Heritage Tour – Sala Apolo 22/11/2011

0

OPETH arrasan cada vez que se dejan cear por nuestro país. Sold out en Madrid a pesar de que coincidiera con el concierto de Amorphis, un gran nuevo disco como es «Heritage» y teloneados por PAIN OF SALVATION… Sin duda, esta vez tampoco había excusa para dejarlos escapar, aunque cruzando los dedos para que en Barcelona no sucediera algo parecido a lo acontecido en Madrid, especialmente por el gran aliciente que era poder disfrutar por primera vez de un directo de los compatriotas de los cabezas de cartel, PAIN OF SALVATION.

Afortunadamente, y viendo la cola que se formó alrededor de la sala incluso horas antes de la apertura de apuertas, se agradeció enormemente el hecho de que finalmente se permitiera el acceso a la sal a antes de lo estipulado, De hecho, 10 minutos después de abrir las puertas la Sala Apolo ya se encontraba habitada por un gran numero de asistentes, y a medida que iba avanzando el tiempo la sala se iría encontrando prácticamente llena. Debido a la temprana apertura de puertas, PAIN OF SALVATION también comenzaron antes de lo previsto su actuación, pero en esta ocasión no pareció suponer ningún inconveniente viendo la densidad de flujo que había dentro de la sala desde el primer momento.

Alrededor de las 20:00, salieron al escenario los suecos PAIN OF SALVATION. Horas antes de su actuación tuvimos la oportunidad de charlar con Léo Margarit y nos adelantó que iban a dar un concierto de 40 minutos con un repertorio centrado, obviamente, en su último «Road Salt 2» pero, al mismo tiempo, querían convencer a un público poco familiarizado con ellos y, según el propio batería, los seguidores de OPETH aceptarían mejor el material antiguo de PoS. De todas formas, se centraron especialmente en el mencionado último compacto. De hecho, comenzaron su concierto con «Softly she Cries», de «RSII», empezando con esos abrasadores riffs de guitarra que suenan tan Stoner y que nos furon calentando a todos los motores, añadiendo también esa dosis justa de sonido setentero que despreden desde hace algún tiempo, o desde que lanzaron esta segunda parte de «Road Salt». Apuesto que el cuidado estribillo, con esos grandes coros, se quedaron en la mente de muchos que aquella noche conocieron un poco más a PoS. Sin duda, una forma excelente de dar el pistoletazo de salida a una muy buena actuación. Quizás alguna gente pensará que cortes como este no representan lo que es realmente la actitud de PoS pero, sin lugar a dudas, es una muy buena forma de cautivar al público que esté menos familiarizado con ellos. Prosiguieron con «Ashes» un tema, como el propio nombre indica, mucho más oscuro y con el que mostraron su lado más
lento. Un corte con el que dieron un vistazo al pasado, pero con «Conditioned», «1979» y «To the Shoreline» volvieron al presente y a su obra de más reciente creación. Con estos cortes volvieron a descargar ese enfoque más directo, orgánico y honesto que han adquirido, menos progresivo y, sobretodo, con un sonido muy de los 70. Especialmente con «Conditioned» pudimos disfrutar de la parte más dinámica y rápida de PoS, con esos riffs tan AC/DC, este corte contrastando con la melancólica «1979» y, a su vez, con la más Blues «To the Shoreline», y con un estribillo y coros casi épicos. Tras estas tres novedades se adentraron en su «BE» para ofrecernos la densa «Diffidentia», la cual dio paso a «Linoleum» (¡finalmente algo de «RSI»!), la cual mezcla lo mejor de la primera faceta de PAIN OF SALVATION y también de la actual, mezclando ese sonido rockero tan honesto y con aroma de los 70 con los toques progresivos que siempre han caracterizado a la banda sueca, sin dejar de lado los grandes estribillos. Pusieron punto y final con otro corte de esta última etapa, más concretamente perteneciente a la primera parte de «Road Salt», con «No Way».

En todo momento la banda se mostró más que excelente sobre las tablas, una ejecución y sonido impecable en todo momento, con un Daniel
Gildenlöw dinámico, un Johan tan movido como siempre y derrochando carisma y un Léo Margarit al que no se le borraba la sonrisa de su rostro. Mencionado ésto, como ya sabréis fue un concierto especial para los asistentes, puesto que será la última vez que veamos a Johan con la banda después de 13 años.

Sin duda, se echó de menos algún paseo por sus tres primeras obras, pero parece ser que PAIN OF SALVATION se encuentran actualmente en una nueva época y, sinceramente, un repertorio centrado en ella es una gran forma de conseguir nuevos oyentes (aunque quizás no tanto tratándose de una audiencia que iba a presenciar un concierto de Rock progresivo), con esa garra y esa fuerza que desprenden y yo, personalmente, no podría haber quedado más satisfecha. De todas formas, con una trayectoria tan larga y variada es imposible no dejarse canciones en el tintero dentro de un repertorio de 40 minutos, aún así lograron coger un poco de todo y plasmar en directo la personalidad dinámica de PoS. Además, en febrero los tendremos de nuevo por aquí, y por primera vez, como cabezas de cartel, así que sus seguidores creo que podemos esperar un buen repaso a su gran trayectoria después de una actuación que nos dejó un gran sabor de boca y que se hizo especialmente breve… Demasiado breve.

