Nos encontramos ante la reedición de lo que fue el segundo trabajo de esta banda americana que salió en 1991. Un disco de culto a día de hoy, con esos aires primitivos y oscuros bajo una portada que es el cuadro de Goya llamado “Saturno devorando a su hijo”. Un álbum que contiene temas como “Brother Blue Steel” o “Back to Zero” donde, desde el principio, podemos notar esa influencia BLACK SABBATH en los riffs, acompañados por punteos del Rock oscuro clásico de los 60 y 70. El sonido es duro como una piedra y, aunque vocalmente tiene un sonido más limpio, la tonalidad oscura y ceremoniosa es palpable. En cuestión de solos la cosa se acelera más dentro de unos cambios también más veloces, aunque siempre volviendo al sonido principal tan proto-metálico.

Le siguen otros como “No Blame”, “Bardo” y “Jaded”. Son cortes sucios, más dentro de los matices rockeros en “Bardo” o “No Blame” (este rozando el Punk Rock garajero) y más proto-Metal y oscuros en “Jaded”. Tienen unos riffs primitivos que recuerdan a los primeros trabajos y producciones de MAILLA ROAD, más unos solos incendiario. Vocalmente es mucho más agresiva, con unos matices más heavies. En cambio con “Hiding Mask”, “No Mas” y “Kachina” baja el pistón. El último una canción a medio tiempo con riff-pausa-riff siempre sonando con fuerza y dureza. Aquí la voz adquiere un tono más oscuro a la vez que épico, con mucha narrativa. Y, pese a ser una pista bastante lineal, ay algunos cambios donde los pasajes son más envolventes, creando esa atmósfera oscura. Lo mismo ocurre con “Endless Circles”, que también parte como un medio tiempo, pero aquí es más notorio el sentimiento Doom, en un título cargado de riffs escuela BLACK SABBATH ralentizados y repetidos con un acompañamiento vocal épico oscuro, pero que de vez en cuando se desgarra. Más unos solos llenos de emoción, dando un ambiente de romanticismo oscuro. En cambio, “Lunar Womb”, que es el tema más largo, se divide en dos partes; una con un sentimiento Doom instrumental hasta la mitad para seguir luego con una aceleración controlada de riffs más duros y tonos más metálicos, con una voz de tonalidades muy de los 70. Por otro lado, en “Spew” tenemos una pista instrumental muy elaborada, a veces caótica y densa, contrastando con momentos más progresivos en los cambios y sonidos, dentro de una amalgama de oscuridad y Metal que van apareciendo y desapareciendo a lo largo del tema. Y acabamos con “Embryo”, una paranoia de dos minutos con ritmos oscuros que acaban diluyéndose en pasajes con efectos terroríficos.

En definitiva, un disco lleno de sonidos crudos, duros, primitivos. Con mucho proto-metal y con temas realmente cortos y contundentes.

High Roller Records (2021)

Puntuación: 8/10

Paco Gómez

paco@queensofsteel.com

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