ENTREVISTA: SERPENT RIDER: Forjando lo Imposible: Ritual, mito y el fuego divino del heavy metal

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El último trabajo de Serpent Rider, The Ichor of Chimaera, es más que un simple álbum: es una declaración de intenciones sobre la transformación, la mitología y el poder del heavy metal para moldear la realidad. En esta entrevista, exploramos la evolución de la identidad del grupo, su profunda admiración por el metal griego y la energía primitiva que impulsa su proceso creativo. Desde las influencias cinematográficas que marcan sus composiciones hasta su devoción casi espiritual por su arte, Serpent Rider encarna la fusión de historia, cultura y rebeldía. También hablamos sobre la arrogancia—y la necesidad—de la autodeificación en la música, los cambios de formación y su lugar en la vibrante escena del metal underground.

-¡Gracias por tu tiempo! Habéis invertido años de trabajo en The Ichor of Chimaera. Ahora que está en la calle, ¿sentís una sensación de cierre o todavía hay algo que os deja inquietxs?

¡Me siento bien! Estoy orgulloso del álbum y ahora, la mayor inquietud es simplemente esperar a que la gente lo escuche. Es difícil dedicar tanto tiempo a algo, ponerle el corazón y querer enseñárselo al mundo… pero tener que esperar.

-Serpent Rider se encuentra en un cruce cultural poco común: una banda estadounidense canalizando el espíritu de la mitología griega, con miembros de EE.UU. y Grecia. ¿Esa doble identidad genera tensión creativa, o más bien es una ventaja oculta? ¿Qué crees que aporta cada cultura a vuestro sonido y narrativa?

En realidad, ya no tenemos miembros griegos. Los tuvimos en los primeros años de la banda, pero hoy en día todes vivimos en EE.UU. Dicho esto, no puedo decir que en su momento sintiésemos que era distinto a como es ahora. Lo importante no es el país de origen, sino el amor por el heavy metal, ¡y eso es eterno y universal!

Lo que sí tenemos es influencia de mi amor por el metal griego, y también del interés de nuestro otro guitarrista, Paul, por la música del Mediterráneo, en particular la música clásica otomana. Hay una fusión natural entre la forma en que yo escribo los ritmos y secciones melódicas y el enfoque de Paul en la guitarra solista.

-Muchas bandas llevan sus influencias por bandera, pero Serpent Rider las destila en algo a la vez antiguo e impredecible. Si tuvieras que describir vuestra música como una reliquia perdida de una era olvidada—algo desenterrado en una excavación arqueológica—¿qué sería y por qué?

¡Supongo que una espada ceremonial desenvainada! Bella, pero con un poder marcial que la respalda. ¡Al fin y al cabo, somos una banda de heavy metal!

-Vuestra música tiene una cualidad cruda, ritualista, como si invocara algo más allá del mundo físico. ¿Ves a Serpent Rider simplemente como una banda, o como parte de algo más grande—una mitología propia?

Diría que, en el fondo, Serpent Rider es un canal para mis necesidades creativas más importantes, una manifestación externa de quién soy tanto como músico como fan de la música. Una especie de deificación de mi experiencia, desde crecer empapado de hard rock y heavy metal hasta convertirme en un adulto completamente obsesionado con ello, todo destilado en una banda y un álbum.

-Vuestra estructura de canciones y melodías conecta con algo profundamente primitivo, incluso hipnótico a veces. ¿Hay alguna tradición musical fuera del metal—folk, cantos religiosos, clásica—que haya influido en vuestra composición de una forma que lxs fans no esperarían?

Esto varía de unx miembro a otrx. Personalmente, me inspiro en varias formas de rock que están más o menos alejadas del metal (obviamente, algo como UFO es más directo, pero Fairport Convention, por ejemplo, lo es menos), además de en bandas sonoras de cine, como las composiciones de Basil Poledouris y Howard Shore. Como mencioné antes, a Paul le encanta la música tradicional otomana. R. Villar tiene gustos muy amplios y, aparte del metal, escucha de todo, desde rock clásico hasta música pop, pasando por clásica y teatro musical. Lo mismo pasa con el resto del grupo. ¡La inspiración no debería estar limitada dogmáticamente al metal!

-El título del álbum, The Ichor of Chimaera, sugiere sangre divina, transformación monstruosa y lo imposible hecho realidad. ¿Cómo resuena esa idea en vuestro proceso creativo? Para ti, ¿qué es el “icor” que alimenta a Serpent Rider?

