CRÍTICA: FLY! – …or Die!

Nos encontramos ante el debut de esta banda australiana que practica un sonido entre los 70 y los 80, con un rock and roll sucio, metalizado y de actitud salvaje. La agrupación la forman:
Tom Thompson – Bajo, Willy Cox – Voz y guitarra, Rodney Speedman – batería y Malcolm ‘Mouldy’ Black – guitarra.
El disco contiene 11 temas rockeros y rocosos, con una portada muy clasicista, abriéndose con «Into the Wasteland», una intro con ruidos de truenos, motores que rugen y un fuerte golpe de metal que nos lleva a temas como «Highway Friend» y «Gasoline», con unos inicios a motor descarado, riffs eléctricos y sucios, acompañados por una voz carrasposa que vomita rock and roll crudo y duro. Son temas muy directos y destructivos que harán que saltes de la silla, además de solos escandalosamente rápidos y metálicos.
Le sigue «The Sinner», con un comienzo muy Saxon, con toques muy de la NWOBHM pero con un volumen y densidad más elevados, donde de nuevo entra la voz de Willy con una agresividad pura y macarra, con algún pasaje más lento donde los solos dominan con sonidos abrasivos y contundentes.
Lo mismo ocurre en «Freeway Phantom», con unos riffs muy británicos de entrada para introducirse en un rock and roll metalizado a lo Motörhead, con unas guitarras muy distorsionadas y una voz muy áspera.
En cambio, con «Bowie Knife» y «Lecherous Lover» se mueven más sueltos instrumentalmente sin perder esa actitud arrolladora, grasienta y garajera. Vocalmente, se mantiene crudo a golpes de voz, siempre con ese tono alto y salvaje, acompañado de solos veloces y metalizados.
«Loser» y «Sweet Leaf» muestran una gran influencia de los 70 y el protometal, con un sonido más AC/DC y toques a los Rolling Stones en «Loser», con apoyo vocal femenino en varias estrofas que le da un matiz más clásico. A veces suena algo punk en la actitud vocal, pero mantiene el salvajismo del rock duro y desatado de los 70, con guitarras ligeras y solos afilados.
Lo mismo ocurre con «Fly or Die» y «6Pack», que tienen ese rollo protometálico de los 70, donde el rock and roll sucio y depravado hace justicia con una instrumentación caótica de riffs durísimos y una voz más agónica y descarada, mientras los solos siguen poniendo los pelos de punta.
En definitiva, un álbum bastante lineal pero con esa actitud garajera y macarra de temas breves que se hacen muy cortos y llenan el disco de energía y actitud.
Dying Victims Productions (2025)
Puntuación: 7/10