 

Llegaba la hora de los cabezas de cartel. OPETH. Otra banda que ha pasado por una notoria evolución, un combo que ha pasado de practicar, llamémosle Metal extremo progresivo, a ser una formación de puro Rock progresivo. Por lo visto, ya se sabía que los de Akerfeldt venían sin guturales y, prácticamente, sin Metal, sin absolutomente nada de Death, pero la que suscribe no tenía ni idea. Así que, a pesar de ser una seguidora de sus primeras obras y no ser habitual degustadora del Rock progresivo con todas las de la ley, me planté de nuevo en un concierto de aquellos que me han marcado tanto con grandes títulos como «Blackwater Park», «Deliverance» o su primer «Orchid».

Comenzaron, como no, con dos canciones de su nuevo disco, «The Devil’s Orchard» y «I Feel the Dark» (durante la que Fredrik Akesson tocó una guitarra española). El público recibió a la banda (que, por cierto, venía con el teclista Joakim Svalberg por primera vez) con una calurosa ovación pero, desafortunadamente, los dos primeros cortes que descargaron ante el público barcelonés no se recibieron de forma tan cálida. De todas formas siguieron una actuación que sería impecable con «Face of Melinda», de su soberbio «Still Life». Con una joya de esa magnitud realmente lograron despertar por completo al numeroso público, la cual fue enormemente aplaudida y coreada. Exactamente lo mismo sucedió con la pista que le sucedió, «Porcelain Heart». Tras estas dos grandes perlas de la discografía de OPETH nos ofrecieron algo que, realmente, no me esperaba, «Nepenthe». Como ya sabéis, un

tema mucho más lento, experimental y con influencia Jazz. Si habían logrado levantar a todo el público de la sala Apolo con los dos temas anteriores, creo que «Nepenthe» causó el efecto contrario. Y es que, si para muchos que no sabían que en aquel concierto (y parece ser que en todos a partir de ahora) iban a dejar de lado su pasado más extremo, aquel iba a ser un bolo soporífero, «Nepenthe» no añade otra tonalidad a la cosa, y es que pudo resultar una canción realmente tediosa. Siguieron por un camino similar con «The Throat of Winter» (con la cual comenzaron un breve set acústico), pero pusieron otra nota de color con «Credence» a pesar de que siguieran con ese set acústico, el cual terminaron con «Closure», con ese sonido frágil, bello, cautivador y cálido y frío a partes iguales. Prosiguieron con «Slither», el corte que realmente marcó la diferencia dentro
del setlist de aquella noche. Un corte con las guitarras eléctricas como indudables protagonistas y un sonido 100% de rockero, de principio a fin. Una canción que, por cierto, la dedicaron a la memoria de Ronnie James Dio. De hecho, durante su presentación Mikael Akerfeldt volvió a bromear con el público, como es costumbre en él, igual que cuando se presentó como «Miguelito». Lo cierto es que ya se conoce el carisma y sentido del humor de Mikael sobre las tablas, pero en esta ocasión los chistes y bromas fueron casi excesivos. De todas formas, se agradece la buena química con el público, que no supone inconveniente alguno para su enorme ejecución sobre el
escenario, y volvieron a dejarlo claro con «A Fair Judgement», una de las canciones más aclamadas de toda la noche. «Hex Omega» también recibió una respuesta abrumadura, y fue precisamente esa la que acompañó a la banda a fuera del escenario hasta que regreasaron para regalarnos un bis, no sin antes Mikael despedirse del público barcelonés con unas emotivas palabras. De hecho, todavía puedo recordar algo como «nosotros solo os ofrecemos música, y es muy bonito que lo aceptéis». Así que nos regalaron un último «Folklore» y todos nosotros lo aceptamos y recibimos con los brazos abiertos, lo cierto es que no podríamos hacer otra cosa tras tal clase magistral de cómo hacer buena música.

Quizás algunos no quedaran satisfechos con el setlist (de hecho, me incluyo, quizás nunca he seguido muy amiga del estilo que ahora practican OPETH), quizás algunos asistentes echaran de menos más velocidad, más potencia, brutalidad, guturales, más guitarras electrícas y más distorsión… Pero, gustos aparte y los altibajos que hubo en el repertorio (pasar de canciones que logran encnalidar a toda la audiencia de otras que la hacen sumirse en un profundo sueño), OPETH volvieron a ser una banda compacta y brillante sobre el escenario.

Tania Giménez

tania@queensofsteel.com

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Highslide for Wordpress Plugin