fire retumba con esa densidad que hace que el sonido no se desinfle en ningún momento.
La cosa se pone aún más seria en cortes como Witchfire y Stainless Steel, donde se aprecian los toques de speed metal clásico pero revisitado con esa visión under: comprimido, opresivo y con el calor del caos. No suena retro porque, como bien dicen, el futuro del metal no ha sucedido. Violence no recuerda al pasado con nostalgia: lo destroza con absoluta convicción.
La producción, deliberadamente básica, mantiene ese encanto primitivo y auténtico: no quieren sonar limpixs ni perfectxs. Y funciona. Porque cuando escuchas este álbum, sabes que no estás ante un producto, sino ante un ritual. Aquí se practican acordes como conjuros oscuros, y la energía traspasa el altavoz.
La portada, obra de The Withered Wizard, muestra una estética demoníaca muy acorde con el sonido: colores oscuros, simbolismo esotérico y la atmósfera de una catedral en ruinas. Cumple su función: ves la portada y sabes a lo que vienes.
Con una duración de unos 40 minutos, Violence es compacto, intenso y demoledor. No hay relleno; 10 canciones para asaltar tu subconsciente y arrasarlo con furia. Es ese tipo de disco que escuchas una vez y ya quieres repetirlo inmediatamente.
Si estás buscando un debut que reviva la energía del black thrash sin sonrojarse, Violence es tu respuesta. Una descarga desde la caverna más oscura del underground donde el sonido es un cuchillo, la actitud un incendio, y el mensaje es muy claro: queríais violencia, pues aquí la tenéis. Metal primitivo, directo y feroz. Bienvenide al ritual.
Dying Victims Productions / Fucking Kill Records (2025)
Puntuación: 7,5/10