CRÍTICA: PHANTOM SPELL – Heather & Hearth

¡Qué gusto da cuando un disco suena como una campaña de Dungeons & Dragons narrada por un druida con un máster de jazz progresivo! Con Heather & Hearth, Phantom Spell —el proyecto en solitario de Kyle McNeill, de Seven Sisters— vuelve a levantar las cortinas de terciopelo púrpura de su torre de hechicería y nos invita a sentarnos junto al fuego, copa de hidromiel en mano, para escuchar un nuevo compendio de historias místicas, melancólicas y embriagadas de fantasía escapista.
Si Immortal’s Requiem era la carta de presentación de un aventurero carismático, Heather & Hearth es el diario íntimo de un viejo archimago recordando los días de gloria entre notas de laúd y ecos de Hammond. Este segundo trabajo no pierde el encanto encantador de la NWOBHM pasada por el filtro de Yes o Camel, pero introduce un tono más nostálgico y pastoral, con guitarras acústicas al frente y un tempo más contenido que favorece las atmósferas brumosas y los paisajes sonoros.
No es un disco de power, ni de prog clásico, ni de folk. Es los tres a la vez, y ninguno del todo. A ratos recuerda a los momentos más cálidos de Uriah Heep, a ratos a Olias of Sunhillow de Jon Anderson, y en los momentos más eléctricos, incluso podrías imaginarte a una versión muy empollona de Witchfinder General con flauta travesera. El uso del espacio es especialmente elegante: los silencios, los arreglos delicados, los parones casi teatrales… todo en su sitio, sin excesos ni postureo vintage.
Las letras, como siempre en Phantom Spell, son de ese rollo Tolkieniano que coquetea con lo íntimo: hay nostalgia de hogar, advertencias sobre codicia, amores imposibles entre criaturas del bosque y algún que otro espectro metafórico. Son cuentos de taberna leídos al calor de la chimenea, pero sin caer en lo ñoño ni en la sobrecarga épica. “Heather & Hearth” no es un disco que grita, es uno que susurra.
A nivel instrumental, Kyle vuelve a demostrar que su torre de mago tiene buena acústica: todos los instrumentos los toca él (¡otra vez!), y el sonido tiene ese punto cálido y orgánico que parece salido de una cinta de 1976 encontrada en el desván de tu tío el hippie. El Hammond ronronea, los solos de guitarra tienen alma, y las capas de sintetizador no abruman, sino que envuelven.
Eso sí, si vienes buscando tralla, aquí no hay. Aquí hay melodía, matiz y una lentitud deliciosa que requiere paciencia. Es un disco más para una noche de lluvia que para una batalla campal. Pero si le das el tiempo que merece, te mete de lleno en su mundo brumoso y hechizado.
Heather & Hearth es un disco que huele a madera vieja, tinta, incienso y libros polvorientos. Tiene la calidez de lo artesanal y la profundidad de quien lleva años cultivando su universo propio sin miedo al qué dirán. Puede que no sea para todes, pero para quienes sueñan despiertes con un pie en el Valle de los Elfos y otro en una tienda de vinilos de segunda mano… esto es oro puro. Te flipará si te van las túnicas, y no tanto si no entiendes el concepto de «épica melancólica acústica progresiva fantástica heavy-folk-pastoral».
Cruz Del Sur Music / Wizard Tower Records (2025)
Puntuación: 8,5/10