CRÍTICA: GALLOWER – Vengeance & Wrath

Nos encontramos ante el segundo trabajo de esta banda polaca, un trío compuesto por TZAR en las voces y el bajo, Nocturnieter a la guitarra y Speedfire en la batería. Su sonido es un black/thrash primitivo con una estética underground y old school, plasmado en nueve temas que arrancan con «Aftermath/Protector’s Militia» y «Demonic Ascent». Esta introducción, seguida de dos cortes frenéticos, despliega un black metal electrificado con un vendaval de riffs infernales, acompañado por una voz amenazante, lacerante y agónica. Las canciones, aunque estructuralmente lineales, incorporan pasajes melódicos, largos punteos y solos malévolos que, pese a cierta armonía, mantienen una esencia oscura y desgarradora.
A continuación, «The Revelation» y «Vengeance & Wrath» conservan la misma furia y atmósfera sombría del inicio, con leves pinceladas de doom apenas perceptibles. La voz sigue siendo desgarrada y cruda, aunque más áspera, mientras que los solos destacan por su precisión extrema y su marcada influencia old school. En cambio, «Relentless Retaliation» y «The Dead Despise the Living» muestran una base más cercana al thrash, manteniendo una velocidad aceptable, pero con riffs más espaciados y una voz que enfatiza cada palabra con una cadencia casi ceremonial. A nivel ambiental, el sonido es deliberadamente sucio y denso, generando una sensación macabra y opresiva. El clímax llega con solos ultrarrápidos y caóticos, ejecutados con precisión quirúrgica.
«Bubonic Breath» y «Prophecy of the Seven» nos transportan de vuelta a ese black metal primigenio, pútrido y malévolo, con una velocidad endiablada y una voz salida de ultratumba. Los solos mantienen una esencia oscura y armónica, evocando los clásicos de la escena más primitiva de los 80. Por otro lado, «March of the Carmine Cloaks» adopta un enfoque más cercano al doom, con riffs marcados que avanzan paso a paso, pero envueltos en una densidad sonora opresiva que refuerza la ambientación maligna. La voz adquiere un matiz más narrativo y descarnado, mientras que los solos alcanzan velocidades vertiginosas antes de desembocar en un final thrash caótico y demoledor.
En definitiva, un álbum que remite a los viejos tiempos de Venom, Possessed o Bathory, con ese metal rápido, vicioso y sin concesiones, lleno de actitud brutal y sin complejos.
Dying Victims Productions (2025)
Puntuación: 7/10