Creo que hay una cierta arrogancia en hacer música, en general. Ya no digamos convencer a otres para que se unan, grabarla y decidir que merece la pena compartirla con el mundo. Crecemos con la idea de que las estrellas del rock y las bandas son algo «ajeno», y la mayoría no imaginamos de niñes, admirando a AC/DC o Iron Maiden, que algún día pisaremos el mismo escenario, aunque sea a una escala underground. En nuestros trabajos, nuestres compañeres suelen flipar cuando descubren que tocamos en una banda.

Claro que, dentro de la escena metalera, es lo más normal del mundo. ¡La mitad de lxs fans del género están en una banda! Pero para muches de nosotres, hay algo de autodeificación en decidir que tus impulsos creativos son válidos, que merecen ser elevados, perseguidos y compartidos. De pequeño, ni siquiera imaginaba que llegaría a tocar un instrumento. Recuerdo decirle a un amigo en la universidad que jamás podría estar en una banda porque no servía para ello. Poco después, fundé Serpent Rider. En un sentido muy real, este álbum, nuestras giras y festivales son para mí lo imposible hecho realidad, como tú dices.

-Las escenas underground de metal en EE.UU. y Grecia han creado comunidades de culto, aunque de formas distintas. ¿Os sentís forasteres en ambos mundos, o veis a Serpent Rider como un puente entre ellos?

Nos sentimos muy en casa en ambos. Somos una banda estadounidense, pero hemos tenido lazos profundos con la escena griega desde el principio, y estamos fichades por un sello griego (No Remorse Records). Mi otra banda, Draghkar, está con Nuclear Winter Records, otro sello underground legendario de Grecia. Tenemos muches amigues griegues, tanto bandas como fans, y una profunda admiración por la escena.

No creo que haga falta un “puente” como nosotres, porque muchísimas bandas americanas son veneradas en Grecia, y muchísimas bandas griegas lo son en EE.UU. Los festivales griegos llevan décadas trayendo bandas de EE.UU., y hay muchísimos sellos internacionales en Grecia. Sería falso decir que la escena mundial del metal incluye a todos los países—hay muchas bandas increíbles que están aisladas por su ubicación—pero la conexión entre Grecia y EE.UU. es fuerte, poderosa y viene de muy atrás. ¡Salud, Grecia!

-En entrevistas anteriores, mencionasteis conflictos internos que llevaron a cambios en la formación. ¿Cómo han afectado estos cambios a la dinámica y la creatividad del grupo con el tiempo?

Han hecho que valore muchísimo la formación actual, de una manera que quizás no habría tenido la perspectiva de hacerlo si hubiese tenido la suerte de trabajar con esta gente increíble desde el principio. Cada persona en Serpent Rider es una música de primer nivel y, además, una persona estupenda—fácil de trabajar, fácil de querer y con quien es un placer pasar tiempo. Hace que girar sea algo sin complicaciones, que ensayar y tocar en directo sea un placer genuino, y que todes nos sintamos cómodxs para dar lo mejor de nosotres. Nos ha convertido en la mejor versión posible de la banda, y estoy extremadamente agradecido por ello y por mis compañeres.

-Mirando al futuro, ¿qué le espera a Serpent Rider? ¿Tenéis en mente conceptos, experimentos o incluso proyectos no musicales?

Vamos a seguir como hasta ahora. ¡No quiero desvelar demasiado! Pero esperad más música a su debido tiempo, más conciertos y que sigamos creciendo como banda sin perder nuestra pasión por el heavy metal y los riffs épicos que nos han traído hasta aquí.

-Gracias de nuevo por vuestro tiempo. Si Serpent Rider pudiera dejar una cicatriz en la historia del heavy metal, una marca imborrable, ¿cuál os gustaría que fuera?

¿Aparte de nuestra música? ¡Ja! Me gustaría dejar un montón de buenos recuerdos y un legado al que la gente vuelva incluso cuando ya no estemos. ¡Creo que ese es el sueño de cualquier música!

 ¡Gracias por la entrevista! Me despido con una pequeña playlist de lo que he escuchado hoy.

¡Salud y destrucción!

  • The Allman Brothers Band – Eat A Peach
  • Brats – 1980
  • Danzig – Thrall: Demonsweat Live
  • Dolmen Gate – Stygian Shores – Live At Up The Hammers
  • Ashbury – Endless Skies

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