uando pensamos en festivales, a todos más o menos nos suele venir la misma imagen: montaña o playa, un montón de gente que va y viene de escenario en escenario en un espacio más o menos reducido y mucha suciedad por el suelo. El Wave Gotik Treffen (WGT, para abreviar) que se celebra en Leipzig siempre para la Segunda Pascua y que este año cumplía su decimonovena edición, se aleja tanto de esta idea que es considerado un festival casi único en su especie. Leipzig se rinde ante los góticos de todo tipo que desde hace tantos años inundan sus calles una vez al año, las tiendas se visten de gala, las tiendas de lencería sacan los corsés al escaparate e incluso las heladerías hacen helado Gotik que sabe a After Eight (mezcla de menta y chocolate) y algunas pastelerías ofrecen pasteles en forma de ataud o con murciélagos. Toda la ciudad se vuelca en este festival ya mítico. No solo se trata de la música, sino del ambiente que se respira. " />

Wave Gotik Treffen 2010 (día 1)

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Cuando pensamos en festivales, a todos más o menos nos suele venir la misma imagen: montaña o playa, un montón de gente que va y viene de escenario en escenario en un espacio más o menos reducido y mucha suciedad por el suelo. El Wave Gotik Treffen (WGT, para abreviar) que se celebra en Leipzig siempre para la Segunda Pascua y que este año cumplía su decimonovena edición, se aleja tanto de esta idea que es considerado un festival casi único en su especie. Leipzig se rinde ante los góticos de todo tipo que desde hace tantos años inundan sus calles una vez al año, las tiendas se visten de gala, las tiendas de lencería sacan los corsés al escaparate e incluso las heladerías hacen helado Gotik que sabe a After Eight (mezcla de menta y chocolate) y algunas pastelerías ofrecen pasteles en forma de ataud o con murciélagos. Toda la ciudad se vuelca en este festival ya mítico. No solo se trata de la música, sino del ambiente que se respira.

Cuando pensamos en festivales, a todos más o menos nos suele venir la misma imagen: montaña o playa, un montón de gente que va y viene de escenario en escenario en un espacio más o menos reducido y mucha suciedad por el suelo. El Wave Gotik Treffen (WGT, para abreviar) que se celebra en Leipzig siempre para la Segunda Pascua y que este año cumplía su decimonovena edición, se aleja tanto de esta idea que es considerado un festival casi único en su especie. Leipzig se rinde ante los góticos de todo tipo que desde hace tantos años inundan sus calles una vez al año, las tiendas se visten de gala, las tiendas de lencería sacan los corsés al escaparate e incluso las heladerías hacen helado Gotik que sabe a After Eight (mezcla de menta y chocolate) y algunas pastelerías ofrecen pasteles en forma de ataud o con murciélagos. Toda la ciudad se vuelca en este festival ya mítico. No solo se trata de la música, sino del ambiente que se respira.

Por 80 módicos euros de entrada se disfruta de más de 190 grupos (desde el gothic metal de Crematory a la electrónica oscura más experimental de The Klinik), los transportes son gratuitos y se pueden entrar a todos los

eventos y discotecas que están abiertos y ofrecen una programación especial. Tienes la opción de acampar en el Agra, el corazón del festival donde hay un escenario, una discoteca, zona de comidas, el mercadillo, una discoteca y un par de bares, o buscar alojamiento en la ciudad, algo harto complicado a veces ya que los asiduos acostumbran a reservar de un año para otro.

La noche anterior al inicio del festival, en este caso, la del 20 de junio, siempre hay cosas que hacer: se programan fiestas especiales en todos los locales nocturnos de la ciudad para dar la bienvenida a los recién llegados, y nosotros visitamos el Villa, una discoteca llena de recovecos y con muchos pasillos que pone un poco nervioso si eres algo claustrofóbico. En una de las salas, varios Djs invitados nos deleitaron con electrónica muy similar a la que se pincha en Barcelona, y en la de al lado, EBM de todos los estilos, combinado con los primeros conciertos del mismo estilo musical. La sala para fumadores ofrecía una selección musical bastante más variada de electropop y synthpop para todos los gustos.

Lo curioso es que todo el cansancio acumulado del día no evita que la primera noche se alargue hasta altas horas de la madrugada.

21.06.2010 Primer día de festival
La primera mañana es siempre para ubicarse un poco. Por mucho que hayas visitado el festival en varias ocasiones, nunca va mal pasear y ubicar las cosas un poco. El mercadillo abre a mediodía y siempre se hace una primera visita para ver los stands que hay ese año. Los hay que cada año, desde hace tiempo, tienen su espacio, como la discográfica OutofLine, el sello más importante del género, o Bibian Blue, diseñadora barcelonesa que hace ya unos 8 años que tiene su lugar en el festival. Marcas de ropa como Cyberdog también están presentes.
Y después de comer, los primeros conciertos.
Zeromancer son un grupo medio noruego medio estadounidense (curiosa combinación) que mezcla algo de metal con electrónica y la voz desgarrada del cantante hace que se te pongan los pelos como escarpias. Lo dan todo en el escenario, son potentes y transmiten una energía tal que dejan con muy buen sabor de boca. Dieron un repaso a parte de su repertorio ofreciendo un directo agradable y que dejó al público muy satifecho.

En cuanto a Kirlian Camera, debo decir que no las tenía todas conmigo porque no había escuchado demasiado material y lo poco que escuché no me motivaba demasiado, pero el directo es otra cosa. La voz de la italiana Simona Buja es un torrente de energía, y deja boquiabierto. Tal como se oye en el CD, así se oye en directo también, es impresionante. K-Pax, uno de sus temas más reconocidos, consiguió que el público llegara al éxtasis total. Es un muy buen grupo de directo, para aquellos a los que les guste la electrónica más ambiental.

Y después de los conciertos, llega la noche. Y con ella, las ganas de salir a ver que hay por ahí. En este caso, me decanté por visitar el Moritzbastei, la discoteca más grande de la ciudad, que cuenta incluso con un buffet en mitad de la sala en el que, a cualquier hora de la noche, te puedes comer un plato de macarrones bolognesa, o un sándwich. A la entrada del recinto también cuentan con unas parrillas en las que, durante toda la noche, se cocinan bratswurts y filetes. Es la grandeza de las discotecas alemanas, prácticamente todas ellas cuentan con una zona de restauración abierta toda la noche. Pero vamos a la sesión: electrónica de la más dura de la mano de Dj Charon Dark (entre otros, pero su sesión fue a la que asistí), creadora de uno de los recopilatorios más importantes (y, porque no decirlo, más animales en cuanto a BPMs se refiere): los Störfrequenz. Eso si, nos quedamos muy flipados cuando, de repente, empezó a sonar Bad Romance de Lady Gaga, que provocó una impresionante vacío en la pista. Fue el momento para reubicarse mientras hacíamos un poco el tonto por la sala.

Núria Martí

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