CRÍTICA: VULTURES VENGEANCE – Dust Age

Fundados en 2009, a los italianos Vultures Vengeance siempre les guardaré un lugar especial en mi corazón: fueron la primera banda a la que tuve el placer de entrevistar, hace ya varios años. Con su vocalista y guitarrista Tony T. Steele nos seguimos saludando, cuando nos encontramos en el Keep It True o otros festivales similares. Si no recuerdo mal, los he disfrutado en directo ya tres veces, dos de las cuales en los cercanos Metalcova Fest y Pounding. Debutaron en 2016 con el ya genial EP Where the Time Dwelt In, al que le siguió dos años más tarde otro disco de corta duración: Lyrids: Warning from the Reign of the Untold. Ya en 2019 grabaron una auténtica joya moderna como es su LP The Knightlore: heavy majestuoso, con voces peculiares, matices épicos y un gran trabajo en ambas guitarras.
Por lo que comenta Tony, en realidad su segundo álbum de larga duración fue grabado en plena pandemia, por lo cual decidieron postergar su publicación. Por otra parte, el guitarrista Tony L.A. y el bajista Matt Savage dejaron la banda, así que tuvo que buscar sus reemplazos en D.D. Fury y, en las cuatro cuerdas, Claudio Scialabba. Además del propio Steele, el único miembro original, completa la formación actual el batería Damian Baldasso. Consecuentemente este Dust Age fue grabado con los anteriores músicos, por lo que musicalmente debería ser similar a su primer lanzamiento. ¡El 21 de febrero estará disponible, así que os contaremos qué nos ha parecido en estas líneas!
Empieza la travesía con la homónima Dust Age, con un ritmo frenético. Ya de primeras notamos una evidente mejoría en la producción, si bien creo que pierde parte del encanto cavernario de su anterior disco. Sensacional trabajo del dúo guitarrero. Con un riff la mar de pegadizo inicia el medio tiempo épico Queen of the Last Light. De lo mejorcito del disco, con esos cambios de claros matices progresivos.
Sin levantar el pie del acelerador llega el primer de los sencillos promocionales: Those Who Sold the World. Llegados al ecuador del tema es interesante ese interludio más calmado, para luego recuperar revoluciones. Tony y Fury se compenetran a la perfección en las guitarras, encadenando secuencias de solos a diestro y siniestro. Reign of Severance se presenta con una atmosfera atemporal, innegable asimismo en el resto de composiciones. La enérgica percusión de Damian actúa como la brújula perfecta para este navío, junto a la base rítmica del bajo de Claudio.
La cara B del elepé da comienzo con el segundo de los adelantos: City of a Thousand Blades, con una percusión épica que parece el fragor de la batalla inminente. Medio tiempo elegante marca de la casa. Le sigue The Exiled, donde aumentan ligeramente las revoluciones, con un riff eléctrico. Interesante ese cambio de ritmo, ya avanzada la composición.
The Foul Mighty Temple of Men inicia completamente desatada en la batería. Me gusta ese protagonismo para las cuatro cuerdas más adelante, junto al sintetizador, para desembocar en un solo de guitarra hipnótico, que termina en fade out. Los italianos deciden poner punto final con It Holds. El inicio es precioso, con esa guitarra acústica y el teclado onírico. A Tony cada vez se le nota con más confianza en su voz, incluso en estos tramos tan melódicos, por no hablar de cuando es necesario rasgar. Esta power ballad recupera la habitual cadencia épica conforme se va desarrollando.
Desde luego que estamos delante de una grabación con mucho talento, si bien no sabría decir si llega a ser tan memorable como The Knightlore. Aunque acabe de empezar el año, seguramente estará en mi top anual de mejores discos. ¡Me muero de ganas de ver estas canciones en directo!
High Roller Records (2025)
Puntuación: 8,5/10.